(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Nuestra fuerza como comunidad, a cualquier nivel de vida o de organización social, no se apoya tanto en nuestros conocimientos y habilidades personales, como en la compasión que mostramos a los otros, sobre el cuidado que damos especialmente a los que no pueden cuidarse por sí mismos.
Son palabras del papa Francisco, en su encuentro de esta mañana con los participantes del “2016 Harvard World Model United Nations”. Se trata de una iniciativa que reúne estudiantes universitarios de 11 países para que comprendan la actividad desarrollada por la ONU y los organismos internacionales. Como estudiantes universitarios se dedican «de forma particular a la búsqueda de la verdad y de la comprensión, al crecimiento en la sabiduría, no solo por vuestro beneficio sino por el bien de vuestras comunidades locales y de toda la sociedad», ha precisado el Pontífice.
Por eso, el Santo Padre ha expresado su deseo de que esta experiencia les lleve a apreciar “la necesidad y la importancia de estructuras de cooperación y de solidaridad, que han sido forjadas por la comunidad internacional durante muchos años”.
A propósito, ha señalado que estas estructuras son particularmente eficaces cuando son dirigidas al servicio de los más vulnerables y marginados en el mundo. “Rezo para que las Naciones Unidas, y cada uno de los Estados Miembros, estén siempre dispuesta a este servicio y a este cuidado”, ha precisado.
Asimismo, el Pontífice ha asegurado que “el mayor fruto de este evento es el tiempo transcurrido juntos, vuestro encuentro con personas de todas partes del mundo, que representan no solo los diferentes desafíos contemporáneos, sino sobre todo la rica variedad de talentos y potencialidades de la familia humana”.
En estos días –ha precisado– aprenderéis mucho los unos de los otros y os recordaréis que, detrás de cada dificultad que el mundo enfrenta, hay hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, personas como vosotros.
Francisco ha recordado durante su discurso que muchas personas, golpeadas por los problemas más graves del mundo actual, por la violencia y la intolerancia, se han convertido en refugiados, trágicamente obligados a abandonar sus casas, privados de su tierra y de su liberad.
Por esta razón, el Santo Padre ha indicado a los presentes que estas son las personas que necesitan de su ayuda, “que os piden en voz alta ser escuchados, y que son más que nunca dignos de todo vuestro esfuerzo por la justicia, la paz y la solidaridad”.
También ha mostrado su deseo de que esta experiencia les haya servido para “ver el compromiso de la Iglesia Católica en el servir las necesidades de los pobres y de los refugiados, a sostener las familias y las comunidades y a proteger la dignidad inalienable y los derechos de cada miembro de la familia humana”.
Nosotros los cristianos –ha asegurado– creemos que Jesús nos llama a servir a nuestros hermanos y hermanas, a cuidar de los otros, a prescindir de su procedencia o circunstancias. Sin embargo este no es solo un distintivo de los cristianos, sino “una llamada universal, enraizada en nuestra común humanidad”.
El Papa en el Aula Pablo VI
Francisco asegura que la compasión es la verdadera fuerza de la sociedad
El Santo Padre explica en su audiencia con los participantes del Encuentro promovido por la Harvard World Model United Nations que ‘detrás de cada dificultad que el mundo enfrenta’ hay personas concretas