Abbud (nombre ficticio) es un refugiado sirio, greco-católico, que se encuentra viviendo en una ciudad castellana (cuyo nombre también omitimos, por la seguridad de Abbud y la de su familia). Cuando recuerda a su patria no puede evitar que su semblante cambie y sea la tristeza la que impere en sus gestos porque el recuerdo de lo que allí ha dejado pesa mucho en su corazón. Cuando habla de su padre, fallecido recientemente, sus ojos denotan su emoción porque no puede volver a su país.
Su participación en la JMJ de 2011 hizo que pudiera conocer a la familia que hoy en día le ha tendido lazos para establecerse en España. Gracias a la ayuda de Cáritas puede afrontar una nueva vida.
¿Cómo vivías en Siria?
— Abbud: Soy natural de Alepo, allí vivía con mi mujer y mis dos hijos. Soy licenciado en Derecho y ejercía como abogado en mi ciudad. Mi casa está en la parte oeste de la ciudad. Antes de la guerra vivíamos bien; trabajaba en mi bufete. Podíamos viajar y vivir bien.
Al estallar la guerra, el control militar de Alepo se divide en dos: una parte es tomada por los grupos armados y la otra es controlada por el Gobierno. Mi zona estaba controlada por el gobierno sirio.
La situación más dura la sufren los que viven en el área de la zona de Alepo controlada por el Gobierno porque a diario hay cohetes, morteros, bombas, coches-bombas, secuestros, bloqueos, cortes de electricidad y de agua, también cortes de carretera entre Alepo y otras ciudades. No dejan entrar alimentos a esa zona. No es una vida normal. Así llevamos tres años y medio.
Cuando empieza la guerra en Alepo ¿cómo reaccionaste
— Abbud: En marzo de 2011 estalla la guerra en Siria; en octubre comienza en Alepo cuando la zona oriente de Alepo es tomada por los grupos armados. En ese momento vimos que nuestra vida corría peligro; teníamos miedo porque no sabíamos si cuando salías de casa por la mañana podrías regresar por la tarde. Pero decidimos esperar.
¿Cuándo decides huir de Alepo con tu familia?
— Abbud: En 2013 había empeorado notablemente la situación. La zona este de Alepo estaba bloqueada. Muchos ciudadanos de Alepo se estaban planteando huir a Europa. Entonces decidimos salir de Alepo. Había dos maneras: una de ellas es ilegalmente como está ocurriendo ahora en gran medida, la otra era a través de un visado. Intenté esta segunda opción a través de dos embajadas, una de ellas era la de Francia y otra la de España.
¿Por qué decidisteis elegir España?
— Abbud: Vine a España en agosto de 2011 para participar en la JMJ junto con mi esposa. Aquí conocimos una familia que nos acogió y con esta familia entablamos amistad. Tras la JMJ pudimos volver a Alepo cuyo aeropuerto aún funcionaba entonces. En ese momento todo el mundo se preguntaba qué estaba ocurriendo. Y pudimos comprobar que la situación iba empeorando.
Finalmente pensamos en España porque la familia que nos acogió durante la pasada JMJ nos invitó y tendió lazos para facilitar los trámites.
¿Cómo reaccionó tu familia cuando propones salir de Siria?
— Abbud: Ellos estaban de acuerdo porque la situación era crítica. Mis hijos iban al colegio y no sabíamos si podrían volver porque los grupos armados llevan a cabo secuestros, coches-bomba… era la tónica diaria. Ante el miedo, todos decidimos huir. Tanto a mi esposa como a mis hijos les pareció lo más oportuno. Mis hijos tenían entonces 15 y 10 años respectivamente.
¿Cómo fue la salida del país?
— Abbud: No podíamos salir de inmediato porque los grupos armados bloquearon las salidas de Alepo hacia otras ciudades y muchos cristianos han sufrido secuestro y desaparición y hasta ahora no se sabe nada de su paradero. Hasta 2014 no pudimos hacerlo. Entonces el Gobierno abrió caminos que son muy largos pero seguros. Esto es mejor que otras rutas.
En mayo de 2014 decidimos viajar desde Alepo hasta la frontera del Líbano en coche y al llegar a la frontera pudimos pasar al país vecino con nuestros pasaportes. Nos dirigimos a la Embajada de España donde solicitamos el visado. Allí nos dijeron que tendríamos que esperar un mes para saber la decisión. Tuvimos que volver, de nuevo, a Alepo porque no podíamos vivir en Líbano. Era caro.
Al mes nos avisaron desde la embajada española de que sí nos darían los visados y entonces salimos por última vez de Siria. Nos dirigimos nuevamente en coche hasta la frontera del Líbano; entramos en el país y fuimos al aeropuerto de Beirut desde donde tomamos un vuelo a España.
¿Cómo fue la llegada España y cómo han podido encontrar hogar?
— Abbud: Nuestros amigos de la JMJ nos abrieron su hogar y nos ayudaron; juntamente con la parroquia a la que pertenecen. Nos ayudaron a encontrar casa y también por medio de Cáritas podemos afrontar gastos. Cuando llegamos a España mis hijos me decían que necesitaban fuerza para seguir adelante porque no teníamos casa, ni trabajo. Pero necesitábamos comenzar una nueva vida porque corríamos peligro en Alepo.
Nosotros hemos percibido la ayuda y cercanía de la Iglesia para que no nos sintamos solos. Desde Cáritas no nos falta ayuda para afrontar nuestra nueva situación.
¿Te gustaría volver?
— Abbud: Sí. Pero no sabemos cuándo terminará la guerra. Mientras que haya guerra en Siria nuestra vida allí no es segura. No pensamos volver de momento. Nuestro mayor problema aquí es la situación económica pero la vida es tranquila y tengo esperanza en encontrar trabajo. Queremos tener nueva vida.
¿Qué es lo más duro que te ha tocado vivir hasta ahora?
— Abbud: La muerte de mi padre hace tres meses en Alepo. Mis padres vivían allí y para mí ha sido muy duro no haber podido acompañar a mi madre en estos momentos tan difíciles.
¿Conoces cristianos desaparecidos?
— Abbud: Se oye mucho que hay muchas personas que mueren durante el camino de huida hacia El Líbano. Se habla de secuestros de sacerdotes, obispos, etc. Por otro lado, los cristianos vivimos en zonas concretas y se sabe cuál es la zona mayoritaria de cristianos de Alepo. Y estas zonas son bombardeadas y allí mueren muchas personas a diario.
¿Tienes miedo de grupos radicales?
— Abbud: Sí. Tenemos experiencia con los grupos radicales islámicos. Ellos atacan a todos los que no piensan como ellos ya sean cristianos o musulmanes.
En Siria hay muchos grupos islámicos radicales como ISIS o Al-Nusra y otros que llegan desde Chechenia o Europa. Su objetivo es que todo el mundo tiene que pensar como ellos. Los cristianos en Siria no pueden actuar con libertad, no pueden profesar públicamente su fe. No hay libertad.
¿Crees que la sociedad europea está más sensibilizada ahora con el tema de la guerra siria?
— Abbud: Es muy triste lo que voy a decir pero creo que si los refugiados no hubieran salido de esa manera de Siria hace un par de meses, la mayoría de los europeos no hubieran sabido lo que ocurre en Siria.
¿Qué pides a Dios para Siria?
— Abbud: Le pido la paz y que termine esta guerra. Antes de la guerra mi pueblo vivía bien. Yo pienso que en la Biblia hay palabras que indican que los cristianos formamos un solo cuerpo; si algún órgano del cuerpo sufre todo el cuerpo sufre. Necesitamos la ayuda de los cristianos del mundo para Siria. Antes de la Guerra existían más de un millón de cristianos en Siria. Necesitamos ayuda de otros cristianos.