¿Qué es una diócesis? –Un territorio de la Iglesia católica, que comprende una comunidad amplia, con sus fieles, con sus pastores, con sus personas dedicadas plenamente o consagradas a Jesucristo y su Evangelio, con múltiples carismas e instituciones. La diócesis de Córdoba incluye toda la provincia civil de Córdoba, con 232 parroquias, 800.000 fieles, 350 sacerdotes, 70 seminaristas que se preparan al sacerdocio, multitud de fieles laicos en torno a las parroquias, en torno a las cofradías, en torno a los diversos carismas y nuevos movimientos, y más de 800 hombres y mujeres de vida consagrada.
La diócesis de Córdoba constituye todo un caudal de santidad heredado desde siglos al servicio hoy de la evangelización. Esto es, para decir al mundo entero que Dios es amor, que en su Hijo Jesucristo muerto en la cruz y resucitado nos ha expresado ese amor hasta el extremo y nos ha dado su Espíritu Santo; que estamos llamados a ser todos hermanos, hijos de un mismo Padre, y que el mundo sólo tiene futuro si camina por las sendas del amor. Un amor que construye, que restaura, que elimina fronteras, que tiende puentes y que abre su mano para ayudar a los más pobres e indefensos de la sociedad.
El Día de la Iglesia Diocesana es una ocasión para caer en la cuenta de nuestra pertenencia a la Iglesia católica en esta diócesis de Córdoba, que es la nuestra, y darle gracias a Dios por ello. Nadie se sienta excluido, nadie monte su propio tenderete para su propio negocio. Con las gracias y carismas recibidos y reconocidos por la misma Iglesia pongámonos todos a la tarea de evangelizar nuestro mundo, darle un suplemento de alma, hacer presente el amor y la misericordia de Dios a través de nuestro apostolado, nuestro testimonio, nuestra vida personal y nuestras instituciones.
En el campo de la atención a los pobres, Caritas coordina la caridad de toda la diócesis, en la que colaboran las parroquias, las cofradías, las familias religiosas, en la atención primaria a más de 200.000 personas al año. Nadie hace tanto por los pobres como la Iglesia en Córdoba: comedor de transeúntes en Trinitarios, en Lucena, en Montilla, albergue para los sin techo “Madre del Redentor”, residencias de ancianos, sobre todo por parte de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y otras familias religiosas, rescate de mujeres víctimas de la trata en Adoratrices, atención a drogadictos, servicio a los presos. Es admirable esta gran generosidad, donde muchas personas han entregado su vida entera para servir a los pobres, y lo hacen siempre con escasos recursos y con mucha generosidad.
En el campo de la educación, la Iglesia en Córdoba atiende 25.000 alumnos en edad escolar en medio de mil dificultades y estrecheces, pero con la constancia de quien se ha entregado de por vida a esta preciosa tarea de formar hombres y mujeres de futuro, la mayoría de ellos en barrios pobres y alguno de élite.
En el campo de la catequesis, del culto, del servicio religioso a una población que en el 90% se confiesa católica: misas, bodas, comuniones, confesiones, confirmaciones, entierros. Miles de horas dedicadas a la catequesis, en pura gratuidad de voluntariado de los catequistas, a niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Una multitud inmensa de hermanos en las casi mil Hermandades y Cofradías, a las que afluyen multitud de jóvenes. Ninguna institución cuenta con tantos voluntarios y con tantas horas de dedicación. Se trata de todo un movimiento social en favor de los demás, que genera comunión y crecimiento, y que brota del amor gratuito de Dios, que se ha manifestado en Cristo. La Iglesia católica no es un parásito de la sociedad, sino su principal bienhechora.
Celebrar el Día de la Iglesia Diocesana es ocasión para dar gracias a Dios por todo esto, renovando el propósito de seguir adelante en el servicio a Dios y a los hombres. Vivimos tiempos nada cómodos para la Iglesia católica, pero no se dan cuenta quienes nos incomodan del inmenso bien que nos hacen al despertar en nosotros las mejores esencias del amor cristiano, que nos lleva a vencer el mal a fuerza de bien.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba