¿Qué implica ser papá en la era digital? La respuesta supone mucho más que una mera reflexión superficial pues entre los así llamados «nativos digitales» se encuentra la generación de los «milennials», es decir, aquellos que nacieron entre 1980 y el año 2000, muchos de los cuales ya comienzan a tener o tienen sus primeros hijos.
Son precisamente los «milennials» los que ocupan la portada de la revista TIME de octubre de 2015 con un artículo cuyo título es poco menos que sugerente: «Ayuda, mis papás son milennials».
El artículo comienza evidenciando los nuevos hábitos alimenticios de esta nueva generación de papás (veganos o vegetarianos) y describiendo su característica más propia: son personas que crecieron con smartphones y conectados a las redes sociales: su vida está documentada con fotografías en Instagram, pensamientos en blogs y comentarios en Facebook.
Ese modo de pensar «digital» en el que la autoridad la determina la popularidad medible en «likes» o número de «followers» pasa después también al ámbito familiar: los hijos pueden ir a donde quieran pues el hogar es una mini democracia o, lo que es lo mismo, una «autoridad consensuada». La permisividad es casi, casi, una ley de relaciones intrafamiliares.
TIME refiere que, al 2015, los milennials son unos 22 millones tan sólo en los Estados Unidos, con una tasa de 9,000 recién nacidos cada día. Al menos el 90% de esos 22 millones es usuario de redes sociales. Según investigaciones de eMarketer sólo el 76% de la «X generation» y 59% de la «baby boomer generation» usa redes sociales. Eso supone que las «milennials family» son familias que viven en la web: las invitaciones a cumpleaños las reciben por Pinterest y las fotos de las fiestas terminan en Instagram o Snapchat. La convivencia familiar equivale entonces a tomarse fotos y subirlas a las redes sociales. TIME habla de que las redes sociales son escaparates de alegría mediante la exhibición que los padres hacen de sus hijos.
Una encuesta realizada por Survey Monkey revelaba que al menos el 46% de los papás milennials ha publicado fotos de sus hijos incluso cuando estos apenas se encontraba en el vientre materno o antes de que su hijo cumpliera un año de edad. Según la misma encuesta, a algunos papás les anima ver a otros papás milennials cuidando de sus hijos. «La mayoría de los padres juega, consciente o inconscientemente, con el costo-beneficio de estar en las redes sociales», dice Sarita Schoenebeck, profesora en la Universidad de Michigan, quien realizó un estudio sobre el uso de Facebook por parte de mamás milennials. Entre sus conclusiones se encuentre el hecho de que para la mayoría de las personas los beneficios de estar en los medios de comunicación son mayores que las eventuales críticas en el campo de la educación de los hijos.
Para muchos papás milennials el modo de solucionar problemas acerca de su menester como padres son precisamente las redes sociales: sus amigos son los «expertos» y las mamás que no saben qué hacer con sus bebés se refugian en los consejos obtenidos mediante los grupos de Facebook o Whatsapp. Según TIME, eso sucede hasta con el 58% de los papás milennials. Es evidente que no hacen lo que sus padres hicieron con ellos: preguntar a verdaderos especialistas.
Pero no es sólo en ese campo en el que se nota la ruptura de la generación de papás milennials y generaciones anteriores: en la mayoría de los casos los milennials ya no envían a sus hijos a clases de tenis, piano o arte. La firma Future Cast publicó en 2013 un informe sobre hábitos y actitudes de milennials: un 61% de ellos dijo que los niños necesitan jugar de una manera no estructurada. Eso en términos prácticos queda reflejado en algo tan simple como que las decisiones sobre lo que hacen o no los hijos ya no vienen de los padres sino de encuestas que los padres hacen a sus hijos. TIME sugiere que detrás de eso se puede advertir un marcado individualismo y la idea de competitividad como uno de los valores más altos bajo el eslogan «sé tú mismo».
Es verdad que también los papás milennials reconocen que hay que hacer malabares para tener la atención de los niños de hoy. Pero al menos tienen la intención de probar pues los milennials son de mente abierta y personas que buscan la empatía; suelen ser excesivamente optimistas, creen en el progreso y, sobre todo, confían en Google. De hecho junto a las redes sociales su principal consejero es el famoso motor de búsqueda.¡
Resulta pues, evidente, que las familias digitales son familias conectadas y comunicadas pero, ¿la calidad de las relaciones y la facilidad de las conexiones no están alterando el modo como las relaciones familiares son vividas y experimentadas? La respuesta a esta interrogante de no poco valor se podrá advertir mejor en los próximos años.