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Trinitarian international solidarity

Siria: la guerra es por el gas, combaten nativos pero los intereses son externos

Entrevista al sacerdote Trinitario, Antonio Aurélio Fernández. Cuenta particulares sobre el conflicto. Los jóvenes y la población local son las víctimas, y el ISIS cosecha

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En Alepo hay en curso una guerra por el gas. Combaten personas locales, pero detrás de ellos hay potencias occidentales. Urge detener la guerra, los jóvenes son los que más sufren y el ISIS quien cosecha. No es justo hacer emigrar a esta gente obligándola a dejar sus raíces y su tierra. 

Los Trinitarios siguiendo su carisma y vocación están dando apoyo a la población local. El padre Antonio Aurélio Fernández, presidente de Solidaridad Internacional Trinitaria y miembro del Observatorio de la Cautividad, Línea de Trabajo “Cristianos Perseguidos”, explica a ZENIT algunos particulares poco conocidos de la guerra en Siria.

¿Cuál es vuestro trabajo en Oriente Medio y la relación con la vocación de los Trinitarios?  
— Padre Antonio Aurelio: Los trinitarios nacimos en 1198 con una misión y carisma específico: Dar gloria a la Trinidad y la liberación a los cautivos. En este contexto histórico, las guerras y las invasiones musulmanas eran constantes en el sur de Europa. San Juan de Mata, fundó la Orden para liberar a los cristianos que se encontraban en las mazmorras musulmanas y que tenían peligro de perder su fe en Cristo a causa de la situación que estaban viviendo.
Hoy en día, la Familia Trinitaria se encuentra presente no sólo en Oriente Medio, sino también en otros países donde existe persecución por la fe en Cristo y la fidelidad a su mensaje. Nos encontramos presentes en Oriente Medio, India y China. Además desarrollamos proyecto para ayuda a cristianos perseguidos en países como Sudán, Egipto, Paquistán, etc.
Nuestro trabajo en estos lugares es fundamentalmente acompañar a las comunidades que se encuentran en situaciones de persecución. Ello lo hacemos a través de los sacramentos y de las ayudas en recursos básicos para todas las familias que carecen de medios y son excluidas a causa de su fe.

En la ciudad de Alepo, ¿qué está sucediendo?
— Padre Antonio Aurelio: Alepo se encuentra en medio de varios frentes. Por una parte el gobierno de Bashar al-Asad, por otro el frente de los rebeldes y por otro el frente del Daesh o autoproclamando Estado Islámico. Siria tiene un tercio de las reservas petrolíferas del mundo. Pero también es un gran productor de gas que puede ser exportado a Europa y otros lugares. Actualmente no se pueden sacar estos recursos por la parte de Siria, sino que se están sacando por el canal de Suez, es decir aumentando los kilómetros de trasporte y las tasas e impuestos que ponen los países por donde pasa el petróleo y el gas. Es decir, Siria tiene fácil salida al mar para exportar estos productos. No hay que olvidar que hasta hace poco, Rusia había entrado en disputa con Europa a causa del gas que exporta y que obligó a países europeos a aceptar las condiciones impuestas por el Kremlin. Rusia tiene la llave para abrir y cerrar el gas en Europa.
La conducción de ese gas se podría hacer a través de Siria. Pero ¿a quién le correspondería el derecho de distribuirlo, es decir, de abrir o cerrar el grifo? Entramos por fin a comprender que la guerra en Siria es realmente una guerra entre Rusia y USA-Europa (una “actualización” de la guerra fría). Rusia está apoyada por Siria, Iran y China. En cambio la oposición del Al Asad está apoyada por Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Israel y Arabia Saudí. De ahí la continua impresión que tienen los habitantes de Oriente Medio de que realmente son invasiones occidentales, porque aunque son guerras en sus propios países, son otros los que las están programando.
Alepo está en el lugar estratégico de todo esto y, por tanto, al centro de toda lucha y de toda invasión.

¿Qué pasa con los jóvenes y los niños?
— Padre Antonio Aurelio: El continuo bombardeo de esta ciudad, causado por las tres facciones que luchan en ella, hace que los edificios se vean cada vez más deteriorados y destruidos. Los colegios son parte de ese bombardeo. Es muy difícil dar clase, no existen espacios. Además, la falta de dinero para pagar a los profesores, hace que estos deban buscar su propia subsistencia por otros sitios o en otros negocios, por lo que no existe prácticamente escuelas ni instrucción para los niños. Estos, se dedican durante todo el día a deambular y a mendigar. Sin un futuro por el que luchar. Ahí entran los grupos terroristas islámicos, que se presentan ante estos jóvenes como sus salvadores y como los únicos que pueden ofrecer un futuro. Los jóvenes, ante el dinero fácil y el cumplimiento de sus deseos, son captados por los grupos islámicos, especialmente por el Daesh. Nuestro proyecto es financiar todas las escuelas cristianas de Alepo, de forma que los jóvenes se convenzan que son ellos los que tienen que trabajar por el futuro de su país, y hacerlo a través de la formación y la enseñanza. Además, no estarán mendigando ni ofreciendo su vida al terrorismo y a la guerra, sino que se formarán para poder ayudar en el desarrollo de su país.

¿Es posible llevar una vida normal en esta situación?
— Padre Antonio Aurelio: No. En la situación que se vive ahora en Siria, no se puede hablar de vida normal. Lo normal allí es sobrevivir. No existe agua corriente, no hay electricidad. Los alimentos escasean y los que hay han elevado considerablemente su valor. Los hospitales son bombardeados y no quedan medicinas. Los jóvenes son captados para el terrorismo. Las iglesias son derrumbadas y a los cristianos se les persigue. La mortalidad infantil ha crecido el doble. Efectivamente, no se puede llevar una vida normal allí.

¿Qué esperanza tiene la gente allí?
— Padre Antonio Aurelio: La única esperanza por ahora es que se termine la guerra. Si esta situación no termina, no se podrá hacer nada. No se podrán reconstruir los edificios, no se podrá ir a trabajar (porque no hay trabajo), no se podrá tener una vida familiar. No hay esperanza mientras haya guerra. No hay esperanza mientras haya terror. La única esperanza es que desaparezca el terror de sus vidas.

¿Emigrar es la solución?
— Padre Antonio Aurelio: Emigrar no es una solución en ninguno de los casos. Todos hemos nacido en un país concreto, con una cultura concreta. Tenemos el derecho de vivir en ese país y en ese ambiente. Nadie quiere dejar su país, ni su familia, ni su vida. Nadie quiere ir hacia lo desconocido, hacia lo diferente. Pero también es verdad que nadie quiere morir de hambre. Nadie quiere morir por bombas o disparos. Nadie quiere vivir en medio de las ruinas y la desesperación. En definitiva, nadie quiere vivir en guerra. Por ello, se sienten obligados a emigrar. La verdadera solución es parar la guerra y que todos los refugiados puedan volver a sus casas, a sus familias, a su cultura, a su vida. A la vida que ellos han hecho crecer y han desarrollado en su país. Parar la guerra y que puedan encontrarse con sus amigos, con sus núcleos religiosos. Parar la guerra y que descubran de nuevo la esperanza de vivir.

¿Cómo darles esperanza?
— Padre Antonio Aurelio: No olvidando a los que se han quedado allí. No solamente debemos acoger a los refugiados, que necesitan de nosotros. Sino que no debemos olvidar a los que han quedado en estos países de guerra. Ellos continúan estando bajo las bombas. Ellos continúan sufriendo la carencia de agua. Continúan pasando hambre, sin poder encontrar alimentos. Ellos son los más pobres, porque no tienen dinero para pagar a las mafias y salir de sus países en guerra. Ellos siguen muriendo a causa de las bombas o los disparos. Estos son a los que verdaderamente debemos ayudar.<br> Pero también hay personas en Siria e Irak que no han querido dejar su país. Jóvenes cristianos que quieren ser protagonistas de la construcción de sus naciones y que en medio de la guerra han decidido, libremente, quedarse para ayudar y reconstruir su país. Estos también merecen nuestra ayuda y
nuestra oración. Ellos merecen nuestro apoyo y nuestra admiración. Porque ellos serán los constructores de esperanza en medio de la desesperanza.

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Sergio Mora

Buenos Aires, Argentina Estudios de periodismo en el Istituto Superiore di Comunicazione de Roma y examen superior de italiano para extranjeros en el Instituto Dante Alighieri de Roma. Periodista profesional de la Associazione Stampa Estera en Italia, y publicista de la Orden de periodistas de Italia. Fue corresponsal adjunto del diario español El País de 2000 a 2004, colaborador de los programas en español de la BBC y de Radio Vaticano. Fue director del mensual Expreso Latino, realizó 41 programas en Sky con Babel TV. Actualmente además de ser redactor de ZENIT colabora con diversos medios latinoamericanos.

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