Desde las primeras horas de la mañana de este martes 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, miles de peregrinos de todo el mundo acudieron a la plaza de San Pedro, para la ceremonia de apertura del año jubilar de la Misericordia, que inició con la santa misa presidida por el papa Francisco.
A pesar del día frío y lluvioso, los fieles, unos 50 mil, llenaron lentamente la plaza, pasando previamente por los detectores de metal y en medio a fuertes medidas de seguridad. Cientos de voluntarios han participado con un servicio de recepción y asistencia en particular en Vía de la Conciliación y en la plaza de San Pedro.
El Santo Padre vestía paramentos color crema, con ribetes verdes y oro, y llevaba el palio. En cambio, los cardenales, obispos y sacerdotes que le precedieron en la solemne procesión vestían paramentos blancos. El coro de la Capilla Sixtina acompañó la liturgia iniciando con el Kyrie y el Gloria (de Ángelis).
El Evangeliario usado para esta celebración es una obra de arte que lleva en su tapa una reproducción en mosaico del símbolo del Jubileo y ha sido colocado en el mismo atril que durante todas las sesiones del Concilio se usó en el altar de la basílica de San Pedro.
«En breve tendré la alegría de abrir la Puerta Santa de la Misericordia», dijo el Santo Padre en su homilía, y recordó que «cumplimos este gesto tan sencillo como fuertemente simbólico, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, y que pone en primer plano el primado de la gracia».
«Este Año Santo Extraordinario –aseguró el Papa– es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Será un año para crecer en la convicción de la misericordia». Y citando a San Agustín indicó: «Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia».
«Hoy cruzando la Puerta Santa queremos también recordar otra puerta que, hace cincuenta años, los Padres del Concilio Vaticano II abrieron hacia el mundo» dijo. Y concluyó indicando que «cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra la misericordia del Buen Samaritano».
La próxima cita del Jubileo es el domingo 13 de diciembre, cuando el Papa abrirá la Puerta Santa de la catedral de Roma, San Juan de Letrán, y por primera vez en la historia de la Iglesia, se abrirán las Puertas Santas en todas las catedrales del mundo, para que el Jubileo de la Misericordia se desarrolle sobre todo en las Iglesias particulares.
En este Jubileo de la Misericordia, más de 800 sacerdotes han recibido de parte del Santo Padre la facultad de perdonar pecados reservados a la Sede Apostólica, como los sacrilegios contra la eucaristía. También ha concedido un permiso especial a todos los sacerdotes para perdonar el pecado del aborto.