Mons. Paul Gallagher (WIKIMEDIA COMMONS)

Mons. Paul Gallagher (WIKIMEDIA COMMONS)

La Santa Sede pide en Londres más ayuda para la población siria

Mons. Gallagher ha intervenido en la ‘Conferencia de Países Donantes para Siria’. Lamenta que el año pasado se asignó solamente la mitad de los fondos destinados

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El arzobispo Paul R. Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados, ha intervenido este jueves en la Conferencia de Países Donantes para Siria que ha tenido lugar hoy en Londres, informó el Vatican Information Service.
«La Santa Sede –dijo el prelado– se complace en participar en la Conferencia Sostener a Siria y a la región, que tiene como objetivo responder a la crisis humanitaria en ese país, que dolorosamente está llegando al sexto año. Se trata de una crisis caracterizada por un creciente sufrimiento humano, que incluye casos de desnutrición extrema de niños inocentes y de otros civiles, especialmente entre el gran número de personas atrapadas en zonas de difícil acceso y en estado de sitio y privadas de la asistencia humanitaria esencial. A pesar de las esperanzas renovadas de una solución política de la crisis, nuestros esfuerzos humanitarios se concentran cada vez más no sólo en la ayuda de emergencia, sino también en las necesidades a medio y largo plazo de los refugiados y de los países que los reciben. Por lo tanto, la Santa Sede acoge con satisfacción el acento puesto en esta conferencia de donantes sobre la necesidad de proporcionar educación, empleo y desarrollo económico».
«Al mismo tiempo que afrontamos las necesidades humanitarias, hay que recordar –subrayó el arzobispo– que el coste real de esta crisis humanitaria se mide por la muerte y el sufrimiento de millones de seres humanos. En su reciente discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el 11 de enero, Francisco recordó la voz de miles de personas que lloran, en fuga de horribles guerras, de persecuciones y violaciones de los derechos humanos, o de inestabilidad política o sociales, obligadas a huir para evitar la barbarie incalificable practicado hacia las personas indefensas, como los niños y los discapacitados, o el martirio solo por su afiliación religiosa. Con la mirada puesta en el futuro, en la Primera Cumbre Humanitaria Mundial que tendrá lugar en mayo, el Papa expresó el deseo de que ese encuentro tenga éxito en su intento de poner a la persona humana y su dignidad, en el centro de cualquier respuesta humanitaria».
El secretario para las Relaciones con los Estados recordó que la Santa Sede, a través del Pontificio Consejo «Cor Unum», y la Iglesia Católica, a través de su red de organizaciones benéficas, han respondido desde el inicio a la crisis humanitaria en Siria y en la región. La financiación que necesitan tantas instituciones católicas y organizaciones no gubernamentales ya están incluidas en el Plan Regional para los Refugiados y la Resiliencia 2016-2017 en respuesta a la crisis de Siria (3RP) de las Naciones Unidas. Las solicitudes de fondos para el plan 3RP solamente para 2016 son considerablemente más altas que la cantidad requerida en el año 2015, de la que por desgracia se asignó solamente un 50 por ciento. «Teniendo en cuenta las enormes necesidades humanitarias –añadió– la Santa Sede une su voz a las peticiones de dar más fondos para la asistencia a los refugiados y las comunidades de acogida, que sufren su impacto, en los países 3RP: Jordania, Líbano, Irak, Turquía y Egipto».
En 2015, las instituciones de la Iglesia Católica (diócesis, entes de ayuda y organizaciones no gubernamentales católicas), con los fondos recibidos gracias a los llamamientos de las conferencias episcopales nacionales, a los donativos privados de los católicos de todo el mundo y en colaboración con los gobiernos y las organizaciones Internacionales, contribuyeron a proporcionar una ayuda humanitaria cifrada en 150 millones de dólares, de los que se han beneficiado directamente más de 4 millones de personas. Las principales áreas prioritarias de las instituciones católicas en 2015 fueron: educación: 37 millones de dólares para programas de formación en el Líbano y Jordania, tanto para los refugiados como las comunidades de acogida; asistencia alimentaria: 30 millones de dólares, de los cuales 25 millones han sido distribuidos en Siria; asistencia no alimentaria: aproximadamente 30 millones de dólares en Siria e Irak; salud: unos 16 millones de dólares destinados al sector sanitario, especialmente en Siria, Jordania e Irak; y  vivienda: 10 millones de dólares se han destinado al alojamiento y la vivienda de los refugiados y desplazados internos. Otros 12 millones de dólares han sido utilizados para proporcionar asistencia directa en efectivo, agua y saneamiento, medios de sustento y asistencia socio-psicológica.
»En esta ocasión –concluyó mons. Gallagher– deseo asegurar el compromiso de la Iglesia católica a seguir prestando asistencia humanitaria en el próximo año. En la distribución de ayudas, los organismos y los entes católicos no hacen distinciones respecto a la identidad religiosa o étnica de las personas que la necesitan, y tratan siempre de de dar prioridad a los más vulnerables y necesitados. Son particularmente vulnerables las minorías religiosas, entre las cuales los cristianos, que sufren en gran medida de los efectos de la guerra y la agitación social en la región. De hecho, su sola presencia y su existencia se ven fuertemente amenazadas. Por esta razón, Francisco ha llamado repetidamente la atención sobre las necesidades especiales de los cristianos y de las minorías religiosas en el Oriente Medio».
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ZENIT Staff

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