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Miércoles 23 de diciembre de 2015

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El papa Francisco aceptó el Premio Carlomagno

El Santo Padre hizo una excepción, porque quiso entregarlo a una Europa que debe reforzar su identidad cristiana

El papa Francisco ha aceptado el Premio Carlomagno de la Ciudad de Aquisgran, concedido por esta ciudad de Alemania a personalidades que han tenido particulares méritos en favor de la integración y unión en Europa.

Lo indicó este miércoles el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en una rueda de prensa, indicando que el Papa ha hecho una excepción al recibirlo, «porque quiere transmitirlo a Europa que hoy pasa por un momento de dificultad».

El Premio Carlomagno que en el 2004 fue concedido también Juan Pablo II, existe desde 1988 y se llama 'Internationaler Karlspreis zu Aachen'. Las motivaciones, precisó el portavoz, coinciden las del discurso que el Papa hizo el 25 de noviembre de 2014 ante el Parlamento Europeo.

En dicha ocasión el Santo Padre invitó a los eurodputados a «construir juntos una Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente».

«Ha llegado el momento –subrayó el Papa en la sede de Estrasburgo– de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad».

El galardón consiste en un diploma junto a una medalla que representa al emperador Carlomagno en el trono, imagen tomada del sello más antiguo de la ciudad. El premio también otorga una cifra de 5 mil euros al ganador. 
 
El portavoz indicó que el Papa no viajará a Alemania para recibirlo, sino que le será entregado en Roma por representantes de dicha ciudad alemana en una fecha aún por determinar.
 

Celebraciones navideñas presididas por el Santo Padre

Desde la noche del 24 de diciembre y hasta la epifanía del Señor, el papa Francisco celebra en la Basílica Vaticana las liturgias propias de estas fiestas
El papa Francisco celebra este jueves por la noche, 24 de diciembre, la misa en la Solemnidad del Nacimiento del Señor, a las 21.30 en la basílica de San Pedro.

Al día siguiente, día de Navidad, el Santo Padre impartirá la bendición Urbi et Orbi, desde la Logia Central de la Basílica Vaticana, a las 12.00, y dará su mensaje navideño. El sábado 26 de diciembre, rezará el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico a las 12.00. También lo hará el domingo 27 y previamente celebrará una misa por las familias. 

El miércoles día 30, como es habitual, el Santo Padre tendrá la audiencia general en la plaza de San Pedro. El jueves 31 de diciembre, solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el santo padre Francisco celebrará las vísperas a las 17.00, donde a continuación habrá exposición del Santísimo Sacramento, el tradicional canto del Te Deum y se concluirá con la Bendición Eucarística.

El primer día del año 2016, en la Basílica Vaticana, a las 10.00, el Pontífice celebrará la santa misa, en la Jornada Mundial de la Paz. Después, rezará el ángelus. Esa misma tarde, abrirá la Puerta Santa en la Basílica de Santa María la Mayor. El domingo, día 3 de enero, también rezará el ángelus desde el Palacio Apostólico. 

Finalmente, el día 6 de enero, solemnidad de la Epifanía del Señor, el Santo Padre presidirá también la santa misa en la Basílica de San Pedro a las 10.00. Y después, rezará el ángelus. 

 

El cardenal Brenes reitera la llamada del Papa
a la cooperación entre Costa Rica y Nicaragua

En declaraciones a la prensa, el arzobispo de Managua dijo que espera que los Gobiernos de ambos países asuman la responsabilidad de fortalecer el diálogo

El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes respaldó este lunes la llamada al diálogo y la cooperación entre Costa Rica y Nicaragua que realizó el papa Francisco después de la sentencia que puso fin a uno de los litigios fronterizos que mantenían ambos países desde hace años.

«Pienso que es una cosa muy importante. Significa que el área centroamericana, de manera especial nuestros dos países, Costa Rica y Nicaragua, están en el corazón del Papa», manifestó el actual arzobispo de Managua, en declaraciones difundidas por la prensa local. 

Asimismo, el purpurado señaló que espera que los Gobiernos de ambos países «asuman la responsabilidad de fortalecer el diálogo».

El Santo Padre abogó este domingo por la renovación del diálogo y la cooperación entre Costa Rica y Nicaragua, tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, el pasado día 16.

«Deseo que un renovado espíritu de hermandad refuerce ulteriormente el diálogo y la cooperación recíproca», dijo el Pontífice tras el rezo del ángelus en la plaza de San Pedro.

El fallo de la CIJ reconoció la soberanía costarricense sobre Isla Portillos o Calero, en la costa del Caribe, y obliga a Nicaragua a indemnizar a Costa Rica «por los daños materiales causados por las actividades ilícitas realizadas en el territorio costarricense». Y también determinó que Nicaragua violó el territorio de Costa Rica con presencia militar y sus derechos de navegación en el río San Juan.

 

El árbol navideño situado en la frontera de las dos Coreas no será encendido

La decisión quiere ser un gesto del Sur en favor de la distensión

El enorme árbol de Navidad metálico de 30 metros de altura, situado en la frontera entre las dos Coreas, este año no será encendido. Lo decidieron los diferentes grupos protestantes del Sur que gestionan el funcionamiento del mismo, indicó hoy la Agencia Fides.

Uno de los lideres del Partido cristiano, el reverendo Kim Young-il, declaró: “No encenderemos más estas luces, hasta que no podamos hacerlo junto a nuestros hermanos del Norte”. Considerado un “halcón” en el diálogo intercoreano, Kim aclaró que dicha elección “no significa una renuncia, sino que se trata solamente de un signo de buena voluntad”. Luego del anuncio, los grupos cristianos menos intransigentes quisieron agradecer por la decisión: “Un cambio en pos y en nombre de la armonía”.

El árbol ha sido considerado un instrumento de propaganda y ha desencadenado las protestas por parte del régimen del Norte. 

El enorme árbol de Navidad surge sobre el pico de Aegibong, una colina de 165 metros de altura, que se sitúa frente a la frontera con el Norte. Considerado por algunos como un instrumento de «guerra psicológica» contra el Norte, el árbol metálico y la cruz que lo corona son visibles por la población norcoreana que vive  a una distancia de hasta a 10 kilómetros de la frontera. 

Construido en 1971 –en pleno antagonismo entre las dos Coreas– la enorme estructura ha sido encendida de manera alternada, siguiendo las políticas de turno, ya sea de distensión o provocación, del gobierno
de Seúl en relación al régimen. En el año 2004, haciendo de ello gran publicidad, Seúl declaró que el árbol «no sería más iluminado» porque «se había alcanzado un acuerdo» con Pyongyang. Sin embargo, en el año 2010, luego del hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan, en el cual murieron 43 personas, las luces del árbol de Navidad volvieron a ser encendidas.

 

Navidad a pesar de todo

Reflexiones del obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi

VER

Después de haber acompañado a los artesanos de Chiapas que expusieron sus obras de arte en la Navidad Mexicana en El Vaticano, participé el domingo pasado en el Angelus, en la Plaza San Pedro, para escuchar el acostumbrado mensaje del Papa. Me llamaron la atención las múltiples medidas de seguridad para ingresar: revisiones y policías por todas partes, cortes continuos a la circulación, temores por posibles atentados del extremista ejército Islámico. A pesar de todo, éramos como treinta mil personas quienes espontáneamente acudimos. Es un breve momento, pero que atrae a miles de personas de todo el mundo, deseosas de escuchar un mensaje inspirado en el Evangelio.

En varios países europeos se están sufriendo graves problemas económicos por falta de trabajo. Hay países donde hasta el 50 por ciento de los jóvenes no lo encuentra. A pesar de ello, las tiendas comerciales están llenas y los aeropuertos saturados.

La migración que llega de Siria, Irak y norte de Africa, por las guerras y la falta de seguridad, no se detiene. Muchos cristianos son perseguidos allá y aumentan los mártires, católicos y protestantes. Sin embargo, encuentran la forma de celebrar la Navidad, aunque sea fuera de su patria y en forma muy sencilla.

Entre nosotros, los pobres también celebran, a su manera, la Navidad, no con derroches y regalos costosos, sino con una sencilla cena o comida, y sobre todo participando en las celebraciones religiosas, que les llenan no sólo de consuelo, sino de firme esperanza para seguir luchando por una vida más digna. Jesús niño, pobre, perseguido, exiliado, les significa que no están solos, que Dios les ama, les comprende y les acompaña, no con un espiritualismo alienante, sino como una certeza de que, con la fuerza de la Palabra de Dios y con el alimento de la Eucaristía, saldrán adelante.

Sin embargo, muchísimos no tienen oportunidad de celebrar, pues deben trabajar para lograr el pan de cada día; sus patrones no les dan unos días de descanso; andan corriendo de una parte a otra ofreciendo sus artesanías a los turistas; sufren las inclemencias del tiempo en las esquinas, vendiendo todo tipo de cosas, haciendo alguna actividad remunerada, o esperando una moneda para calmar sus males.

PENSAR

El Papa Francisco, en la Navidad del año pasado, dijo: “La liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría. A lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es más fuerte que las tinieblas y que la corrupción.

Jesús es la salvación para todas las personas y todos los pueblos. Mi pensamiento va a todos los niños hoy asesinados y maltratados. Tanto a los que, antes de ver la luz, son privados del amor generoso de sus padres y enterrados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida, como los niños desplazados por causa de la guerra y las persecuciones, abusados y explotados bajo nuestros ojos y nuestro silencio cómplice. Y a los niños masacrados bajo los bombardeos, también allí donde el Hijo de Dios ha nacido. Aún hoy su silencio impotente grita bajo la espada de tantos Herodes. Hay verdaderamente muchas lágrimas en esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús.

Que el poder de Cristo, que es liberación y servicio, se haga oír en tantos corazones que sufren la guerra, la persecución, la esclavitud. Que este poder divino, con su mansedumbre, extirpe la dureza de corazón de muchos hombres y mujeres sumidos en lo mundano y la indiferencia. Que su fuerza redentora transforme las armas en arados, la destrucción en creatividad, el odio en amor y ternura”.

ACTUAR

¿Qué puedes hacer para que la Navidad sea alegría y esperanza para tu familia y para los que sufren? Di al Señor: “Ayúdame a ser como tú, danos la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la mansedumbre en cualquier conflicto”.

 

Comentario a la liturgia dominical

Navidad, ciclo C, Textos: Is 52, 7-10; Heb 1, 1-6; Jn 1, 1-18

P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Hoy me quiero extender un poco más en mi comentario, pues lo merece este gran misterio de la Navidad. Alguna gota poética brotó de mi pobre pluma. Perdónenme.

Idea principal: Contemplemos hoy los personajes principales de la Navidad.

Síntesis del mensaje: Cada personaje vive de manera distinta la Navidad, ese gran misterio de la misericordia y bondad de Dios.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, contemplemos a María Santísima y a José, el carpintero. María, del Verbo preñada busca corazones, ¿le daremos posada? No puede ya con su Hijo en el vientre; quiere dárnoslo, ofrecérnoslo. Posadero, abre tu portal y prepara un rincón para que María dé a luz a su querido Jesús. Hasta ahora el seno de María era cálido albergue y cuna calentita. El tuyo, ¿cómo está? ¿Frío, terriblemente frío por la indiferencia, la ingratitud, el desamor? Dios no quiso que la Virgen diese a luz rodeada de vana curiosidad, envuelta en ruidos. Y se la llevó al campo. Allí, en libertad y soledad, sola con José, dio a luz al Niño Jesús. El nacimiento de Jesucristo, dice san Ignacio de Antioquia, ocurrió en silencio. Lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre. Le besaría los pies porque era su Señor: le besaría la cara porque era su hijo. Se quedaría quieta mirándolo. Era como una menuda flor que aún la yema del dedo podría lastimar. Sus manos, al fajarlo, temblaban de maravilla y de ternura extasiadas. De tanto mirarlo ciega ha quedado María y con cantar de asombro lo está acunando: “Hijo mío, Hijo del alma, ¿cómo he podido llevarte, siendo Sol, en mis entrañas? ¿Cómo es que no me abrasaste con tanta llama? Miremos ahora a san José. Era todo disponibilidad y obediencia y asombro. Y así venció las dudas, los desconciertos y las angustias. Y no añoraba nada, ni hijos nacidos de su misma sangre. Tenía delante al sol supremo, al hijo de los hijos, al Dios de cielo y tierra, y a la mujer que enamoró a Dios. ¿Qué más podía desear?

En segundo lugar, contemplemos a los pastores. Velaban su rebaño, cumpliendo su deber…nunca dejarían al lobo ninguna de sus crías. Hombres sencillos, hechos a la intemperie. Estaban en la noche, pues todavía no conocían la luz del Sol invicto. Y el ángel se les apareció y la gloria de Dios les envolvió con su luz. Nunca habían visto tanta luz y claridad, tanto resplandor y calor. Temen con un temor reverencial. No estaban acostumbrados a revelaciones divinas. Es el mismo temor de María y de José ante la irrupción de Dios en sus vidas. Nadie está preparado para recibir la revelación de Dios. Nos cae de sorpresa, y el hombre humilde y sencillo, al inicio teme. Se calman ante el anuncio del ángel, y creen en el anuncio del
ángel a pies juntillas, sin dudar, sin hacer preguntas. Su alma pura y sencilla estaba preparada para la Buena Noticia. La anhelaban. Y fueron corriendo a Belén y allí encontraron a Jesús, a María y a José. Y le dieron su fe, su esperanza y su amor.

En tercer lugar, contemplemos a Herodes y a los posaderos de Jerusalén. Primero, Herodes. Herodes no sabe de tan gran suceso, pues su pecho es nido de ambición y miedo. No soportó Verdad tan clara. Hecho tinieblas plantó la cara a tanta luz, cerrando el cerco de odio y de saña. Y quiso matar a esa Luz, a ese Amor, a esa Flor que nació en Belén. Sólo él quería reinar. El trono era sólo para él. Y se quedó sin Navidad. Y su corazón fue un infierno de odio, de ambición, de miedo y de crimen. Segundo, los posaderos. Estaban en sus juergas, pasatiempos y francachelas. En cada rincón de sus posadas olía a pecado, desenfreno, indiferencia. El consumismo, el hedonismo y el materialismo no dejaron entrar a María y a José, ni tampoco dejaron entrar a Jesús. ¡Qué lastima, posaderos!

En cuarto lugar, contemplemos a los Magos de Oriente. Los magos vienen de lejos, no saben si volverán, sólo saben que una estrella los invitó a caminar. Y en camino se pusieron. No saben adonde van, pero en su corazón arde una luz de inmensidad. Vienen de lejos, muy lejos –no saben si volverán-, pues la luz que así les guía siempre invita a ir más allá. Atravesando desiertos se han visto a los pies de un Niño cuyo llanto es su paz. Vienen de lejos, muy lejos…no saben si volverán, pues la risa de este Niño cautiva todo mirar. Afrontan con fortaleza todas las dificultades del camino. Siguen, a pesar de todo. Y llegan al portal. Tienen que apearse de sus camellos. Tienen que hacerse pequeños para entrar. Tienen que ensuciarse un poco de barro. Pero encuentran el tesoro, que es Jesús. Y de los ojos del recién nacido salieron unos rayos de luz y entraron en el alma de estos reyes. ¡Era el inicio de su fe! Y la fe la acompañaron con la generosidad. ¡Y qué generosidad! Oro, incienso y mirra.

Finalmente, contemplemos al Niño Jesús. Nace un Niño, cuyo llanto es la primavera y cuyas lágrimas, son rocío que embellece nuestros campos. Esas lágrimas las sorben los ángeles, pues son lágrimas de miel. Esas tus lágrimas, Jesús, caigan sobre nuestro mundo y lo limpie y lo dulcifique. ¡No quieras, Jesús, privarnos de tus lágrimas, de ese tesoro infinito! Más prefiero tu llanto, Jesús, Niño de Belén, que el cantar de los ángeles que anuncia paz y bien. Caigan tus lágrimas sobre nuestras almas y las limpien de toda impureza, egoísmo y ambición. Y este Niño nace desnudo aguardando manos pobres que le vistan sábanas de ancha hermandad, tejidas de llanto y risa. Nace desnudo para decirnos que quien de amor se atavía desde la cuna al sepulcro, desnudo ha de andar la vida. Nace la Palabra, para los sedientos de oír a Dios: Si Tú eres ya la Palabra, ¿qué nos resta a los tenemos labios, sino pronunciarla, sino beberla y saciarnos, vestirla en carne y en alma? Si en ti ya está dicho todo cuanto es de vida y de gracia, cuanto es de amor y de muerte, cuanto de luz nos traspasa…¿por qué ese afán triste, loco, de querer siempre inventarla, de hacerla nuestra y distinta, disimularla…? ¡La Palabra…! ¡Si tú eres ya la Palabra! Naces como Palabra para que yo pueda llamar a Dios con la palabra “Padre” y a los demás con la palabra hermano. Tu Palabra, Jesús, es eco del amor de tu Padre. Esta Palabra pide silencio para escucharla; pide disponibilidad para acogerla; pide generosidad para que fecunde en nosotros. “Si no me oís –dice esta Palabra- es porque os taponan mentiras como músicas insomnes”. Nace el Enmanuel, el Dios con nosotros, para los solos, abandonados, exiliados, desterrados. Se aproximó al valle tenebroso de nuestro quebranto, para caminar con todos los tristes y despojados. Nace el Sol Invicto para los que yacen en las tinieblas. ¡Los astros todos se eclipsan ante el Sol de su semblante! Su luz transforma en auroras nuestra oscuridad. Nace el Mayoral para todas las ovejas descarriadas, que salieron del aprisco y a quienes el lobo carnicero acecha el paso. Nace el Alfarero que toma en sus manos el sucio barro nuestro, y no se mancha, sino que lo modela, lo forja con amor; y el amor todo lo deja más blanco, todo lo deja más puro, todo lo deja más santo. Madre, no tengas miedo de que pueda ensuciarme el barro. Nace el Agua que saciará a todos los sedientos del mundo. Él es Fuente y Agua al mismo tiempo. Vino para bañar la tierra toda, para anegar con su frescura honda tiniebla y sequedad. Él es el Río fecundo de la Historia, viva corriente de Hermosura indómita. Nace el Pan, en la casa del Pan, Belén. Ese Pan amasado en el seno de María. ¡Mirad qué Pan tan tierno nos confía el Dios que por la tierra busca amores con quien compartirlo! Este es el Pan de más vivos sabores. En él encuentra el hombre la alegría de ver colmada su hambre, día a día, sin apurar de muerte arduos sudores. Este es el Pan de Gracia que se ofrece a todos los hambrientos de la tierra. Por él crece el amor, la vida crece. Y el hombre que en tal Pan su dicha encierra, sabe de aquella fuerza que abastece el abrazo de paz contra la guerra. Es Pan que un día se hará Eucaristía. Pan que sacia nuestra hambre de amores. Pan que sabe a cena entre amigos, y a Mesa convida. Es Pan de Cielo y Tierra, de lucha y gracia, de densa noche oscura, de amanecer de Pascua. Es pan de la ternura de un Dios Infante. Pan que cuanto más lo como, más me devora. Nace el Hombre: por eso, desde la Encarnación la inicial de Hombre, es tan mayúscula como la de Dios. Ni más ni menos. Ni menos ni más. Tan mayúscula la H de hombre como la D de Dios. Desde la Encarnación Dios se escribe con H de hombre; Hombre, con D de Dios. Nace Jesús como Sacerdote que ofrece y se ofrece al Padre por nuestra salvación: su Altar es una cueva de animales; su corporal, unos pañales; su patena, unas pajas. Nace el Rey de cielos y tierras, a quien Herodes temió. ¿Su ley? Gloria a su Padre y paz entre nosotros. ¿Su trono? Un pesebre con pajas. ¿Su cetro? Unas manitas que bendicen. ¿Su manto? Unos pañales. ¿Tus súbditos? La pobreza, los pobres. No busca trono en la tierra, sólo un corazón pobre, pero limpio, y un pecho amante. Mi consuelo y mi alegría –dice este rey- están en los corazones puros, de amor insaciables. Buscas a los pobres para llenarles de tu riqueza, de esa riqueza que sólo Dios reparte con su gracia, traída del cielo por Jesús. ¿Tu programa como Rey, Jesús? Implantar tu paz. Esta paz tú la regalas a quien tiene abierto el corazón. ¿Por qué, Jesús, aún existe la guerra y la violencia avasalla, por qué la fuerza se impone y hay tanta vida truncada? Diciendo esto, vi que el Niño ponía triste su cara, y lágrimas en silencio por sus mejillas rodaban. “No hay navidad mientras no reina la paz en cada alma; mientras que los corazones de toda cultura y raza no formen un corazón único donde Yo nazca; no hay navidad mientras que el humano use otras armas para defender sus bienes de temores y amenazas, que aquel amor que comprende, y que perdona y que abraza; ¡aquel amor que derriba barreras d odio y de saña; y se entrega y nada pide, sabe morir y no mata”Nace el Eterno en el tiempo, para hacernos eternos a nosotros que somos temporales. De otra manera, hubiéramos sido sólo tiempo, y no hubiéramos ni soñado la eternidad, donde Dios vive en un eterno presente amándonos, viéndonos, escuchándonos.

Para reflexionar: hace tiempo aprendí e
sta poesía que nos puede servir para reflexionar hoy, día de Navidad:

¡He!, Tú, ¡posadero!
¿No habrá una habitación para esta noche?
– Ninguna cama libre. Todo lleno.
Y Dios pasó de largo, qué pena posadero.

Todo hubiera sido de otro modo:
las estrellas columpiándose por tus aleros;
los ángeles cantando en tus balcones;
los Reyes magos perfumando tu patio con incienso,
y en tu fonda, el divino alumbramiento.
Pero: “No queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”.
Y Dios pasó de largo, ¡Qué pena, posadero!

Hubieras liquidado, por cierre, tu negocio.
No hay sitio para huéspedes, cuando Dios está dentro.
Dios va ocupando habitación tras habitación,
hasta invadir el corazón entero.
Cerrarías la fonda, pues Dios te reclamaba
toda tu casa para el Evangelio.
Pero: “No queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”.
Y Dios pasó de largo, ¡Qué pena, posadero!

El Evangelio empieza ante la puerta
de una fonda en Belén. Y un posadero.
Y el Evangelio sigue reclamando hospedaje:
– “Sólo para esta noche”.
– “No hay sitio: todo lleno”
¿Será mía la fonda? ¿seré yo el posadero?
La mano que llamaba a mi puerta, ¿no sería la estrella
de Belén con aserrín de carpintero?
Si ya no tengo sitio. Y si está todo lleno.
Si Dios pasó de largo ¡Qué pena posadero!

Para rezar: me postro ante ti, Niño de Belén, y te adoro, te agradezco, te amo. Quiero vivir contigo la Navidad. Amén.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

 

Santa Paola Elisabetta Cerioli – 24 de diciembre

«Su vida pone de manifiesto la supremacía del amor, fuente de gracia y de virtud que se nutrió en la adversidad. Desposada con un hombre mayor, lo perdió a él y a sus hijos. Fue una madre para los huérfanos que acogió en su palacio»

La fortaleza de un ser humano se mide especialmente en el infortunio. Constanza Cerioli lo demostró con creces. Su particular tragedia, neutralizada por su incondicional entrega a Dios, se trocó en bálsamo para los desfavorecidos. Fue conducida a la vida religiosa tras dramáticas experiencias personales de sufrimiento, si bien el dolor fue para ella árbol fecundo.

Nació el 28 de enero de 1816, en Soncino, Cremona, Italia, con una constitución tan débil que sus padres, los nobles y acaudalados Francesco Cerioli y Francesca Corniani, que ya tenían una numerosa prole, rogaron que se le administrara el bautismo inmediatamente, temiendo que pudiera morir. Pero Constanza sobrevivió, aunque su salud sería frágil el resto de su vida. Se formó junto a las Hermanas de la Visitación en Alzano Maggiore, Bergamo, hasta los 16 años. A los 19, una edad en la que tantas jóvenes sueñan con un futuro feliz, tuvo que desposarse por acuerdo de sus padres, que así lo habían apalabrado, con Gaetano Busecchi, que rozaba los 60 –casi un anciano para la época– y era el rico heredero de los condes Tassis de Comonte de Sériate, Bergamo.

No es difícil imaginar el escenario en el que se desenvolvieron casi veinte años de su vida con un matrimonio contraído sin amor y con ese desfase abrumador de edad y experiencia entre su esposo y ella. Pero asumió su destino con la dignidad propia de su noble condición, creyendo que en la voluntad paterna estaba contenida la divina, amparada en los hondos principios de fe y virtud que le habían inculcado. De esta unión nacieron cuatro vástagos. Los tres primeros hijos murieron nada más nacer. Y si dolorosas fueron estas sucesivas pérdidas más lo fue la del cuarto hijo, Carlos, que sobrevivió hasta los 16 años. Unos meses más tarde falleció su esposo, y Constanza se sumió en el más profundo dolor. Tenía 38 años y era heredera de una gran fortuna, pero su corazón latía afligido por tal cúmulo de desgracias. Su sostén fueron los prelados de Bergamo que le ayudaron a aferrarse a la fe. «No sé –reconocería más tarde– cómo he podido sobrevivir, frágil y probada como estaba».

Había madurado a golpes de intenso sufrimiento y volvió los ojos a la Virgen Madre de los Dolores. Conmovida al meditar en ellos, en una ocasión la angustia sufrida fue de tal grado que estuvo a punto de caer desmayada. Convirtió su palacio en un refugio para los necesitados, desamparados y huérfanos a los que socorrió ejerciendo con ellos un apostolado cuajado de esas ternuras que la vida le había impedido dispensar a los de su propia sangre. Primero comenzó con dos huérfanas, pero enseguida fue incrementándose el número de los acogidos. Se lo había vaticinado su hijo Carlos cuando a punto de morir le dijo: «No llores por mi próxima muerte, mamá, porque Dios te dará otros muchos hijos». Ese hogar fue otra Casita de Nazaret donde pudo dar a tan maltrechos corazones el cobijo que nunca tuvieron, y socorrerlos en sus múltiples carencias.

Tomó como modelo a la Sagrada Familia. Ella, junto a su amor a la Santísima Trinidad y a la Virgen de los Dolores, sustentó sus quehaceres marcados por la caridad, confianza en Dios, piedad, humildad y obediencia, virtudes plasmadas en el ejercicio concreto de su espiritual maternidad con los desfavorecidos. La semilla germinó en su palacio a través de los niños que acogió, y fue origen de la fundación de las Hermanas de la Sagrada Familia que impulsó con la aquiescencia de otras seis mujeres que se unieron a ella en 1857. Quiso que todos vivieran la experiencia de la conciencia filial.

Como religiosa tomó el nombre de Paola Elisabetta. Fue fundadora, asimismo, de los Hermanos de la Sagrada Familia, dirigida a la asistencia de los pobres campesinos. En 1863, superando numerosos contratiempos, abrió la primera casa destinada a los hijos de éstos en una de las posesiones que tenía en Villacampagna (Cremona). A ella le sucedieron la creación de escuelas y colegios en los que se proporcionaba a los pequeños una formación humana y espiritual. La santa siempre tuvo en cuenta el valor de la familia para el progreso de la sociedad.

En sus escritos espirituales se refleja su anhelo de conquistar la santidad, la conciencia de su pequeñez… Así en mayo de 1864 anotaba: «Sí, Dios mío, seré humilde de corazón; lo sé, porque Tú me iluminas, que no tengo la virtud ni el talento, ni méritos; pero la humildad llenará ese vacío ante Ti de méritos, talento y virtud; compensará mis carencias. Seré humilde, y humilde en todo; en mis palabras, no hablando nunca de mí sino con gran circunspección; humilde en mis sentimientos, humilde en mis acciones, humilde en mi conducta, pero sobre todohumilde para imitar Tu ejemplo, para merecer Tu gracia, para entrar en Tu corazón, encontrar un lugar en él que sea para siempre mi estancia». En agosto de 1865, cuando le faltaban unos meses para su deceso, se percibe que seguía manteniendo vivos estos sentimientos que plasmaba por escrito: «Evitar las palabras innecesarias, no desperdiciar el tiempo, no buscar mi propia comodidad».

Pero Dios juzgó que ya había cumplido su misión y esta mujer que había sufrido tanto humanamente, le entregaba su alma en Comonte, a los 49 años, el 24 de diciembre de 1865. Pío XII la beatificó el 19 de marzo de 1950. Y Juan Pablo II la canonizó el 16 de mayo de 2004.

 

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ZENIT Staff

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