El papa Francisco después de haber rezado este domingo la oración del ángelus ante 45 mil peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, recordó la recién concluida cumbre en París sobre el clima, la COP 21.
«La conferencia del clima en París ha terminado con un acuerdo que muchos han definido de histórico. Su actuación pedirá un empeño conjunto y una generosa dedicación por parte de cada uno”, dijo el Papa, indicando así la responsabilidad de cada persona.
“Deseo que sea dada –prosiguió Francisco– una atención a las poblaciones más vulnerables, exhorto a toda la comunidad internacional a que siga en el camino tomado en el signo de una solidaridad que se vuelva siempre más operativa”.
La conferencia sobre el cambio climático que reunió a representantes de 195 países en París, aprobó ayer sábado un acuerdo final destinado a entrar en vigor a comienzos de 2016. El texto que se logró después de dos semanas de negociaciones ahora deberá ser ratificado por los principales países que generan al menos 55 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Se trata del primer acuerdo de naciones desarrolladas junto a países en desarrollo, con el compromiso de eliminar la producción de carbono, y de gestionar una transición hacia una economía que utilice energía limpia. El acuerdo empeña a los firmantes a realizar esfuerzos con la finalidad de evitar que la temperatura del planeta supere los dos grados centígrados.
El Santo Padre indicó también una próxima cita que inicia el lunes próximo en África: La Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio.
“El próximo 15 de diciembre en Nairobi iniciará la Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio. Me dirijo a los países que participarán, para que las decisiones que serán tomadas tengan en cuenta las necesidades de las personas más vulnerables”, dijo.
Pidió también que se tomen en cuenta “las legítimas aspiraciones de los países menos desarrollados y del bien común de toda la familia humana”. En este punto, si bien el Papa no lo dijo directamente, entra el difícil problema de las tasas y limitaciones aduaneras de los países desarrollados a la importación de los productos agrícolas producidos por los en vías de desarrollo.