Domingo por la noche:
El Papa regresa de Ecatepec a Ciudad de México
Francisco concluye su segunda jornada de actividades con una visita al Hospital pediátrico “Federico Gómez”
El papa Francisco se ha trasladado este domingo al municipio de Ecatepec alrededor de las 10:15 horas, donde ha presidido la Santa Misa y el rezo del Ángelus en el Centro de Estudios Superiores. El Santo Padre se ha bajado de un helicóptero Super Puma de la Fuerza Aérea Mexicana, se ha subido al papamóvil y se ha dado un auténtico baño de multitudes.
Ante unas 300 mil personas dentro del recinto y más de un millón en las calles, el Pontífice ha dicho: “Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
Ecatepec es un inmenso municipio de 1,7 millones de habitantes perteneciente al Estado de México y a 20 minutos en coche de la capital. El municipio concentra a más de 100 mil personas en situación de pobreza extrema. Además, contempla las tasas de secuestro más altas del país cometidas por adolescentes. En los últimos tres años, han sido asesinadas más de 600 mujeres. El número de feminicidios ha superado a la época más sangrienta de Ciudad Juárez.
A las 14:00 horas, el Papa ha almorzado con su séquito en el seminario diocesano de dicha demarcación. Por la tarde, ha regresado a Campo Marte para después dirigirse al Hospital pediátrico “Federico Gómez” de Ciudad de México. El nosocomio, que fue fundado el año 1943, se encuentra en la colonia Doctores. En este centro de excelencia, donde se han formado más de ocho mil pediatras mexicanos, Francisco visitará a sus doscientos pequeños pacientes. Diariamente, ingresa un menor con cáncer.
A su llegada al hospital, el Santo Padre será recibido por la mujer del presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, y por el director y los miembros del patronato. Poco después, se dirigirá al auditorio “Jesús Kumate”, donde le estarán esperando 40 niños en silla de ruedas. En el auditorio, el Pontífice dirigirá un mensaje a todos los presentes. El papa Francisco desea hablar con los enfermos y sus padres, por lo que el resto del encuentro será privado.
Francisco receta ‘cariñoterapia’ para recuperarse de las enfermedades
En su visita al Hospital pediátrico “Federico Gómez”, el Papa es recibido por los niños enfermos de cáncer con dibujos, abrazos y besos
En su última actividad del día, el papa Francisco ha visitado este domingo a los niños enfermos de cáncer en el Hospital pediátrico “Federico Gómez”, situado en la colonia Doctores, en la capital de México. Sonriente y afable, el Santo Padre ha caminado por los pasillos de la clínica saludando a los pequeños, que le han recibido con dibujos, abrazos y besos.
Angélica Rivera, mujer del presidente Enrique Peña Nieto, ha acompañado al Pontífice en su recorrido. Antes de la esperada intervención del Papa, la esposa del mandatario mexicano le ha dicho: “Usted es grande por lo que dice, pero usted es mucho más grande por lo que hace”.
En el auditorio “Jesús Kumate”, el Santo Padre ha dirigido unas palabras a los pequeños y a quienes les atienden en este centro médico. De forma espontánea, una niña ha gritado: “Papa Francisco, te amo”, y el Pontífice le ha pedido: “Reza por mí”.
“Al ver sus ojos, sus sonrisas, me generaron ganas de darles gracias, gracias por el cariño que tienen al recibirme”, ha asegurado el Papa en su discurso.
Asimismo, Francisco ha invocado la bendición divina para “todas las personas que, no solo con medicamentos sino con la cariñoterapia, ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría”. “La cariñoterapia es tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”, ha enfatizado.
El Santo Padre ha insistido en lo importante que es, en los momentos de enfermedad, “sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos”.
A continuación, ha invitado a los niños y a las niñas a que cierren los ojos y pidan lo que más deseen en ese momento. Tras rezar un Ave María, el Pontífice ha concluido su intervención exhortando: “Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre”.
Al término de su discurso, el Papa ha realizado una visita privada a las instalaciones. En una de las áreas oncológicas, una niña le ha cantado el Ave María de Schubert. La primera dama y varios de los presentes se han conmovido al escuchar a la menor, que llevaba un pañuelo para cubrirse la cabeza.
Durante el recorrido se han vivido muchos momentos emotivos, como cuando Francisco ha entrado en una sala donde hay una campana. Cada vez que suena significa que uno de los pacientes es dado de alta. Dos pequeños han anunciado su vuelta a casa, ante la presencia del Pontífice.
Publicamos a continuación las palabras del Santo Padre:
Señora Primera Dama.
Señora Secretaria de Salud.
Señor Director.
Miembros del Patronato.
Familias aquí presentes.
Amigos y amigas. Queridos niños.
Buenas tardes a todos.
Agradezco a Dios la oportunidad que me regala de poder venir a visitarlos, de reunirme con ustedes y sus familias en este hospital. Poder compartir un ratito de sus vidas, la de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden. Tanta gente que está trabajando para ustedes.
Hay un pedacito en el Evangelio que nos cuenta la vida de Jesús cuando era niño. Era bien chiquito, como algunos de ustedes. Un día los papás, José y María, lo llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Y ahí se encuentran con un anciano que se llamaba Simeón, el cual cuando lo ve, muy decidido el viejito y con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios.
Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Da gracias a Dios y al viejo le vinieron ganas de bendecir. Simeón es el ‘abuelo’ que nos enseña esas dos actitudes fundamentales de la vida: agradecer y a su vez bendecir.
Acá yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a ustedes los chicos pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos y a pedirle a Jesús que los cuide porque ellos los cuidan a ustedes.
Yo aquí (y no sólo por la edad) me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos guiños, sus rostros me generó ganas de dar gracias.
Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los cuida aquí y con el cariño con el que se los acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido.
Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo: ¡Gracias, gracias!
Y, a su vez, quiero bendecirlos. Quiero pedirle a Dios que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con la ‘cariñoterapia’ ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría.
Es tan importante la ‘cariñoterapia’, tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse. ¿Conocen al indio Juan Diego ustedes? A ver, levante la mano quién lo conoce. Todos. Cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: “No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”.
Tenemos a nuestra Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús. Y ahora a los chicos les voy a pedir una cosa: Cerremos los ojos, cerremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera, un ratito de silencio con los ojos cerrados y adentro pidiendo lo que queremos.
Y ahora juntos digamos a nuestra Madre: Dios te salve María…
Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre. Muchas gracias. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. No se olviden. Que Dios los bendiga.
El Papa se reúne en privado con los Jesuitas de México
Durante el encuentro, el equipo de gobierno entregó al Pontífice una reliquia del beato Miguel Agustín Pro Juárez, mártir de la Guerra Cristera
El papa Francisco se reunió este domingo durante media hora con seis jesuitas en la Nunciatura Apostólica de Ciudad de México. En una conferencia de prensa para informar sobre las actividades del Santo Padre en este día, el padre Federico Lombardi detalló que los religiosos de la Compañía de Jesús vieron al Pontífice después de que éste regreso del Hospital pediátrico “Federico Gómez”.
La reunión consistió en “un pequeño encuentro fraternal”, en el cual los jesuitas regalaron al Papa una reliquia del beato Miguel Agustín Pro Juárez, un compañero de congregación que fue fusilado durante la Guerra Cristera (1926-1929) de México. El padre Pro fue beatificado en 1988 por Juan Pablo II. Su canonización está en proceso.
El portavoz de la Santa Sede no habló de los temas que Francisco trató durante la reunión. Sobre un posible encuentro con los padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, el padre Lombardi descartó pronunciarse al respecto. “No hago un informe del encuentro. Me dijo que podía hablar sobre la reliquia, sobre otras cosas no tengo qué decir”, apuntó. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, dependiente de la Compañía de Jesús en México, asesora a las familias de los normalistas de la escuela Ayotzinapa.
El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede también se refirió a otro de los encuentros fuera de programa en este segundo día en Ciudad de México. De camino hacia el Campo Marte, el Santo Padre hizo parar el papamóvil para acercarse a un grupo de monjas que se encontraban al borde de la carretera afuera de la Universidad Simón Bolívar. Eran unas religiosas de cláusula de la Orden de la Visitación de Santa María, llamadas Visitandinas o Salesas, con las que el Pontífice se detuvo a intercambiar algunas palabras, les dio la bendición y ellas le entregaron un ramo de rosas blancas.
El sacerdote jesuita italiano prosiguió recordando que cuando iba en helicóptero hacia Ecatepec, el Papa pudo sobrevolar las pirámides de Teotihuacán. Y sobre la visita a los niños enfermos de cáncer, dijo que el mensaje que brindó Francisco “pasa por los gestos concretos, no es tanto un mensaje de palabras”.
Lunes 15:
Tercer día del viaje apostólico: el Papa en camino hacia Chiapas
Celebrará la santa misa en el estadio municipal, almorzará
El papa Francisco inició este tercer día de su viaje apostólico partiendo en avión a las 9,15 local hacia San Cristóbal de Las Casas, en donde celebrará la santa misa para las comunidad de Chiapas, en el Centro Deportivo Municipal.
El Santo Padre partió de la nunciatura, en donde pasó la noche, hacia el aeropuerto, conducido en una ‘fiat 500’, repitiendo así el mismo ejemplo de austeridad dado en su viaje a Estados Unidos.
El Pontífice almorzará en San Cristóbal de las Casas, con los representantes indígenas, varios de los cuales religiosos o seminaristas, y por la tarde irá a la Catedral de la ciudad.
Más tarde en la vecina ciudad de Tuxtla Gutiérrez, el Papa encuentra a las familias en el estadio “Víctor Manuel Reyna”.
Chiapas recibe al Papa con gran entusiasmo
Francisco oficia la Santa Misa en San Cristóbal de las Casas. Almorzará con indígenas del sur de México
El papa Francisco llegó este lunes a San Cristóbal de las Casas en helicóptero, proveniente del aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez en donde aterrizó el avión de Aeroméxico. Miles de pobladores le recibieron de manera muy calurosa, agitando banderas con los colores del Vaticano y pañuelos.
El papamóvil se detuvo algunas veces para que el Santo Padre pudiera bendecir y besar a algunos niños, especialmente al llegar en el Centro Deportivo Municipal, en donde el Pontífice presidió la santa misa. Esta es la primera vez que un Papa visita esa localidad de Chiapas.
Por los altavoces, el presentador citó a las diversas etnias indígenas allí presentes, mientras la gente no cesaba de saludarle. En el papamóvil le acompañaron los obispos de Tuxtla Gutiérrez, monseñor Fabio Martínez Castilla y el de San Cristóbal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi.
En el estadio fueron reproducidas una réplica de la fachada de la Catedral de San Cristóbal, las escalinatas de la pirámide de Palenque e imágenes de las cascadas de Agua Azul, donde Francisco ofició la eucaristía ante miles de personas.
En su homilía, el Santo Padre advirtió que “ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”. Ante esta crisis, añadió, los indígenas “tienen mucho que enseñarnos”.
Los paramentos eran color violeta, respetando el tiempo cuaresmal, y la celebración fue embellecida con las melodiosas músicas autóctonas y el característico sonido de la marimba. Las lecturas y los cantos de la misa se hicieron en lenguas chol, tzotzil y tzeltal por los mismos indígenas. Las ofrendas fueron entregadas por familias tojolabales y zoques.
Tras la celebración religiosa, el Pontífice almorzará con ocho representantes de los pueblos originarios y visitará la tumba de Samuel Ruiz, un sacerdote a quien llamaban cariñosamente “Tatic” (padre, en lengua tzotzil).
El Papa a los indígenas de México: ‘El mundo de hoy,
despojado por la cultura del descarte, los necesita’
Texto completo. En su homilía, el Santo Padre dice que ‘la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes’
El papa Francisco llegó este lunes a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, minutos antes de las 09:00 horas, donde fue recibido por el gobernador estatal Manuel Velasco y su mujer. En el aeropuerto, representantes de dos comunidades indígenas le regalaron un bastón y una diadema, que reconocen la autoridad del Santo Padre.
Poco después, el Pontífice se subió a un helicóptero rumbo a San Cristóbal de las Casas, donde presidió una celebración eucarística con las comunidades indígenas en el Centro Deportivo Municipal.
En su homilía, el Papa dijo que “en el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz”.
“De muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles”, advirtió.
“La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”, enfatizó. “Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”, añadió.
“En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza”, explicó Francisco.
Sin embargo, “muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”.
“El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”, insistió el Santo Padre al término de sus palabras.
“Los jóvenes de hoy, expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan que no se pierda la sabiduría de sus ancianos”, concluyó el Pontífice.
Publicamos a continuación el texto íntegro de la homilía del papa Francisco:
Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. La ley del Señor es perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino.
Esa es la ley que el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados. Ley que quería ser luz para sus pasos y acompañar el peregrinar de su Pueblo. Un Pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del Faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato hasta que Dios dice basta, hasta que Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia (cf. Ex 3,9). Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, de sabiduría y de luz. Experiencia, realidad que encuentra eco en esa expresión que nace de la sabiduría acuñada en estas tierras desde tiempos lejanos, y que reza en el Popol Vuh de la siguiente manera: El alba sobrevino sobre las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol (33). El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia.
En esta expresión, hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean moneda corriente. En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz.
Nuestro Padre no sólo comparte ese anhelo, Él mismo lo ha estimulado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo. En Él encontramos la solidaridad del Padre caminando a nuestro lado. En Él vemos cómo esa ley perfecta toma carne, toma rostro, toma la historia para acompañar y sostener a su Pueblo; se hace Camino, se hace Verdad, se hace Vida, para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre la vida de sus hijos.
De muchas maneras y de muchas formas se ha querido silenciar y callar este anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles. Frente a estas formas, la creación también sabe levantar su voz; «esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)» (Laudato si’, 2).
El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos (cf. Laudato si’,14) y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia.
En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como «fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano» (Aparecida, 472).
Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes.
Los jóvenes de hoy, expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas, características y diversidades culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan estos jóvenes que no se pierda la sabiduría de sus ancianos.
El mundo de hoy, preso del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad.
Estamos celebrando la certeza de que «el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, que no se arrepiente de habernos creado» (Laudato si’, 13). Celebramos que Jesucristo sigue muriendo y resucitado en cada gesto que tengamos con el más pequeño de nuestros hermanos. Animémonos a seguir siendo testigos de su Pasión, de su Resurrección haciendo carne Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor que es perfecta del todo y reconforta el alma.
La Pontificia Comisión para la tutela de menores recuerda la obligación de denunciar a las autoridades civiles cualquier sospecha
El organismo, cuyo presidente es el cardenal Sean O’Malley, subraya la responsabilidad moral y ética ante este tipo de situaciones
La Pontificia Comisión para la Protección de los Menores ha publicado un comunicado, firmado por su presidente el cardenal Sean O’Malley, a propósito de la obligación de denunciar cualquier sospecha de abuso sexual a las autoridades civiles.
De este modo, el presidente y los miembros de la Comisión, han querido afirmar que “nuestras obligaciones, en virtud de la ley civil, deben ser sin duda respetadas, pero incluso más allá de estos requisitos, tenemos toda la responsabilidad moral y ética de denunciar el supuesto abuso a las autoridades civiles que tienen la tarea de proteger a nuestra sociedad”.
En la declaración, el cardenal O’Malley señala que en Estados Unidos, en la Charter de los Obispos indica claramente la obligación para todas las Diócesis/Eparquías y para todo su personal el deber de informar de cualquier sospecha de abuso a las autoridades públicas.
Asimismo, precisa que “cada año, en nuestra reunión de noviembre, en una sesión de capacitación para los nuevos Obispos, esta obligación se reafirma” y durante cada mes de febrero, “la segunda Conferencia ofrece un programa de formación para los nuevos Obispos en donde se reitera claramente y explícitamente esta obligación”.
Finalmente, el comunicado explica que como Comisión de asesoramiento del Santo Padre para la protección de los menores, han compartido recientemente con el papa Francisco “una visión general de las iniciativas de educación de la Comisión para las Iglesias locales de los últimos dos años”. También han reafirmado la voluntad de los miembros de “ofrecer materiales para los cursos que se ofrecen en Roma, incluyendo también el programa anual de formación para los nuevos Obispos y para las oficinas de la Curia romana con el fin de que puedan utilizarlos en sus esfuerzos para proteger a los menores”.
La Pontificia Comisión para la Tutela de Menores se reunió en Roma durante la primera semana de febrero. Al concluir la reunión, informaron que el trabajo se había concentrado en la “actualización de los proyectos en marcha y sobre el desarrollo y la elaboración de las propuestas”. Además, indicaron que se presentaron a la Asamblea Plenaria borradores de propuestas para discusiones posteriores y decisiones sobre las políticas que se presentarán al Santo Padre. “Las líneas guía –explicó el comunicado– servirán para reconocer la diversidad de informaciones y orientaciones que actualmente están a disposición de la Iglesia en el mundo”.
Algunas de estas propuestas incluían “la petición de recordar a todas las autoridades de la Iglesia la importancia de una respuesta directa a las víctimas” y “la institución de una Jornada Universal de Oración y de una liturgia penitencial”.
Durante el encuentro de primeros de febrero, la Comisión anunció que uno de sus miembros, el activista británico contra la pedofilia Peter Saunders, que había sido víctima de abusos por parte de un sacerdote católico cuando era pequeño, dejaba de formar parte del grupo. La Comisión Pontificia para la protección de menores –indicó un comunicado publicado el sábado– discutió la orientación y los objetivos de la propia Comisión. Como resultado de la discusión se decidió que el señor Peter Saunders tomará un período de licencia en su participación como miembro para reflexionar cómo él pueda contribuir del mejor modo en el trabajo de la comisión.
La comisión fue instituida por el Santo Padre en marzo de 2014 para que le asesore y aconseje en la lucha contra los abusos sexuales, siguiendo la línea de ‘tolerancia cero’ iniciada por Benedicto XVI.
Los obispos de Venezuela: estamos en el casi ‘sálvese quien pueda’
Piden al Gobierno que permita importar medicinas e insumos básicos. Denuncian el colapso casi total de los servicios médicos y la falta de alimentación
Los obispos de Venezuela con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo que se festejó el pasado viernes, día de la Virgen de Lourdes, publicaron un comunicado en el que expresan su preocupación por “la amenaza de una cultura de la muerte”, a pesar de la cual “hay instituciones que apuestan por la vida, desde el nacimiento hasta la muerte natural” y que “la Iglesia católica es una de ellas”.
El comunicado de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) profundiza a continuación sobre el “profundo deterioro que sufre el pueblo venezolano en materia de salud”, no solamente por la falta de atención médica en los hospitales públicos debido a la carencia de médicos, sino también de insumos sanitarios elementales, que afectan a todos y a los más pobres.
“En los últimos meses –prosigue el comunicado– se ha recrudecido sistemáticamente la falta de medicamentos para todo tipo de enfermedades, pero especialmente para enfermedades de diabetes, tensión, epilepsia, VIH, cardiovasculares, que ya han cobrado la vida de numerosas personas, sin verse solución por parte de los organismos gubernamentales”.
Se suma a esto, indican los obispos en el comunicado firmado por el presidente de la Comisión Justicia y Paz de la CEV, Mons. Roberto Lucket León, la falta de prevención, vigilancia y control sanitario, lo cual ha permitido la reaparición de enfermedades infectocontagiosas transmitidas por vectores como la malaria (136.402 casos) y el dengue (54.152 casos). La incapacidad para atender oportunamente nuevas amenazas a la salud a través de enfermedades emergentes como la chikungunya (16.293), el zika (estimado 412.962 casos hasta el 23 de enero de 2016). La ausencia de estas atenciones en la salud, ocasionan el resurgimiento de enfermedades endémicas tales como: Mal de Chagas, Sífilis y la Gonorrea”.
Denuncian también “el colapso total de los servicios asistenciales que presta la red pública de establecimientos, compuesta por centros de salud, ambulatorios y hospitales”, actualmente “incapaces de satisfacer las necesidades y demandas de la población en condiciones normales”.
Se suma a este cuadro, indican los obispos, el desabastecimiento de los alimentos: “desnutrición por falta de consumo de nutrientes y vitaminas, falta de aplicación de los controles sanitarios necesarios, descontrol de los índices glucémicos por no mantener un régimen alimenticio adecuado y la alteración del estado psíquico y social generando angustia, miedo y ansiedad”.
Los obispos no dudan en definir al situación en un ‘casi sálvese quien pueda’, invitan a apostar por la vida y la dignidad, y exigen al Estado a dar respuesta oportuna a tan trágica situación”.
Y en concreto solicitan que se permita importar productos farmacéuticos o materias primas que son necesarias para producirlos, para que se puedan debelar enfermedades que hasta hace poco tiempo estaban controladas. Piden también que se logre agilizar mecanismos que faciliten la cooperación nacional e internacional.
El dramático llamado, invita a la Red Caritas, a la Pastoral de la Salud y a las organizaciones sociales a “promover campañas de información pública sobre medidas básicas de higiene para evitar el contagio y la propagación de enfermedades virales”. Porque “la salud es un derecho humano y no puede estar por debajo de los intereses ideológicos de grupos, instituciones o gobiernos”.
El mensaje concluye dirigiéndose a la Virgen María, madre de misericordia, pidiéndole que ayude a Venezuela a trabajar por un país libre de enfermedades, y evitar que mueran personas por falta de medicinas, alimentos o de atención médica.
Milagros de Misericordia, cada día
Catequesis para la familia
Que importante es para nuestros menores ser formados en la verdad. Y no existe una verdad mayor en nuestro día a día que saber que: “En la Misericordia de Dios no hay cabida para la casualidad”. Ayudar a nuestros menores a experimentar la alegría de poder descubrir en los milagros diarios la grandeza de un Amor Misericordioso. Dios que por amor crea, Dios que por amor se entrega, Dios que por amor perdona con infinita Misericordia.
Precisamente el otro día en catequesis de post comunión en mi parroquia, tocábamos este tema. Mirando a través de la lente del Evangelio comparando la vida de Jesús, sus actos, su actitud. Al traerlo a nuestro día común descubrimos que todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta acostarnos está lleno de pequeños milagros. Pensé que en lugar de desarrollar toda la catequesis en la parroquia, sería buena idea mandar el trabajo a casa y que cada niño con sus padres reflexionasen en el versículo del Evangelio que les había tocado. Momentos cotidianos para poder comparar y desarrollarlos en un dibujo o redacción, de modo que en la siguiente semana pudiéramos poner en común y realizar un mural.
Despertar es algo tan común, que a menudo olvidamos que ninguno, sin la Misericordia de Dios que nos ofrece para nuestro desarrollo, podríamos despertar del sueño de la noche. Los padres que los cuidan, poder comer cada día, tener una casa donde sentirse protegidos. Poder recibir estudios, atención médica. A menudo olvidamos, incluso los mayores, que esto no son privilegios o méritos, ni siquiera derechos, que no podemos ganarlo por nosotros mismos.
Debemos transmitir a nuestros hijos la alegría de sentirnos perdonados, amados por la Misericordia de un Dios que no deja de brindar oportunidades cada día para que le descubramos cercano en aquellas cosas que realizamos y vivimos. Somos únicos para Dios, Él nos ve de un modo individual, y así nos ama como si fuéramos su Hijo Único. A veces las cosas no salen como quisiéramos y somos infelices, ayudar a nuestros hijos a comprender que en ello está la oportunidad de descubrir el diálogo con Dios. Jesús se apartó al desierto a rezar, a hablar con su Padre, a encontrar el sentido de su misión.
En la donación de uno mismo, cuando compartimos algo que nos gusta con un amigo. Ahí estamos siendo partícipes de la generosidad del Amor de Dios que nos empuja a ser mejores, a renunciar al egoísmo, eso es un milagro en los tiempos de tanta competitividad que vivimos.
Es Dios quien está detrás de la inteligencia de las personas que inventan programas, máquinas, móviles,aparatos digitalizados que nos hacen la vida más fácil, comunicada, entretenida, educativa. Nuestra vida común está llena de instantes por descubrir la infinita Misericordia de Dios y cómo nos la regala sin medida en multitud de cosas que pasamos por alto. Descubrirlas, disfrutarlas, compartirlas de la mano de nuestros menores dará lugar a otro milagro más en nuestro día, el de poder vivir la fe en familia.
Para terminar este artículo les dejo como reflexión una frase que dijo el papa Francisco en el parque de Los Samanes en Guayaquil 6/7/2015. Sabemos que él no para de invitarnos a construir una «Iglesia doméstica» donde poder aprender un estilo de amor y de servicio, donde cada día poder transmitir a los más pequeños la ternura y la misericordia. “En la familia los milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos”.
Por: Sacramento Rosales
Tres Hermanas, Andalucía.
Beato José Allamano – 16 de febrero
«La urgencia en el seguimiento de Cristo es una fuente de inagotables bendiciones. Este fundador de las misioneras de la Consolata lo descubrió pronto. Espiritualmente creció entre dos santos: su tío José Cafasso y Juan Bosco»
«Primero santos, después misioneros», era una de las hondas persuasiones de este fundador. Sabía que si el eje que vertebra cualquier acción es la santidad, la gracia se derrocha a raudales. Nació en Castelnuovo d’Asti, Italia, el 21 de enero de 1851. Sus padres eran campesinos y tuvieron cinco hijos. José fue el cuarto. A los 3 años perdió a su progenitor, y a partir de entonces su madre, su maestra Benedetta Savio, su tío san José Cafasso y san Juan Bosco se ocuparían de formarle en las distintas etapas de su vida. Su encuentro con éste último se produjo en 1862. José era uno de los moradores del Oratorio de Valdocco y tuvo la gracia de tenerle como confesor.
Los cuatro años que pasó junto a Don Bosco, como le sucedió a otros muchachos, dejaron una profunda huella en su vida. De hecho, el afecto por este gran maestro perduró siempre en su corazón. No en vano había descubierto su vocación junto a él. De Valdocco partió a Turín. No había quien lo detuviese. Por eso, cuando sus hermanos mostraron frontal oposición a su decisión de convertirse en sacerdote, se posicionó advirtiendo con firmeza: «El Señor me llama hoy … no sé si me llamará aún dentro de dos o tres años». Así es. El «tren de las 5», dicho en términos metafóricos, pasa a esa hora exacta y no a otra, y José lo tomó. Son radicales decisiones que cambian la vida, cascada inextinguible de bendiciones.
Su salud era lamentable. En más de una ocasión estuvo a punto de morir. La debilidad que fue compañera de su vida se hizo patente el primer año de su permanencia en el seminario. Pero como Dios dilata las fuerzas humanas hasta límites insospechados, atravesó ese itinerario llenándolo con sus virtudes que edificaron al resto de sus compañeros, y fue ordenado en 1873. Poseía excelentes cualidades para la formación. Por eso, y aunque le hubiera agradado especialmente la labor pastoral ejercida en una parroquia, pasó siete intensos años dedicados a los seminaristas en calidad de asistente y director espiritual del seminario mayor por expresa designación del arzobispo, monseñor Gastaldi. Mientras, seguía completando sus estudios. Obtuvo la licenciatura en teología y la acreditación para impartir clases en la universidad entre los años 1876 y 1877. Además de enseñar derecho canónico y civil, se convirtió en el decano de estas facultades.
En 1880 le designaron rector del santuario de la Consolata, patrona de Turín. Inicialmente temió a su juventud y la inexperiencia de sus 29 años. El bondadoso arzobispo, que ya le había animado cuando le encomendó el seminario, le escuchó paternalmente y acogió benévolo su inquietud: «Pero monseñor, soy muy joven», había dicho José. Y el prelado nuevamente le alentó: «Verás que te amarán. Es mejor ser joven, así, si cometieras errores, tendrás tiempo para corregirlos». Inspirado consejo. Ese fue el destino de José hasta el final.
Tomó como estrecho colaborador a su amigo y dilecto compañero, el padre Santiago Camisassa. Y juntos sellaron una bellísima historia de amistad que duró más de cuatro décadas. Compartieron colegialmente, con caridad y respeto, diversos proyectos que pusieron en marcha. Entre los dos convirtieron el santuario en un templo ricamente restaurado y espiritualmente renovado haciendo de él un importante núcleo mariano. José era un gran confesor. Fue rector del santuario de san Ignacio, un lugar en el que había resonado también la voz de su tío, san José Cafasso, que incendió su corazón con un amor singular por los seminaristas y sacerdotes. Allamano convirtió el lugar en un centro de espiritualidad genuino que estaba a rebosar; tal era su influjo sobre las gentes. Se había propuesto «hacer bien el bien y sin hacer ruido». Tenía un espíritu misionero ejemplar acrecentado al tratar con uno de ellos que estaba destinado en Etiopía, Guillermo de Massia, y el celo apostólico que le caracterizaba lo inculcó a los sacerdotes. Lo tenía claro: él no había podido ir a misiones, pero otros podrían hacerlo. Y llevó a su oración este anhelo.
En 1900 se libró milagrosamente de una grave enfermedad por las fervientes oraciones dirigidas a la Virgen de la Consolata y la ayuda del cardenal Richelmy. Un año después recibió la autorización para dar inicio a su fundación. Primeramente surgieron los misioneros. En 1909 mantuvo una audiencia con Pío X, quien animándole a dar otro nuevo paso, le dijo: «…si no tienes vocación para fundar religiosas, te la doy yo». Y el 29 de enero de 1910 puso en marcha la fundación de las misioneras de la Consolata. Tres años más tarde partían para las misiones.
Este incansable apóstol y gran formador de jóvenes y sacerdotes, devoto de María e impulsor de una revista mariana, estuvo implicado en numerosas acciones, incluidas las que llevó a cabo durante la Primera Guerra Mundial. Murió en Turín el 16 de febrero de 1926. En su testamento hizo notar: «Por ustedes he vivido tantos años, y por ustedes he consumido bienes, salud y vida. Espero que, al morir, pueda convertirme en su protector desde el cielo». Fue beatificado el 7 de octubre de 1990 por Juan Pablo II.