El nuncio apostólico en España, monseñor Renzo Fratini, y cuatro cardenales –Ricardo Blázquez, Antonio Cañizares, Antonio María Rouco Varela y Carlos Amigo Vallejo– arroparon este sábado en la catedral al nuevo arzobispo de Burgos, monseñor Fidel Herráez Vegas, durante su toma de posesión.
A la ceremonia solemne asistieron además cuarenta obispos y cerca de medio millar de sacerdotes, muchos de ellos procedentes de otras diócesis de España, sobre todo de Madrid, donde Mons. Herráez ha sido obispo auxiliar los últimos años.
El prelado llegó a la plaza de Santa María a las 12 horas, aproximadamente, acompañado del nuncio. Fue recibido por el administrador apostólico, Mons. Francisco Gil Hellín, y varias autoridades de la ciudad. Mons. Herráez entró en la catedral y fue presentado por el nuncio al colegio de consultores –el único órgano de gobierno de la diócesis que no cesa con la llegada del nuevo arzobispo– y al cabildo de la catedral. El presidente del cabildo, el sacerdote Juan Álvarez Quevedo, le ofreció a besar una reliquia del Lignum Crucis y agua bendita, con la que bendijo al pueblo fiel allí congregado.
A continuación, el arzobispo electo y sus acompañantes visitaron la capilla del Santo Cristo de Burgos, donde permanecieron en adoración unos minutos en preparación para la Eucaristía. Después, se dirigieron hacia la sacristía mayor, donde se revistieron con los ornamentos sagrados para celebrar la Santa Misa. El resto de obispos concelebrantes se revistieron en la capilla de Santa Catalina, mientras que los sacerdotes hicieron lo propio en el claustro alto.
La procesión inicial salió por el claustro alto de la catedral y se encaminó hacia la nave central. Procesionaron los miembros del cabildo, el colegio de consultores, los obispos concelebrantes, el administrador apostólico, el arzobispo electo en el centro, presidiendo el nuncio apostólico con el báculo. Mientras, la asamblea entonaba el canto de entrada.
Una vez llegados al presbiterio y haber venerado el altar, Mons. Renzo Fratini, que presidió al comienzo la celebración, saludó a la asamblea.
El nuncio pidió que se diera lectura de las letras apostólicas del nombramiento del nuevo arzobispo. Entonces, el secretario canciller mostró al colegio de consultores el documento, que leyó en voz alta a todos los presentes.
Acto seguido, Mons. Renzo Fratini invitó al arzobispo electo a sentarse en la cátedra. Mons. Fidel Herráez se sentó con la mitra y el nuncio le hizo entrega del báculo, tomando así posesión de la archidiócesis de Burgos. A partir de este momento, el nuevo arzobispo pasó a presidir la celebración, que prosiguió en el modo habitual.
En su homilía, Mons. Herráez pidió al nuncio “que haga llegar al Santo Padre su profundo agradecimiento por la confianza que ha depositado en él y el testimonio de su cordial comunión y total adhesión a su persona y a su magisterio como vicario de Cristo”.
El nuevo arzobispo reconoció también que «por la misericordia de Dios y porque Él así lo ha querido en su providencia amorosa, estoy hoy aquí, con vosotros y para vosotros», al tiempo que afirmó sentir profundo respeto por el encargo de llevar adelante la misión pastoral encomendada en esta porción del pueblo de Dios, en Burgos.
“Os confieso que siento un profundo respeto al llegar a esta diócesis de antiquísima historia, de profundas raíces cristianas, plasmadas a través de los siglos en esas catequesis esculpidas, como piedras vivas, en esta catedral y en su extraordinario patrimonio artístico; una diócesis de rica tradición cultural, camino de peregrinos hacia Santiago, que imprimen a su paso huellas de fe y de búsqueda de Dios”, dijo a la multitud congregada.
Mons. Herráez manifestó además que sabe que llega “a una diócesis viva, generosa, que ha dado a la Iglesia copiosas vocaciones y numerosos misioneros, rica en carismas y con abundantes logros pastorales por los que tenemos que dar muchas gracias a Dios”.
En este sentido, el ya arzobispo de Burgos señaló que su ánimo es el de ser un “un humilde eslabón más de la cadena apostólica”. “No traigo ningún plan pastoral preconcebido. He conocido el que está en marcha en la diócesis –“Seréis mis testigos”–, y pondré todas mis energías en impulsarlo. Seguiremos haciendo que la Palabra de Dios resuene, que se conozca a Jesucristo, que nos conozcan a sus seguidores por la esperanza del Evangelio, por la felicidad de las bienaventuranzas y por la paz del corazón cuando está lleno de Dios”, subrayó.
Dirigiéndose a los allí presentes y a los que pudieran escucharle a través de los medios de comunicación, Mons. Herráez concluyó sus palabras abrazando “a los ancianos, a los niños, a los enfermos, a los que cuidan de ellos”. “A todos y a cada uno quiero que os llegue mi saludo y bendición en nombre del Señor”, aseguró.
Entre los invitados, no faltaron al acto el representante de la Casa Real, Alfonso Sanz Portoles; el alcalde de Burgos, Javier Lacalle; el subdelegado del Gobierno, José María Arribas; el delegado de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo; el presidente de la Diputación de Burgos, César Rico; y el rector de la Universidad de Burgos, Alfonso Murillo.
Asimismo, se desplazaron hasta el principal templo burgalés el coronel subdelegado de Defensa, Jesús María Cirujano Pita; el consejero de Industria y Trabajo de la Xunta de Galicia, Francisco Conde; el exministro del Interior, Marcelino Oreja; el ex alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano; el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Burgos, Antonio Méndez Pozo; el presidente de Caja Rural, Pedro García Romera, entre otros.