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Árbol de Navidad en la plaza de San Pedro, 2016 (C) zenit

El Papa: 'En el pesebre nos habla la ternura de Dios'

El Santo Padre recibe a las delegaciones que han regalado este año el Belén y el árbol de Navidad para la plaza de San Pedro 

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Jesús no ha aparecido simplemente en la tierra, no nos ha dedicado solo un poco de tiempo, sino que ha venido para compartir nuestra vida y acoger nuestros deseos. Porque quiso, y todavía quiere, vivir aquí, junto a nosotros y para nosotros. Se preocupa por nuestro mundo, que en Navidad se ha convertido en su mundo. El pesebre nos recuerda esto: Dios, por su gran misericordia, ha descendido hasta nosotros para permanecer permanentemente con nosotros.

Así lo ha explicado el papa Francisco al recibir esta mañana a las delegaciones procedentes de Trentino y de los ayuntamientos bávaros de Hirschau, Schnaittenbach y Freudenberg por el regalo del pesebre y el árbol de Navidad, que han realizado para la plaza de San Pedro.

Durante su discurso, ha indicado a las delegaciones que da alegría pensar que no solo han hecho un regalo al Papa y a los peregrinos que los podrán admirar, sino sobre todo al Señor Jesús, “porque Él es el festejado”. Por ello, ha dado las gracias a los presentes.

El Santo Padre ha indicado que las decoraciones que han colocado, “representan vuestros sueños”. Estos deseos que lleváis en el corazón –ha indicado– están ahora en el lugar más apto, porque están cerca del Niño de Belén: son encomendados a Él, que ha venido para “habitar en medio de nosotros”. Por otro lado ha recordado que “el pesebre nos dice además que Él no se impone nunca con la fuerza. Para salvarnos, no ha cambiado la historia cumpliendo un milagro grandioso”. Ha venido en total “sencillez, humildad, mansedumbre”, ha precisado.

Asimismo, el Pontífice ha asegurado que “Dios no ama a los revolucionarios imponentes de los poderosos de la historia, y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones”. Sin embargo, “se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su bondad humilde; para remover, con su pobreza, a cuantos se afanan por acumular los falsos tesoros de este mundo”.

El Santo Padre ha invitado a los presentes a detenerse frente al pesebre, “porque allí la ternura de Dios nos habla. Allí se contempla la misericordia divina, que se ha hecho carne humana y puede enternecer nuestras miradas”. Sobre todo –ha añadido– desea mover nuestros corazones.

Además, el Papa ha asegurado que es bonito que esté en el pesebre una figura, que capta inmediatamente el misterio de la Navidad. “Es ese personaje que cumple una obra buena, inclinándose para ayudar a un anciano. Él no solo mira a Dios, sino que también lo imita, porque, como Dios, se arrodilla con misericordia hacia quien lo necesita”, ha explicado.

Para finalizar, ha deseado a los presentes que sus regalos, que serán iluminados esta tarde, “puedan atraer a muchas miradas y sobre todo reavivar en la vida la luz verdadera de la Navidad”.         

 

            

        

 

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ZENIT Staff

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