(ZENIT – Roma).- La fiesta por el 116º aniversario de la coronación pontificia de la imagen de Nuestra Señora de Itatí, que se realizó este domingo en el santuario mariano de Argentina, contó con la procesión náutica tradicional en el río Paraná, durante la cual se encontró con la imagen de Nuestra Señora de Caacupé, traída en otra embarcación por peregrinos desde Paraguay.
Lo informó la agencia de noticias AICA, precisando que una vez en tierra se realizó la procesión hasta la basílica, donde las imágenes de María fueron recibidas con pañuelos en alto, vivas y el acompañamiento de la Banda de Música de la Policía de Corrientes.
“La fe en la Virgen tiene que despertarnos y ayudarnos a descubrir que somos un pueblo de hijos y de hermanos, peregrinos con los ojos bien abiertos para detectar los peligros que nos acechan en el camino, en el cual los más expuestos e indefensos son nuestros niños y nuestros jóvenes. No nos recluyamos en la falsa seguridad de pensar que el problema está fuera”, reclamó monseñor Stanovnik en la homilía.
Por último, llamó a dirigir piadosamente la mirada hacia nuestra Madre, porque “Ella nos mira con ojos de misericordia; dejemos que su mirada ablande las durezas de nuestra alma y nos dé la gracia de partir hacia nuestros hogares renovados interiormente, limpios y pacificados por el perdón”.
Al finalizar la celebración eucarística se leyó el comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, en el que los obispos manifiestan su rechazo “ante cualquier acto de corrupción, público o privado, pero de manera particular a los que involucren a miembros de la Iglesia, que por su misión y servicio, debieran ser testigos íntegros del Evangelio que predicamos”.
Vigilia por el aniversario
Las celebraciones comenzaron el viernes con el Festival de la Fe del Peregrino en el atrio del santuario, que contó con la participación de diversos artistas como Grito Sagrado, Los de Imaguaré, Santiago Bocha Sheridan, el padre Julián Zini y el conjunto Neike Chamigo. El espectáculo fue para esperar la hora cero del sábado, momento en que la imagen de la Virgen de Itatí salió de la basílica, adornada con un espaldar de flores y la corona iluminada.