(ZENIT – Roma).- Una monja y cinco novicias de las Siervas del Hogar de la Madre fallecieron este sábado 16 durante el terremoto de Ecuador. Lo indicó la religiosa Beatriz Liaño, en una nota enviada hoy a ZENIT en la cual precisa que su congregación tiene tres casas en Ecuador, una en Guayaquil, otra en Chone y la tercera en Playa Prieta, esta última destruida por el terremoto.
«Sor Estela, cuando sintió el terremoto corrió a la capilla para recuperar el Santísimo Sacramento. Cuando tenía al Señor entre sus manos, todo se derrumbó en su entorno y calló al piso de abajo. Ella había pensado recuperar al Señor antes que a su vida y el Señor la salvó a ella», narra la nota, que precisó fue inmovilizada hasta que la llevaron a un centro médico.
Después fue salvada sor Estela, superiora de la comunidad, rescatada por los socorredores de entre los escombros y con un pié roto. Las otras religiosas fueron recuperadas con vida aunque con contusiones varias. Después localizaron el cuerpo sin vida de la novicia Jazmina y algunas horas más tarde los de sor Clare, y las postulantes Mayra, M. Augusta, Valeria e Catalina.
“Como hermanas que se aman verdaderamente en el Señor, lloramos la pérdida de nuestras hermanas, pero la fe nos asegura que “la muerte no es el final”, indica la misiva.
En Playa prieta, “nuestras religiosas tienen la escuela ‘Sagrada Familia’, que da formación humana y religiosa a más de cuatrocientos jóvenes del lugar. Siendo período de vacaciones la escuela estaba vacía, indica la comunicación.
La casa de las monjas estaba en el segundo piso de uno de los edificios de la escuela. “En el momento del terremoto, a las 18:58, se encontraban en el interior del edificio cuatro monjas de la comunidad: la española sor Estela Morales de 40 años; la irlandesa sor Thérèse Ryan, de 36 años; la ecuatoriana sor Merly Alcybar, de 34 años, y la irlandesa sor Clare Crockett de 33 años, además de siete jóvenes postulantes de origen ecuatoriana”.
“Todas ellas –indica sor Beatriz– trabajan en la escuela y cumplen cada día un importante trabajo humanitario, que se había multiplicado los días anteriores debido a las fuertes inundaciones que habían ya devastado la zona”.
Algunos días antes un amigo de la comunidad había escrito demostrando su admiración: “He visto a las monjas con su sonrisa de siempre, pero se nota que están agotadas por el trabajo”.
Cuando llegaron las primeras noticias, en España eran las 3 de la madrugada, “toda nuestra comunidad, en España, Italia, Estados Unidos, se puso a rezar el rosario delante del Santísimo sacramento”.