Pope Francis

WIKIMEDIA COMMONS - Jeffrey Bruno

El Papa pide a los mexicanos poder estar a solas con la Guadalupana

En una entrevista colectiva, difundida a través de la agencia Notimex, el Santo Padre reflexiona sobre la situación que atraviesa el país azteca

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El papa Francisco ha pedido un favor a los mexicanos: quiere que le dejen un ratito solo delante de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Así lo ha indicado en una entrevista múltiple que ha realizado conversando con varios mexicanos publicada este miércoles por la agencia de noticias Notimex.
En esta conversación informal, disponible también en formato vídeo, el Santo Padre cuenta que ha estado dos veces en México.  Las dos veces fue a visitar “a la Señora, a la Madre, a la Madre del Dios por quien se vive”. Y confiesa que por Ella siente “seguridad, ternura” y reconoce que cuántas veces está con miedo por algún problema o que ha sucedido algo feo y no sabe cómo reaccionar, le reza repitiéndose “No tengas miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre”. Para el Pontífice, la Virgen de Guadalupe es una imagen “decidora”, la imagen de una madre que cobija, que cuida, que está metida en su pueblo, con la tez de su pueblo.
Por otro lado, el Papa también explica que no va a México “como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas, no se piensen todas esas cosas”. Él va como un peregrino, “voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo”.
Asimismo asegura tener ganas de visitar el país azteca para “vivir esa fe con ustedes”. O sea –indica– voy con el corazón abierto para que se llene de todo aquello que ustedes me pueden dar. Francisco afirma que los mexicanos “tienen una idiosincrasia, una manera de ser que es fruto de un camino muy largo, de una historia que se fue forjando lentamente, con dolores, con éxitos, con fracasos, con búsquedas, pero hay como un hilo conductor”.
Reflexionando sobre la situación concreta que atraviesa México, el Santo Padre reconoce que más o menos el clima que estamos viviendo en todo el mundo es de “violencia, corrupción, guerra, niños que no pueden ir a la escuela por sus países en guerra, tráfico, fabricantes de armas que venden armas para que las guerras en el mundo puedan seguir”.  Y los mexicanos “están viviendo su pedacito, su pedacito de “guerra”, su pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado”, asegura. De este modo, el Pontífice asegura que si va allí, “es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que está sucediendo, se solucione”, porque “el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los carteles, no es el México que quiere nuestra Madre”.
El Obispos de Roma subraya que él no quiere “tapar nada de eso” al contrario, quiere “exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”. Al respecto, recuerda que “la paz nace de la ternura, la paz nace de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura, y esta es la palabra clave, el diálogo: diálogo entre los dirigentes, diálogo con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo”.
Al respecto recuerda que hay que estar abierto a hablar con el otro y escuchar sus razones, a dejarse corregir. “Padre, pero con un delincuente uno no puede hacer eso”, comenta el Papa y responde: eso es verdad, pero yo puedo dialogar con quien le puede cambiar el corazón a ese delincuente. Tenemos la misma Madre.  
Además, les pide que no entren “en ninguna transa que por ganar dinero, me esclavice toda la vida en una guerra interior y me quite la libertad, porque la paz da libertad”.
Por otro lado, el Santo Padre también explica que él va “para servir”, “para ser un servidor de la fe de ustedes, porque para eso me hice cura, para servir, porque sentí esa vocación, para servir a la fe de ustedes, para servir a la fe del pueblo”. Nuestra fe –recuerda el Pontífice a los mexicanos– no es una fe de museo y la iglesia un museo. Y la fe “tiene que salir a la calle, tiene que salir a los lugares de trabajo, tiene que salir en el entendimiento con los demás, esa fe tiene que expresarse en el diálogo, en la comprensión, en el perdón, en la artesanía cotidiana de combatir por la paz”, precisa. Que la fe salga a la calle “significa que yo en mi lugar de trabajo, en mi familia, en las cosas que hago en la universidad, en el colegio, me muestro como cristiano”, explica el Papa.
Renovar la fe –concluye Francisco– quiere decir hacerla “salidora”, hacerla callejera, que no le tenga miedo a los conflictos, sino que busque solucionar los conflictos familiares, escolares, sociales, económicos.

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Rocío Lancho García

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