El arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal Ricardo Ezzati, en su homilía este domingo en el cementerio de Til Til, al norte de la capital, indicó que “el Papa Francisco no vendrá a Chile el 2016 debido a las actividades del año de la misericordia y la confirmación de viaje a México y probablemente a Colombia». Agregó también que el Santo Padre le manifestó sus ganas de venir el 2017”.
Además, el purpurado transmitió la bendición del papa Francisco a todos los católicos, tras haberse reunido con él en Roma durante el Sínodo de la Familia. Al respecto, el arzobispo de Santiago comentó parte de los temas que fueron abordados en el Sínodo de la Familia. Uno en particular fue la situación de los divorciados vueltos a casar. De este modo, el cardenal dijo: “No hay un principio general sino que hay que analizar situación por situación y cómo Iglesia debemos estar muy cerca de todas estas circunstancias, discernir con los ojos de la misericordia e integrar”.
Por otro lado y haciendo referencia a la liturgia del día, el cardenal indicó en su homilía que “la Santidad no es un esfuerzo humano, es un don del amor del Padre sembrado en nuestro corazones, es la vida de Jesús injertada en nuestra vida humana. La gente de Til Til sabe lo que significa injertar para que ese árbol pueda producir muchos frutos”, agregó.
También indicó que “somos como un árbol viejo marcado por el pecado, por el egoísmo, pero eso no es lo importante, lo verdaderamente trascendental de nuestra vida es que Dios quiere habitar en nuestro corazón, es Dios quien nos hace justos”.
“Los Santos son miles y han vivido siempre el amor del Señor, siendo también humildes pecadores –invocando la misericordia– pero que se han esforzado en vivir el don de la amistad con Dios”, aseguró el cardenal Ezzati.
Finalmente, hizo referencia a lo valioso que es para la Iglesia Católica celebrar a aquellos que duermen el sueño de la paz esperando la resurrección: “Lo que nos acompaña en esta vida es nuestra bondad, nuestra capacidad de perdonar y de ser solidarios, eso sí que es la riqueza que nos acompañará cuando nos presentemos ante el tribunal de Dios”. Y añadió: “La felicidad futura la preparamos mientras vivimos, no vivamos en la discordia”.