Francisco: "Los honores no abren la puerta del Cielo"

En la homilía de la misa de apertura de la Puerta Santa de la Caridad, el Santo Padre pide que Dios nos dé la gracia de sentirnos descartados

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El papa Francisco se trasladó este viernes por la tarde hasta la estación central de trenes de Roma para abrir la Puerta Santa de la Caridad en dos instalaciones de Cáritas: el albergue «Don Luigi di Liegro» y el comedor «San Juan Pablo II».

En Termini, el Pontífice presidió el rito de la apertura de la Puerta Santa. Posteriormente tuvo lugar una procesión que concluyó con la eucaristía celebrada por el Santo Padre en la que participaron exclusivamente los huéspedes de los centros de acogida de Cáritas, acompañados por algunos voluntarios y trabajadores.

En la homilía pronunciada sin papeles, el Papa pidió que «el Señor abra la puerta de nuestro corazón. A todos, todos lo necesitamos. Todos somos pecadores. Todos necesitamos escuchar la palabra del Señor y que el Señor venga». «Dios viene a salvarnos. No encuentra una mejor manera de hacerlo que caminar con nosotros, hacer nuestra vida», añadió.

«Si quieres encontrar a Dios, búscalo en la humildad, búscalo en la pobreza, búscalo donde Él está escondido: en los más necesitados, en los enfermos, en los hambrientos, en los encarcelados», indicó.

A continuación, Francisco destacó que «la entrada en el Cielo no se paga con dinero». En este sentido, aseguró que el Señor «no dirá: tú eres muy importante, tú has estudiado mucho y has tenido muchos honores». «Los honores no abren las puertas del Cielo», enfatizó.

«El amor de Jesús es grande. Por eso, hoy al abrir esta Puerta Santa quisiera que el Espíritu Santo abra los corazones de todos los romanos, les hiciese ver cuál es el camino de la salvación», dijo. «No es el lujo, no es el camino de las grandes riquezas, no es el camino del poder, es el camino de la humildad. Los pobres, los enfermos, los presos…», insistió.

Por último, el Papa exhortó al Señor para que «nos haga entender que el camino de la riqueza, de la vanidad y del orgullo no son caminos de salvación». «Que el Señor nos dé a entender que su caricia de Padre, su misericordia, su perdón existe cuando nos acercamos a los que sufren, los rechazados por la sociedad. Allí está Jesús», prosiguió. «Esta puerta es la Puerta de la Caridad, la puerta donde son asistidos muchos muchos descartados… Que nos haga entender que también sería bueno que cada uno de nosotros, cada uno de los romanos, se sintiera descartado», concluyó.

El albergue «Don Luigi di Liegro» y el comedor «San Juan Pablo II» son dos instalaciones de acogida para personas sin techo: el primero hospeda a 195 personas cada noche y al comedor van 500 personas por la tarde.

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ZENIT Staff

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