Beato Miguel Gómez Loza

Beato Miguel Gómez Loza (Santuario de los Mártires de Cristo)

Beato Miguel Gómez Loza – 21 de marzo

«Laico mexicano, mártir de Cristo Rey. Junto al beato Anacleto González lideró la asociación católica. Fue impulsor de la prensa católica; fundó la sociedad de Propagación de la Buena Prensa»

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La intensa vida de este laico, altamente comprometido con la Iglesia, se inició el 11 de agosto de 1888 en Paredones, Jalisco, México, en el seno de una humilde familia de campesinos. La exquisita tutela ejercida con su madre Victoriana, unida a un infinito agradecimiento por haberle dado la vida, hizo que él y Elías, el primogénito y su único hermano, alteraran el orden de sus apellidos cuando ya el cabeza de familia había muerto y Elías se disponía a ingresar en el seminario. También influyó en las decisiones que Miguel tuvo que tomar relacionadas con su futuro, en particular sus estudios, ya que eso suponía tener que abandonar la aldea donde vivían y dejar sola a la madre que dependía de él. Un gesto que da idea de la sensibilidad de este gran hombre, que iba a coronar con su sangre su amor por Cristo y la Iglesia.

Era valeroso, audaz, creativo, apasionado, coherente y fiel. No le costó acceder a misiones de responsabilidad dentro de los movimientos defensores de la Iglesia. Hermanado con el también beato Anacleto González, ambos lideraron la Asociación católica siendo referentes ineludibles para los jóvenes mexicanos. La huella que había dejado en su parroquia como acólito, catequista y sacristán, unida a su actividad como promotor de acciones que repercutían en el bien de los vecinos, como el establecimiento de cajas de ahorros, ponían de relieve su valía.

Ingresó en el seminario de Guadalajara, que abandonó al constatar que no tenía vocación para el sacerdocio, y cursó derecho. Pero, poco antes, en 1913, marcando una época de febril actividad se afilió al Partido Católico Nacional y al grupo estudiantil de La Gironda. Anacleto y él, que fueron parejos casi hasta en la muerte, se vincularon a la Congregación Mariana del Santuario de San José de Gracia y asumieron la dirección de la Unión Latinoamericana, que se había creado entonces. Hombre idealista, llevado de su pasión y ardor apostólico, Miguel no dudaba en enfrentarse a quien se pusiera en contra de los principios cristianos. Eso le acarreó disgustos y contratiempos, entre otros, un arresto. Siendo estudiante universitario en Morelos el celo que le caracterizaba le llevó a mostrar su frontal oposición a las tesis sostenidas por un partidario del presidente Juárez. Si había que ir lejos, lo hacía. Esa fue la tónica de su vida.

Impulsó la prensa católica y fundó la sociedad de Propagación de la Buena Prensa. Siendo uno de los instauradores de la Asociación católica de la juventud mexicana, desde ella siguió promoviendo numerosas acciones sociales y editoriales marcadas por la aparición de diversas publicaciones. Su papel activo en defensa de la fe eclesial seguía ocasionándole problemas, en este caso, profesionales. De hecho, no logró que avalaran sus estudios con el título acreditativo correspondiente. Aún así, continuó luchando sin desmayo.

Contrajo matrimonio con Mª Guadalupe Sánchez Barragán a finales de 1922. De él nacerían tres hijas. Establecido con su familia en los Altos de Jalisco se integró en la parroquia y desplegó su buen hacer entre los vecinos, granjeándose su respeto y afecto. Fue testigo de la bendición de la primera piedra del monumento dedicado a Cristo Rey que pensaba erigirse en Guanajuato. Ello se produjo en un momento difícil desde el punto de vista político, que fue derivando progresivamente a situaciones de alta incomodidad y serio riesgo para su vida. Sufrió el destierro instigado por el alcalde de Arandas, de manera arbitraria e injusta, sin que mediara juicio alguno. Durante tres meses tuvo que afincarse en Jalpa de Cánovas siendo, como siempre, ardiente y activo promotor de los valores cristianos.

De regreso a Guadalajara ingresó en la Adoración Nocturna del Santísimo Sacramento. Cuando en 1924 el gobernador de Jalisco decretó el cierre del seminario, tuvo en Miguel un bravo competidor a través de la Unión Popular fundada por él junto a Anacleto en 1925. Llegó a oídos de la Santa Sede su excepcional labor y le otorgó la cruz Pro Ecclesia et Pontifice, siendo galardonados también sus compañeros. En febrero de 1926 volvió a ser encarcelado y prosiguió una encendida labor apostólica orando junto a los reclusos y difundiendo la Palabra de Dios. En abril salía de la cárcel, cuando fue nuevamente apresado por la policía secreta. En ese instante se libró, puede que hasta de una muerte segura, por la mediación ejercida por un puñado de amigos. Una vez se vio en la calle lideró un movimiento de jóvenes afines a la Unión Popular que partieron dispuestos a todo con el fin de establecer sus principios en distintos lugares. Todo ello en medio de una precariedad económica seria, impuesta por el boicot del que eran objeto.

El hermano de Miguel falleció a finales de diciembre de 1926. Y en enero del año siguiente éste partió hacia los Altos. Se unió a una vía de resistencia pacífica contra el estado, que se había empeñado en poner contra las cuerdas a los seguidores de Cristo. Nombrado gobernador de Jalisco en abril de 1927, se estableció en la Presa de López sosteniendo con firmeza la fe de la gente, al tiempo que mantenía activa la revista «Glaudium». Hizo de comisario castrense entre los afiliados del movimiento que presidía, y congregó a los cristeros en octubre de ese año para celebrar unidos la festividad de Cristo Rey.

En los primeros meses de 1928 el modo de sostener la resistencia emprendida por los católicos parecía estar más o menos bajo control. Sin embargo, el 21 de marzo, hallándose en un lugar cercano a Atotonilco, no pudo impedir que unos militares federales le asesinaran acribillado a balazos por el pecho y por la espalda, junto a su secretario Dionisio Vázquez. Antes intentó destruir la documentación que revelaba la identidad de los integrantes que conformaban su grupo. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de noviembre de 2005 junto a otros mártires mexicanos incluido Anacleto.

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Isabel Orellana Vilches

Isabel Orellana Vilches Misionera idente. Doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona con la tesis Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana. Ha cursado estudios de teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Con amplia actividad docente desde 1986, ha publicado libros como: Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana, Universitat Autònoma de Barcelona, 1993; El evangelio habla a los jóvenes, Atenas, Madrid, 1997; Qué es... LA TOLERANCIA, Paulinas, Madrid, 1999; Pedagogía del dolor. Ensayo antropológico, Palabra, Madrid, 1999; En colaboración con Enrique Rivera de Ventosa (†) OFM. Cap. San Francisco de Asís y Fernando Rielo: Convergencias. Respuestas desde la fe a los interrogantes del hombre de hoy, Universidad Pontificia, Salamanca, 2001; La "mirada" del cine. Recursos didácticos del séptimo arte. Librería Cervantes, Salamanca, 2001; Paradojas de la convivencia, San Pablo, Madrid, 2002; En la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador, ha publicado: La confianza. El arte de amar, 2002; Educar para la responsabilidad, 2003; Apuntes de ética en Karl R. Popper, 2003; De soledades y comunicación, 2005; Yo educo; tú respondes, 2008; Humanismo y fe en un crisol de culturas, 2008; Repensar lo cotidiano, 2008; Convivir: un constante desafío, 2009; La lógica del amor, 2010; El dolor del amor. Apuntes sobre la enfermedad y el dolor en relación con la virtud heroica, el martirio y la vida santa. Seminario Diocesano de Málaga, 2006 y Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador (2007). Cuenta con numerosas colaboraciones en obras colectivas, así como relatos, cuentos, fábula y novela juvenil, además de artículos de temática científica, pedagógica y espiritual, que viene publicando en distintas revistas nacionales e internacionales. En 2012 culminó el santoral Llamados a ser santos y poco más tarde Epopeyas de amor prologado por mons. Fernando Sebastián. Es la biógrafa oficial del fundador de su familia espiritual, autora de Fernando Rielo Pardal. Fundador de los Misioneros Identes, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2009. Culmina la biografía completa. Tiene a su cargo el santoral de ZENIT desde noviembre de 2012.

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