(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El arzobispo Dominique Lebrun, de la arquidiócesis de Rouen, en donde se registró el ataque a una iglesia en el que fue asesinado un sacerdote, escribió y leyó un mensaje desde Cracovia, donde se encuentra con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se realiza hasta el próximo domingo y donde mañana miércoles llegará el papa Francisco.
Hoy por la mañana dos individuos portando armas blancas degollaron al sacerdote que celebraba la misa en la pequeña iglesia Saint Etienne du Rouvray y tomaron a algunos rehenes. La policía intervino y abatió a los secuestradores. El Isis reivindicó el atentado señalando que «eran dos soldados nuestros».
En su mensaje el obispo de la arquidiócesis a la cual pertenece el templo que sufrió el atentado, indica que murieron tres personas; el sacerdote Jacques Hamel de 84 años y los dos agresores. Añade que otras tres personas fueron heridas, de las cuales una gravemente.
“¡Levanto mi voz a Dios junto a todos los hombres de buena voluntad. Yo oso invitar a los no creyentes a unirse a este grito!”, dijo el arzobispo.
“Junto a los jóvenes de la JMJ, rezamos como hemos rezado en Varsovia alrededor de la tumba del padre Popielusko, asesinado por el régimen comunista” añadió.
Señala también que el vicario general, el padre Philippe Maheut, está en el lugar después de los primeros momentos y señala que él ya estará de regreso en su diócesis hoy por la tarde, junto a los familiares de la comunidad parroquial, quienes se encuentran muy turbados.
“La Iglesia católica no puede tomar otras armas sino las de la oración y la fraternidad entre los hombres” dice. Y añade “Dejo aquí a los cientos de jóvenes que son el futuro de la humanidad”.
El arzobispo concluye pidiendo a los jóvenes que se desanimen delante de las violencias y se vuelvan «apóstoles de la civilización del amor”.
El arzobispo Dominique Lebrun (Frame video youtube de la diócesis)
El arzobispo de Rouen: "Levanto mi voz a Dios junto a los hombres de buena voluntad e invito a los no creyentes"
El arzobispo Dominique Lebrun, interviene desde la JMJ: «Pido a los jóvenes que no dejen caer los brazos delante de las violencias y volverse apóstoles de la civilización del amor”.