(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 26 May. 2017).- El santo padre Francisco concedió este viernes por la mañana en el Vaticano, una audiencia a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, instituto religioso fundado por san Luis Orione, que está realizando en Roma su Capítulo General.
El tema del capítulo de este año que se realiza del 1º al 30 de mayo es: “Donarse todas a Dios para darnos todas al prójimo: discípulas misioneras, testigos alegres de la caridad en las periferias del mundo”.
“En nombre de la Iglesia, de los tantos pobres, en modo especial mujeres y niños, y de los tantos enfermos físicos y písquicos que asisten les agradezco por su labor apostólica en las diversas actividades de pastoral juvenil, en las escuelas, en las casas para ancianos, en los pequeños ‘Cottolengos’, en las catequesis y en los oratorios, con las nuevas pobrezas y en todos aquellos lugares en los cuales las ha puesto la Divina Providencia” les dijo.
“Se llaman y son por vocación –añadió el Papa– ‘misioneras’, es decir, evangelizadoras y, al mismo tiempo, están al servicio de los pobres. Hermanas, sean misioneras sin fronteras. A todos, especialmente a los pobres en los cuales están llamadas a reconocer la carne de Cristo, llévenles la alegría del Evangelio que es Jesús mismo”.
“Muestren a todos la belleza del amor de Dios que se manifiesta en el rostro misericordioso de Cristo. Con esta belleza, llenen el corazón de todas las personas que encuentren”. Les invitó por ello a “cultivar la comunión con el Señor”, en la oración y en la comunión”, porque “en la Iglesia la misión nace del encuentro con Cristo”.
Para el misionero, aseguró el Papa, “no vale el cómodo criterio de ‘se hizo siempre así’. No vale. Piensen nuevamente a los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos de la misión”. Estamos viviendo un tiempo en el cual es necesario tener “la mirada de Jesús, que es la mirada del Buen Pastor”.
Les indicó que al misionero “le es pedido también ser una persona libre que vive sin nada de propio”. Y añadió: “No me canso de repetir que la comodidad, la acidez y la mundanidad son fuerzas que le impiden al misionero ‘salir’, ‘partir’, ponerse en camino y, en definitiva, compartir el don del Evangelio”.
El Misionero “no puede ponerse en camino con el corazón lleno de cosas (comodidad), con el corazón vacío (acidez), o buscando cosas fuera de la gloria de Dios (mundanidad)”. En cambio debe estar libre de todo este lastre y cadenas, viviendo solo para el Señor, en un camino constante de conversión personal y trabaja sin tregua para la conversión pastoral. O sea, “una persona habitada por el Espíritu Santo”. Que sea “el viento que empuja hacia los lugares más impensables para anunciar el Evangelio”.
“Déjense provocar –exhortó Francisco– por el grito de ayuda de tantas situaciones de dolor y de sufrimiento. Como profetas de la misericordia, anuncien el perdón y el abrazo del Padre, fuente de alegría, de serenidad y de paz. Junto a los demás institutos fundados por el Padre Orione, formen una familia. Las animo a recorrer caminos de colaboración entre todos los componentes de esta rica familia carismática. Nadie en la Iglesia camina ‘solitario’. Cultiven entre ustedes el espíritu del encuentro y el espíritu de familia y de cooperación”.
Y concluyó proponiendo “como ejemplo para vuestra misión y servicio a los pobres, la imagen de la Visitación”. Para que “anuncien a los hombres y mujeres de hoy que Dios es amor y puede colmar de significado el corazón de quien le busca y se deja encontrar por él”.
Las hermanas de Don Orione en la audiencia de hoy (Fto. Facebook)
El Papa a las monjas de Don Orione: "Sean misioneras libres que viven sin nada de propio"
Audiencia a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad