El patriarca latino de Jerusalén, su Beatitud Fouad Twal, ha realizado un llamamiento a una paz justa entre palestinos e israelíes, y ha manifestado estar “cansado de ver cómo la Tierra Santa está manchada de sangre”, tras una nueva ola de violencia iniciada en octubre que ya ha dejado casi 140 muertos. “Qué dolor ver, una vez más, cómo el odio prevalece sobre la razón y el diálogo. El sufrimiento de los pueblos de esta tierra es nuestro sufrimiento”, ha afirmado el patriarca en su tradicional mensaje de Navidad. “Cada pueblo de la Tierra Santa, los israelíes y los palestinos, tiene derecho a la dignidad, a un Estado independiente y a una seguridad duradera”, ha indicado Mons. Twal. Con respecto a la violencia en Oriente Medio, su Beatitud ha vuelto a denunciar el terrorismo, “una ideología mortífera, fundada en el fanatismo y la intransigencia religiosa”. A menos de una semana de las celebraciones navideñas en Belén, la ciudad donde nació Jesucristo, el religioso de origen jordano ha señalado que “la situación política nos invita a moderar las celebraciones y a profundizar más bien en el sentido espiritual”. “Por esa razón, invitamos a cada parroquia a apagar durante cinco minutos las luces del árbol de Navidad, en señal de solidaridad con todas las víctimas de la violencia y del terrorismo”, ha proseguido. Asimismo, “se ofrecerá la misa de Navidad por las víctimas y sus familias”. La denuncia del patriarca con respecto a la actitud de la comunidad internacional ha sido muy fuerte. En esta línea, ha asegurado que “estamos frente al absurdo y a la hipocresía más totales: se habla, por una parte, de diálogo, de justicia, de paz, y se promueve, por otra, la venta de armas a los beligerantes. A estos traficantes de armas sin escrúpulos y sin conciencia decimos: ¡conviértanse!”. “La respuesta militar y el uso de la fuerza no pueden resolver los problemas de la humanidad”, ha advertido Mons. Twal, que ha propuesto la vía de la misericordia anunciada por el Jubileo. “La Misericordia es un acto político por excelencia, con la condición de considerar la política en su sentido más noble, es decir, hacerse cargo de la familia humana a partir de los valores éticos, de los cuales la misericordia es un elemento fundamental, que se opone a la violencia, a la opresión, a la injusticia y al espíritu de sometimiento”, ha dicho. Por último, su Beatitud ha pedido a los peregrinos que no abandonen la Tierra Santa y sigan visitándola. “El nacimiento de Cristo es signo de la misericordia del Padre y promesa de alegría para todos nosotros. Que este mensaje ilumine a nuestro mundo herido, que consuele a los afligidos y a los oprimidos, y convierta el corazón de los violentos”, ha concluido.