El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, monseñor Francisco Pérez, presidió este miércoles por la tarde la santa misa de reparación en respuesta a la exposición sacrílega “Desenterrados” del artista Abel Azcona, que utilizó más de 240 formas eucarísticas para escribir la palabra “pederastia” en un proyecto denominado “Amén”. En la eucaristía de reparación una multitud de fieles colmó la catedral de la capital navarra, en el norte de España. A pesar de que se habían consagrado cuatro mil formas, un gran número de personas no pudo comulgar.
En su homilía, Mons. Pérez pidió que “se respete aquello que es lo más sagrado para los católicos, que es la Eucaristía”, y destacó que “la verdadera libertad de expresión no comprende un supuesto derecho a la ofensa o un desprecio a lo más sagrado”.
Según reconoció el propio Azcona, para realizar el proyecto “Amén” el artista habría asistido a 242 celebraciones eucarísticas en Pamplona y Madrid. En todas ellas, se acercaba a comulgar y guardaba el pan consagrado sin ser visto.
En unas fotografías, él mismo aparece escribiendo la palabra “pederastia” con las obleas consagradas en el suelo de una galería de arte, y con su cuerpo desnudo junto a la composición, como parte de la performance.
Dirigiéndose a los presentes, el arzobispo de Pamplona les agradeció el “testimonio que estáis dando aquí y en tantos lugares de Navarra” y también manifestó su reconocimiento por “los casi cien mil testimonios de todos los cinco continentes que se adhieren a esta celebración y ruegan que se respete aquello que es lo más sagrado para los cristianos-católicos que es la Eucaristía”.
“Me veo en la obligación de decir que la verdadera libertad de expresión no comprende un supuesto derecho a la ofensa o un desprecio a lo más sagrado. La cultura es belleza y armonía. Es patrimonio de fe y vida que nuestra tierra de Navarra goza desde siglos. La Eucaristía es el signo sacramental de la más excelsa hermosura que existe en toda la historia de la humanidad”, insistió.
Así, el prelado español defendió que “quien celebra la Eucaristía no lo hace porque se considera o quiere parecer mejor que los demás, sino precisamente porque se reconoce siempre necesitado de ser acogido y regenerado por la misericordia de Dios”.
En esta línea, realizó un llamamiento a “la conciencia humana y cristiana de todos”, reclamando mayor sensibilidad “ante los problemas que están presentes en nuestra sociedad”. “Por favor defendamos el derecho a la vida, al matrimonio y a la familia, la educación de los niños y jóvenes, el servicio al bien común, a los más débiles y necesitados, la verdadera cultura del trabajo y la paz entre las naciones”, exhortó.
Por último, Mons. Pérez recordó que la Iglesia busca “ser mensajera de la civilización de la verdad y la justicia, la paz y el amor, esa civilización que sólo Dios nos puede ofrecer”, y rogó a la Virgen para que los cristianos de la diócesis “nunca odiemos a nadie, hablemos con rencor de nadie, insultemos a ninguno y respetemos desde la oración y desde el amor misericordioso a todos”.