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Miércoles 11 de noviembre de 2015

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El Papa pide a las familias que en la mesa se hable y no se use el móvil

En la audiencia de este miércoles, el Santo Padre ha reflexionado sobre la convivialidad, “bellísima virtud que nos enseña a compartir, con alegría, los bienes de la vida”

Miles de fieles han acudido, como cada miércoles, a la plaza de San Pedro para escuchar y saludar al papa Francisco en la audiencia general. Mientras hacía su recorrido por los pasillos de la plaza con el papamóvil, tres niños han sido elegidos para subir con él y acompañarle en el jeep blanco durante algunos minutos. El Santo Padre se detenía a saludar a los fieles, y le acercaban a los bebés para que les diera su bendición. Banderas procedentes de multitud de países ondeaban ante el paso del Pontífice, mientras los peregrinos cantaban el nombre del Papa y le mostraban su cercanía con mensajes de cariño.

Antes de comenzar la lectura del Evangelio, el Santo Padre ha recordado que estos días se reúne en Florencia el Congreso Nacional de la Iglesia italiana –donde él mismo estuvo ayer– y ha pedido rezar un Ave María por este encuentro.

En la catequesis de esta semana, prosiguiendo con el tema de la familia, ha reflexionado sobre la convivialidad. En el resumen que el Papa ha realizado en español ha indicado que “en la vida familiar aprendemos desde chicos la convivialidad, bellísima virtud que nos enseña a compartir, con alegría, los bienes de la vida”. El símbolo más evidente –ha indicado– es la familia reunida entorno a la mesa doméstica, donde se comparte no sólo la comida, sino también los afectos, los acontecimientos alegres y también los tristes. De este modo, el Santo Padre ha explicado que “esta virtud constituye una experiencia fundamental en la vida de cada persona y es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones familiares. Una familia que no come unida o que mientras come lo hace y no dialoga y está mirando la televisión o cada uno con su telefonino, o con su aparatito, es una familia ‘poco familiar’, yo diría es una familia automática”.

Asimismo, ha asegurado que “los cristianos tenemos una especial vocación a la convivialidad. Jesús no desdeñaba comer con sus amigos. Y representaba el Reino de Dios como un banquete alegre”. Fue también en el contexto de una cena –ha observado– donde entregó a los discípulos su testamento espiritual, e instituyó la Eucaristía. Finalmente, ha indicado que “es precisamente en la celebración Eucarística donde la familia, inspirándose en su propia experiencia, se abre a la gracia de una convivialidad universal y a una fraternidad sin fronteras, según el corazón de Cristo, que entrega su Cuerpo y derrama su Sangre por la salvación de todos”.

A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española y a todos los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Por eso ha pedido: “roguemos para que cada familia participando en la Eucaristía, se abra al amor de Dios y del prójimo, especialmente para con quienes carecen de pan y de afecto. Que el próximo Jubileo de la Misericordia nos haga ver la belleza del compartir”.

Tras los saludos en las diversas lenguas, el Santo Padre ha dedicado unas palabras especiales para los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Para los jóvenes ha pedido que el Señor les ayude a ser “promotores de misericordia y reconciliación”. A los enfermos ha deseado que el Señor les “sostenga para no perder la confianza, ni siquiera en los momentos de dura prueba”. Finalmente, a los recién casados ha exhortado a que encuentren en el Evangelio la alegría de acoger cada vida humana, sobre todo la débil e indefensa.

 

 

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 11 de noviembre

El Santo Padre asegura que la convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en familia hay algo que no va bien o alguna herida escondida, en la mesa se entiende todo

Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis del Santo Padre en la audiencia general, que el papa Francisco realizó en la Plaza de San Pedro, ante una fieles y peregrinos venidos desde todas las partes del mundo.

 

«Queridos hermanos y hermanas, buenos días

Hoy reflexionamos sobre una cualidad característica de la vida familiar que se aprende desde los primeros años de vida: la convivialidad, es decir, la actitud de compartir los bienes de la vida y a estar felices de poder hacerlo. Pero compartir, saber compartir es una virtud preciosa. Su símbolo, su “icono”, es la familia reunida en torno a la mesa doméstica. El compartir la comida –y por tanto, además de la comida también los afectos, las historias, los eventos…– es una experiencia fundamental. Cuando hay una fiesta, un cumpleaños, un aniversario, nos reunimos en torno a la mesa. El algunas culturas es costumbre hacerlo también para el luto, para estar cerca de quien vive el dolor por la pérdida de un familiar.

La convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en familia hay algo que no va bien o alguna herida escondida, en la mesa se entiende todo. Una familia que no come casi nunca junta, o en cuya mesa no se habla si no que se ve la televisión, o el smartphone, es una familia “poco familia”. Cuando los hijos en la mesa están pegados al ordenador, al móvil y no se escuchan entre ellos esto no es familia, es una pensión.

El Cristianismo tiene una especial vocación a la convivialidad, todos lo saben. El Señor Jesús enseñaba con gusto en la mesa, y presentaba algunas veces el reino de Dios como un banquete festivo. Jesús escogió la mesa también para entregar a sus discípulos su testamento espiritual, condensado en el gesto memorial de su Sacrificio: donación de su Cuerpo y de su Sangre como alimento y bebida de salvación, que nutren el amor verdadero y duradero.

En esta perspectiva, podemos decir que la familia es “de casa” a la misa, porque a la eucaristía lleva la propia experiencia de convivencia y la abre a la gracia de una convivialidad universal, del amor de Dios por el mundo. Participando en la eucaristía, la familia es purificada de la tentación de cerrarse en sí misma, fortalecida en el amor y en la fidelidad, y ensancha los confines de su propia fraternidad según el corazón de Cristo.

En nuestro tiempo, marcado por tantos cierres y demasiados muros, la convivialidad, generada por la familia y dilatada en la eucaristía, se convierte en una oportunidad crucial. La eucaristía y la familia que se nutren de ella pueden vencer los cierres y construir puentes de acogida y de caridad. Sí, la eucaristía de una Iglesia de familias, capaces de restituir a la comunidad la levadura activa de la convivialidad y de hospitalidad recíproca, es una escuela de inclusión humana que no teme confrontaciones. No existen pequeños, huérfanos, débiles, indefensos, heridos y desilusionados, desesperados y abandonados, que la convivialidad eucarística de las familias no pueda nutrir, restaurar, proteger y hospedar.

La memoria de las virtudes familiares nos ayuda a entender. Nosotros mismos hemos conocido, y todavía conocemos, qué milagros pueden suceder cuando una madre tiene una mirada de atención, servicio y cuidado por los hijos ajenos, además que a los propios. ¡Hasta ayer, bastaba una mamá para todos los niños del patio! Y además sabemos bien qué fuerza adquiere un pueblo cuyos padres están preparados para movilizarse para proteger a sus hijos de todos, porque consideran a los hijos un bien indivisible, que están felices y orgullosos de
proteger.

Hoy, muchos contextos sociales ponen obstáculos a la convivialidad familiar. Es verdad, hoy no es fácil. Debemos encontrar la forma de recuperarla. En la mesa se habla. En la mesa se escucha. Nada silencio. Ese silencio que no es silencio de las monjas. Es el silencio del egoísmo. Cada uno a lo suyo, o a la televisión, o al ordenador y no se habla. Nada de silencio. Recuperar esa convivialidad familiar, aun adaptándola a los tiempos.

La convivialidad parece que se ha convertido en una cosa que se compra y se vende, pero así es otra cosa. Y la nutrición no es siempre el símbolo de un justo compartir de los bienes, capaz de alcanzar a quien no tiene ni pan ni afectos. En los países ricos somos impulsados a gastar en una nutrición excesiva, y luego gastamos de nuevo para remediar el exceso. Y este “negocio” insensato desvía nuestra atención del hambre verdadera, del cuerpo y del alma. Cuando no hay convivialidad hay egoísmo. Cada uno piensa en sí mismo. Es tanto así que la publicidad la ha reducido a un deseo de galletas y dulces. Mientras tanto, muchos hermanos y hermanas se quedan fuera de la mesa. ¡Es una vergüenza!

Miremos el misterio del banquete eucarístico. El Señor entrega su Cuerpo y derrama su Sangre por todos. Realmente no existe división que pueda resistir a este Sacrificio de comunión; solo la actitud de falsedad, de complicidad con el mal puede excluir de ello. Cualquier otra distancia no puede resistir al poder indefenso de este pan partido y de este vino derramado, sacramento del único Cuerpo del Señor. La alianza viva y vital de las familias cristianas, que precede, sostiene y abraza en el dinamismo de su hospitalidad las fatigas y las alegrías cotidianas, coopera con la gracia de la eucaristía, que es capaz de crear comunión siempre nueva con la fuerza que incluye y que salva.

La familia cristiana mostrará precisamente así la amplitud de su verdadero horizonte, que es el horizonte de la Iglesia Madre de todos los hombres, de todos los abandonados y los excluidos, en todos los pueblos. Oremos para que esta convivialidad familiar pueda crecer y madurar en el tiempo de gracia del próximo Jubileo de la Misericordia».

 

 

Francisco destaca la capacidad de perdón del pueblo bosnio

El Papa recibió a la delegación de Bosnia-Herzegovina que organizó su viaje a este país y les anima a seguir trabajando por el diálogo interreligioso

El santo padre Francisco ha recibido esta mañana, antes de la audiencia general, a Dragan Čović, presidente de turno de la presidencia colegial de Bosnia-Herzegovina, junto a los representantes del comité organizador del Estado y de la Iglesia para el viaje pastoral que el Papa realizó a Sarajevo el pasado 6 de junio.                        

El Pontífice ha agradecido a los presentes la visita y les ha asegurado que todavía guarda en su corazón «muchas cosas grandes y bonitas que he aprendido allí”. Y así ha puesto como ejemplo “la capacidad de sufrimiento, porque han sufrido mucho, la capacidad de perdón, o al menos de buscar el perdón, la capacidad de unirse a trabajar juntos, la capacidad de diálogo”. Por eso, el Santo Padre les ha dado de nuevo las gracias “por estos ejemplos que han dado a la humanidad”.

Asimismo les ha pedido que saluden de su parte a «todo el pueblo, a los otros dos presidentes, a las comunidades que tienen otra religión pero se reúnen, hablan y dialogan por el bien del país”. Este es un servicio –ha asegurado– por el bien de vuestra patria. Por eso les ha dado “las gracias de corazón”. Además ha deseado que “puedan hablar entre ellos y ayudar a la patria a ir adelante”.

Ha enviado tambien un saludo especial para los jóvenes de Bosnia. A propósito de ellos, el Papa ha asegurado que se recuerda de las preguntas que le hicieron. “¡Son la promesa de vuestra patria!”, ha exclamado.

Para concluir el encuentro, Francisco ha pedido que recen por él y ha invitado a pedir a Dios “que nos bendiga, bendiga nuestra vida, bendiga nuestra patria, bendiga nuestras familias, bendiga a nuestros hijos y bendiga el futuro de Bosnia-Herzegovina”.

El Santo Padre viajó a Sarajevo el 6 de junio de 2015. Durante esa jornada, por la mañana se reunió con las presidencia de la República y las autoridades locales y celebró la eucaristía en el Estadio Kosevo. Por la tarde tuvo un encuentro con los sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas en la catedral; participó en un encuentro ecuménico e interreligioso y concluyó con los jóvenes en el centro diocesano

El viaje a la capital de Bosnia-Herzegovina, fue su octavo viaje internacional, el undécimo país que visitó como Pontífice, el tercero en Europa. 

 

 

México: los obispos preparan el viaje del Papa

Los lugares posibles: Ciudad de México y el santuario de Guadalupe, Morelia, San Cristóbal de as Casas y Ciudad Juárez, y un evento multitudinario en Ecatepec

Los obispos de México han comenzado este lunes la celebración de su 100º Asamblea Plenaria, que tiene como finalidad “fortalecer los lazos fraternos entre los obispos y buscar caminos de acompañamiento pastoral a nuestros pueblos y comunidades”. La Conferencia Episcopal de México (CEM) se reúne en Asamblea Plenaria dos veces por año: la segunda semana de Pascua y la segunda semana de noviembre.

El tema previsto para esta ocasión eran las elecciones de los nuevos cargos en la CEM, que normalmente se realizan cada tres años. Sin embargo, este tema se va a posponer a raíz del anuncio de la visita del Papa Francisco en febrero próximo.

Por lo tanto, el tema a tratar será la programación de la visita del Papa Francisco a México, su realización y el compromiso de evangelizar que surja en la post-visita de Su Santidad. Así lo ha explicado el arzobispo de Acapulco, monseñor Carlos Garfias Merlos, en una nota publicada en la página web de la CEM.

“Pretendemos que la próxima Visita del Papa a México, sea estimulante y fructífera para nuestra Nación, sobre todo en el tema de la Evangelización y en el compromiso de que impulsemos la Misión Continental y renovemos el compromiso de Construir la paz, ante la realidad de violencia e inseguridad que vivimos en México”, indica el prelado.

Asimismo, precisa que “es importante que podamos contar con su oración para que lo que programemos y decidamos sea en bien de todos nuestros pueblos y contribuya en la solución de los problemas que aquejan a nuestra sociedad”.

Monseñor Carlos Garfias asegura “hay una gran expectativa ante la Visita del Papa. Han surgido infinidad de comentarios positivos entorno a su llegada. Confiamos que la presencia del Papa en México y sus palabras nos den la pauta necesaria para mantenernos firmes en la esperanza y nos fortalecerá en la lucha por construir la paz”.

En lunes, en la Basílica de Guadalupe, los obispos mexicanos pusieron en manos de la Virgen los trabajos de la Asamblea Plenaria y la próxima visita del papa Francisco a este país. Al celebrar la eucaristía el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la CEM, enc
omendó al papa Francisco al cuidado maternal de Santa María de Guadalupe: “El Santo Padre nos ha llenado de alegría y esperanza al anunciarnos que vendrá el próximo año para confirmarnos en la fe, alentarnos en la esperanza, fortalecernos en el amor e impulsarnos a edificar juntos la Iglesia y la nación mexicana”.

A propósito de la Asamblea Plenaria, el purpurado recordó que el espíritu de servicio es el que ha impulsado al Episcopado Mexicano a comprometerse cada vez más en la Misión Continental permanente, “teniendo presente que la tarea evangelizadora exige una promoción integral de cada ser humano”.

Recientemente visitó México Alberto Gasbarri, responsable de los viajes pontificios, para conocer la propuesta de los obispos mexicanos. Según indica SIAME, el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México, “se puede suponer que en la Ciudad de México celebrará la Santa Misa en la Basílica de Guadalupe, y que tendrá una reunión con el presidente de México en Los Pinos o en Palacio Nacional, y también sostendrá otra reunión con autoridades del Gobierno de la Ciudad de México”. Tal y como indican, “también visitaría Morelia, Michoacán; San Cristóbal Las Casas, en Chiapas; Ciudad Juárez, Chihuahua, y habría un evento multitudinario en Ecatepec, Estado de México”. Pero, recuerdan que estas localidades deberán ser ratificadas o desechadas por la Santa Sede cuando lo considere pertinente.

 

 

Propuesta de los obispos de Líbano para salir de la crisis de Siria

Consideran preocupante la hipótesis de una división de Siria en sectores en base a religiones o razas

Para salir de la crisis en Siria es necesario aplicar el modelo libanés, que es un ejemplo de la amplia convivencia entre razas y religiones. Así lo indican los obispos maronitas al expresar su preocupación ante la hipótesis de una división de Siria en sectores en base a religiones o razas.

Esta es la propuesta que nace del encuentro de los obispos reunidos en la sede patriarcal de Bkerké, Líbano, bajo la presidencia del cardenal patriarca de Antioquía de los Maronitas, Béchara Boutros Raï.

En cuatro años de guerra civil hay más de 250 mil víctimas, de los cuales al menos un tercio son civiles. Se suman los 4 millones de desplazados, muchos de los cuales han emigrado a Líbano.

“Las voces sobre la hipótesis de un nuevo mapa de Siria no son promisorias sobre el futuro de paz en la región. La solución propuesta no es buena”, indica el comunicado en la web, difundido por la Agencia Fides y retomada por el Osservatore Romano.

Los obispos sugieren por lo tanto tomar la experiencia histórica de convivencia de Líbano, que a pesar de sus límites y crisis, permitió que todas las comunidades religiosas hayan sido involucradas en la gestión de la vida pública.

Los obispos maronitas aseguran que solamente la búsqueda de sistemas institucionales capaces de garantizar el equilibrio entre las diversas realidades raciales y religiosas podrá salvar a toda la región de la ruinosa perspectiva de un conflicto permanente y generalizado.

En el comunicado, los obispos reiteran su apoyo a todas las fuerzas de seguridad de Líbano, y se suman a la voz de los patriarcas que durante este último año han hecho gran cantidad de llamados para salir del atolladero político que se ha creado entorno a la elección del nuevo presidente de la República.

El patriarca maronita en su homilía dominical en la ciudad de Bkerké, puso en guardia del peligro de una inestabilidad financiera y económica debida a los vetos que impiden el nombramiento de un nuevo jefe de Estado. 

 

 

Perú: los ganadores de los premios de periodismo Cardenal Landázuri 2015

El galardón será entregado este viernes en la sede de la Conferencia Episcopal Peruana

La Comisión Episcopal “Iglesia en diálogo con la sociedad” entregará el próximo viernes 13 de noviembre, el Premio de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts en la sede de la Conferencia Episcopal Peruana. 

Los ganadores de la edición 2015 son:

Prensa escrita:
El reportaje “Un Pastor venido de África” publicado en Suplemento DOMINGO del diario “La República”, cuyo autor es el periodista Renzo Iván Gómez Vega y ganó en la categoría libre. En la categoría catequético-religioso ocupó el primer puesto el reportaje “Canto y Sotana: a 40 años de la muerte de Fray José Mojica” publicado en la revista Variedades del diario Oficial “El Peruano” y cuyo autor es el periodista Marcelino Aparicio Jiménez.

El reportaje “Francisco y su gira por las Américas” del periodista Gastón Gaviola publicado en el diario “Correo” de Lima obtuvo una “Mención Honrosa”.

Radio: En la categoría libre ganó “Entrevista a Santa Rosa de Lima” de Ricardo Morris Riofrío de Radio Santa Rosa. En la Categoría catequético-religiosa obtuvo el premio “Dominicos que escribieron la Historia del Perú” de Sociedad Dominica de Medios de Comunicación, cuyo representante es Abel Flores. En Categoría Universitaria el ganador es “Construir un mundo mejor” de Santiago Hernán Guidazio de Radio “Ruiz” de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

Televisión: La periodista Marisol Choquehuanca, quien realizó un conjunto de 4 reportajes sobre “El rostro de los santos peruanos” difundidos en el programa “Punto Final” del canal de televisión Latina, se hizo acreedora del premio Cardenal Landázuri en la categoría “catequético-religiosa”. Mientras que en la categoría libre se hizo acreedor al premio el reportaje “La buena educación” difundido en el programa “Cuarto Poder” de la periodista Valerie Vázquez de Velasco. En la categoría televisión universitaria, hubo un empate entre las producciones “Un solo corazón” de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo y el reportaje “Los Pinto” de alumnos de la Universidad San Martín de Porres.

Mientras que la periodista Gina Hernández del canal Latina obtuvo una “Mención Honrosa” con el reportaje “El verdadero rostro de San Martín de Porres” difundido en el programa “Reporte Semanal”.

Internet: En la categoría catequético-religiosa ganó el premio el portal de noticias “Perú Católico”.

Además, el reconocido comunicador y profesor universitario, José Antonio Benito recibirá el Premio de Periodismo PLACA CARDENAL JUAN LANDÁZURI del año 2015, en reconocimiento a su destacada trayectoria como comunicador, profesor universitario e investigador, divulgando la Historia de la Iglesia en el Perú durante veinte años a través de publicaciones, programas radiales y televisivos.

En la actualidad, José Antonio Benito conduce el programa ESPECIALES PAX TV y otros programas en Radio María. Vive en Perú desde 1995. Es diplomado en Educación por la Universidad de Salamanca, Doctor en Historia de América por la Universidad de Valladolid (España).

La entrega del Premio de Periodismo CARDENAL JUAN LANDÁZURI será el viernes 13 de noviembre a las 11 de la mañana en el auditorio de la Conferencia Episcopal Peruana (Jr. Estados Unidos 838, Jesús María). 

 

 

‘Networking for Justice’, una alianza por un mundo más justo y sostenible

Loyola acogerá un encuentro para promover el trabajo en red del sector social de la Compañía de Jesús a nivel mundial

El Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) de la Compañía de Jesús en Roma ha convocado el encuentro denominado “Networking for Justice” que tendrá lugar en Loyola de
l 16 al 20 de Noviembre, y cuyo objetivo es promover el trabajo en red del sector social de los Jesuitas a nivel mundial. Este trabajo en red viene construyéndose desde hace ya casi una década para tratar de luchar de forma eficaz contra las causas de la injusticia social y ambiental en el mundo. 

“Este encuentro se convoca un año antes de que se celebre la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús y ante la dramática realidad de un mundo que ha alcanzado el récord histórico de 60 millones de personas refugiadas que huyen de la guerra y más de 170 millones de personas que huyen de condiciones de vida indignas provocadas por la pobreza, el hambre, la ausencia de oportunidades educativas o los daños medioambientales”, señalan los organizadores en un comunicado. 

El principal propósito de la reunión es impulsar el trabajo en red de la Compañía de Jesús en la promoción de la justicia social que brota de la fe. En palabras del P. Patxi Álvarez de los Mozos SJ, secretario para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús: “Queremos establecer alianzas por un mundo más justo y sostenible, donde los pobres vivan con dignidad”.

En el año 2008 la Congregación General 35 de los Jesuitas animó a “establecer vínculos en el terreno de incidencia pública entre el poder político y aquellos que encuentran dificultad en hacer oír sus voces (…) construyendo puentes y ofreciendo nuevas formas de entendimiento”. Desde entonces se han promovido las Redes Ignacianas Globales de Incidencia (GIAN, por sus siglas en inglés) que trabajan en distintas temáticas como Migraciones, Derecho a la Educación, Ecología o Gobernanza de Recursos Naturales, y que están convocadas a este encuentro.

Junto con estas redes acudirán al encuentro los Coordinadores Sociales de las Conferencias de la Compañía de Jesús de todos los continentes, así como miembros de la Red Xavier y de otras Redes del Sector del Apostolado Social de la Compañía a nivel mundial. 

La Compañía de Jesús cuenta con más de 300 centros sociales, en 125 países, donde trabajan 500 jesuitas y más de siete mil colaboradores laicos. Las personas beneficiarias de su labor social superarían los 3 millones, si se incluyen los colegios que las instituciones de la Compañía tienen en las zonas más vulnerables del mundo.

 

 

España: todo listo para el XVII Congreso Católicos y Vida Pública

El tema de la edición de este año es ‘Construir la democracia: responsabilidad y bien común’

La Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU han presentado este martes el XVII Congreso Católicos y Vida Pública, que el presente año lleva por título “Construir la democracia: responsabilidad y bien común”.

En la presentación, celebrada en el Colegio Mayor Universitario de San Pablo, el presidente de la ACdP y el CEU, Carlos Romero, ha estado acompañado por el director del Congreso, Rafael Ortega.

Durante un encuentro con la prensa, Romero ha incidido en los objetivos de esta cita anual, entre los que se encuentra la “participación del católico en la vida pública”, ya que ha habido un “arrinconamiento” del catolicismo en este ámbito. 

“Los católicos tenemos que demostrar que somos capaces de dialogar con quien sea, sin escondernos”, ha afirmado el líder de los propagandistas. Así, ha señalado que “es terrible que no nos sentemos a hablar, porque los católicos somos buena gente en general”.

“Hoy hay católicos en todos los partidos políticos. La presencia es clara, otra cosa es la influencia”, ha proseguido Romero, quien ha reconocido que “la culpa no solo la tienen los demás, también la tenemos nosotros”.

Preguntado por ZENIT, el presidente de la ACdP y el CEU ha manifestado que “no veo peligrar la democracia, otra cosa es que queramos que sea mejor”. 

Respecto al tema de la corrupción y la crisis política que vive actualmente España, Romero ha confesado sentirse optimista. Aunque ha condenado sin paliativos los actos de corrupción, ha dicho sentirse convencido de que hay muchos políticos honestos y que trabajan con dedicación. “A los corruptos hay que echarlos”, ha enfatizado.

Los partidos han actuado “de manera muy débil” frente a la corrupción, pero “cada vez es más difícil tapar” estos asuntos debido a la aparición de nuevas formaciones políticas, ha explicado el presidente de esta realidad eclesial.

Ante las próximas elecciones generales, Romero ha recordado que salga el gobierno que salga, lo primero que han de hacer los católicos es aceptar el resultado. Luego, “criticaremos lo que tengamos que criticar”, ha precisado.

Durante los días 13, 14 y 15 de noviembre, los participantes en esta relevante reunión del catolicismo español se plantearán los problemas de la sociedad actual, la necesaria regeneración ética de la vida política, así como los fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia en la construcción de la democracia.

También destacarán la importancia de los medios de comunicación y las redes sociales en las decisiones políticas, y reflexionarán sobre la defensa de la democracia ante los populismos emergentes, entre otras cuestiones.

El Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, que se celebra en Madrid desde 1999, tiene el objetivo de crear un foro de encuentro y reflexión, para así adecuar la sociedad a todas las dimensiones del ser humano.

 

 

Un pueblo envenenado

Ser objetivos, para valorar lo positivo y, con esperanza, luchar contra lo negativo (artículo de opinión) 

VER
Me preocupó lo que dijo un agente de pastoral en una de las visitas que hago a las parroquias: “Yo pedí a mis superiores venir a este lugar y quiero seguir aquí; pero me he encontrado un pueblo envenenado, porque rechaza todo lo que se le propone, lo que considera que viene de fuera; desconfía de todo y todo lo ve mal. Así, es muy difícil trabajar”.

Lo que dijo este hermano se podría aplicar a muchos ambientes, a creadores de opinión, a líderes que sólo resaltan lo que a su juicio es negativo. A veces se basan en datos no del todo comprobados. Sólo ven el prieto en el arroz y son desconfiados por sistema.

Si se anuncia que viene el Papa, afirman, como si fueran muy conocedores de todo lo eclesial, que viene a hacer política, a ampliar su dominio, a recoger muchas limosnas para el Vaticano, a legitimar un gobierno… ¡Cuánta imaginación e ignorancia!

Si se habla de reformas estructurales, todo está mal y nada es bueno. Desde luego que yo tampoco apruebo todo, pues esas reformas son sólo engranajes para consolidar un sistema económico que no es justo ni equitativo.

Si se trata de Ayotzinapa, se desconfía de las versiones oficiales y se apoya sin discernimiento las opiniones contrarias. Es explicable esto, porque muchas actitudes y procesos de los gobiernos se han ganado a pulso la desconfianza, por la corrupción y los intereses políticos que subsisten.

Si hay elecciones, unos dicen que eso para nada sirve; que lo que se necesita es una revolución, incluso armada, porque de otra forma no cambiaría el sistema.

Observe y escuche usted lo que se dice y se proclama en mítines, marchas y manifestaciones, incluso en noticieros amarillistas y en la prensa antisistémica; verá que todo está muy mal. En muchos análisis de la realidad, lo único que se describe son problemas, deficiencias, errores, peligros e injusticias, como si en la vida no hubiera nada positivo. Nos dejan la impresión de que todo está perdido y nada se puede hacer. Sale uno apesadumbrado, d
udando de todo y de todos, con ganas de huir.

PENSAR
Nos ha dicho el Papa Francisco: “Ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo” (EG 10).

“Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad». El mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y egocéntrica” (85). Estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. ¡No nos dejemos robar la esperanza!” (86). “Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada” (109).

“Una auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos” (183).

“El hombre no puede vivir sin esperanza. Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza” (275).

ACTUAR
Seamos realistas y no ingenuos. No minimicemos los problemas ni andemos por las nubes. Pero seamos objetivos, para valorar lo positivo y, con esperanza, luchar contra lo negativo.

 

 

San Diego de Alcalá – 12 de noviembre

«Franciscano aclamado por su virtud y prodigios. Dio nombre a la misión, ciudad y condado de California, y ostenta el patronazgo de numerosas localidades españolas. Se le festeja en diversos estados de México y Colombia»

Aunque los franciscanos conmemoran su día el 13 de noviembre, fecha de su fiesta más extendida, el Martirologio Romano lo incluye el 12 de noviembre, criterio que se sigue en este santoral de ZENIT. Nuevamente, y como se ha visto hace unos días con otras misiones californianas fundadas por fray Junípero Serra, san Diego de Alcalá da nombre a la primera de todas las que aquél admirable apóstol mallorquín erigió, hecho que se produjo el 16 de julio de 1769. Diego nunca salió de los confines de la España peninsular e insular, exceptuando un corto periodo que pasó en Roma, pero su nombre, virtud y milagros se respiran en el aire del continente americano y el de otros muchos lugares del mundo, gracias a que tres siglos después de su muerte su intrépido y santo hermano pensó en él al hender la cruz en tierra marcando su fundación, como hizo en todas sus misiones. Ésta de san Diego fue asediada por contratiempos y entonces otro mallorquín, fray Luís Jaume, primer mártir de California, aconsejó su desplazamiento a nuevo lugar. Erró en su idea, por lo cual más tarde fray Junípero la devolvió a su emplace original. 

Diego nació en la localidad sevillana de San Nicolás del Puerto, España, hacia finales del siglo XIV; se desconoce la fecha exacta. La modestísima condición de sus piadosos y humildes progenitores le impidió recibir adecuada formación académica. El santo fue una de las tantas personas iletradas que había en ese momento en España, una circunstancia que no influyó en absoluto en su virtud, ya que su excelsa ciencia y sabiduría se la debía únicamente a Dios. Cinceló sus rasgos de perfección muy pronto llevando una intensa vida de oración y penitencia con espíritu monacal, y bajo la dirección de un ermitaño, cerca de la iglesia del pueblo. Para su supervivencia y asistencia a los pobres, labraba una huerta y se dedicaba a la artesanía realizando diversos utensilios para uso doméstico. 

Las noticias que tuvo acerca de la vivencia del carisma franciscano llamaron su atención, y a los 30 años solicitó ingresar en el convento de Arrizafa, Córdoba. Al tratarse de una persona sin formación, no pudo profesar más que como lego. Fue destinado a oficios que bien conocía, como el de hortelano, y en el tramo último de su existencia, a la delicada, aunque humilde misión de portero, en la que desplegó sus grandes virtudes, especialmente la paciencia, caridad, prudencia y amabilidad que le caracterizaron. 

Su vida estuvo plagada de prodigios. Y no siempre fueron comprendidas las gracias que recibía. Cuando dentro de la comunidad censuraban su desprendimiento con los desfavorecidos, sin inmutarse su ánimo, respondía: «No teman, Dios no puede dejar de bendecir esta clase de abusos, lejos de arruinar a la comunidad, esas limosnas atraerán hacia ella las gracias del cielo, pues el bien hecho a los pobres es caridad hecha a Jesucristo». Rezumando caridad, y abrasado en el amor a Cristo crucificado, muchas veces se quedaba sumido en raptos de los que «regresaba» con tal sabiduría que sin pretenderlo se convertía en maestro de versados teólogos que escuchaban atónitos la profundidad y clarividencia de sus respuestas. Era un religioso que sentía pasión por la Eucaristía, obediente, hombre de oración y mortificación, sencillo y servicial, virtudes que vivió de forma heroica y que admiraban a santa Teresa de Jesús.

Vuelto a España, pasó por Sevilla y Castilla, en su convento de la Salceda. Su último destino fue el de Santa María de Jesús, de Alcalá de Henares. Durante más de diez años se dedicó a la horticultura y, finalmente, a la portería, misión que ejerció admirablemente, y lugar en el que continuaron manifestándose los prodigios. Uno de ellos se produjo al ser recriminado por un religioso que censuraba su generosidad. Al descubrirse el hábito, los panes que había escondido se convirtieron en flores. El 12 de noviembre de 1463, cuando tenía 63 años, murió. Previamente, había sostenido en sus brazos el crucifijo de madera que había sido su más preciado compañero toda la vida, recitando ante él esta estrofa del himno litúrgico a la cruz: Dulce lignum, dulces clavos, dulcia ferens pondera (Dulce madero, que sostienes tan dulces clavos y tan dulce peso). Aclamado en vida por altos miembros de la Iglesia, reyes y plebeyos, fue inmortalizado por Lope de Vega, y su figura plasmada en
lienzos por artistas de la talla de Zurbarán, Murillo y Gregorio Hernández, entre otros. Sixto V lo canonizó el 2 de julio de 1588. Felipe II, que fue agraciado por el santo una vez fallecido, obteniendo la curación de su hijo, había instado al pontífice Pío IV a que iniciara su causa.

Es patrón de los franciscanos legos, y ostenta también el patronagzo de numerosas localidades españolas, pero también se celebra su festividad en diversos estados de México y Colombia, además de la mencionada California.

 

 

 

 

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ZENIT Staff

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