El santo padre Francisco ha asegurado esta mañana en la homilía de Santa Marta que un buen sacerdote sabe “conmoverse” e “implicarse en la vida de la gente”. Y es que Dios “nos perdona como padre, no con un empleado de un tribunal”.
De este modo ha recordado que “Dios tiene compasión para cada uno de nosotros, tiene compasión de la humanidad y mandó a su Hijo para sanarla, para regenerarla”, para “renovarla”.
Además, ha indicado que “es interesante que en la parábola que todos conocemos del hijo pródigo, se dice que cuando el padre –que es una figura de Dios que perdona– ve llegar a su hijo tuvo compasión. La compasión de Dios no es tener piedad: no tiene nada que ver una cosa con la otra”.
El Pontífice ha explicado que uno puede “tener piedad de un perro que se está muriendo”, pero la compasión es otra cosa”. Es, ha indicado, “ponerse en el problema, ponerse en la situación del otro, con el corazón de Padre”. Y por eso “ha mandado a su Hijo”.
Por otro lado, el Santo Padre ha explicado que Jesús curaba a la gente pero no era un curandero. “Curaba a la gente como signo, como signo de la compasión de Dios, para salvarla para poner en su sitio del recinto a la oveja perdida, el dinero perdido de esa señora en la cartera”, ha añadido. Y así, Francisco ha observado que cuando Dios perdona, perdona como Padre y no como un empleado del tribunal, que lee una sentencia y dice ‘absuelto por insuficiencia de pruebas’. “Nos perdona desde dentro. Perdona porque se ha puesto en el corazón de esta persona”, ha afirmado.
Tal y como ha explicado en su homilía, Jesús fue enviado para “llevar la buena noticia, para liberar a quien se siente oprimido”. Jesús “fue enviado por el Padre para meterse en cada uno de nosotros, liberándonos de nuestros pecados, de nuestros males y para llevarlos”.
El Papa ha asegurado que ésto es lo que hace un sacerdote: “conmoverse, comprometerse en la vida de la gente, porque un cura es un sacerdote, como Jesús es sacerdote”. A propósito ha advertido cuántas veces “criticamos a esos sacerdotes, a los que no les interesa lo que sucede en su congregación, que no se preocupan. No, ¡no es un buen sacerdote! Un buen sacerdote es el que se implica”. Un buen sacerdote, ha añadido, es el que se implica en “todos los problemas humanos”.
Finalmente, ha dedicado unas palabras por el servicio ofrecido a la Iglesia por el cardenal Javier Lozano Barragán, presente en la misa, con ocasión de la celebración de sus 60 años de sacerdocio. El papa Francisco ha recordado con gratitud su compromiso en el dicasterio de los Trabajadores Sanitarios, “en el servicio de la Iglesia que presta a los enfermos”. Y así, ha invitado a los presentes a dar gracias a Dios «por estos 60 años de sacerdocio”.
(Traducido y adaptado por ZENIT)