El Papa en Santa Marta - © Osservatore Romano

Francisco en Santa Marta: Un pastor es apasionado por su pueblo y sabe denunciar el mal

En la homilía de este jueves ha señalado que un apóstol no puede ser un ingenuo

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(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 22 Jun. 2017).- el papa Francisco en su homilía de la misa celebrada este jueves en la capilla de la Casa de Santa Marta señaló tres características de un pastor:
La primera es “que sea apasionado, que tenga celo, que sea diligente”. Apasionado “hasta el punto de decir a su gente, a su pueblo: ‘Yo siento por ustedes una especie de celo divino’”. Es “divinamente celoso”, comentó Francisco. Es “aquel rasgo que nosotros llamamos el celo apostólico: no es posible ser un pastor verdadero sin este fuego que arde dentro”.
La segunda característica es “que sepa discernir dónde están los peligros, dónde están las gracias… dónde está el verdadero camino”.
“Significa que acompaña a las ovejas siempre: en los momentos bellos y también en los momentos feos, también en los momentos de la seducción, y con la paciencia, las lleva al redil”. Porque mientras “el padre de la mentira es un seductor. El pastor, no. El pastor ama. Ama. La serpiente, en cambio, es padre de la mentira, el envidioso es un seductor”. “En la historia de la salvación, en la Escritura, tantas veces encontramos el alejamiento de Dios, las infidelidades al Señor, la idolatría, como si fuera una infidelidad matrimonial”, dijo.
Y la tercera característica es “la capacidad de denunciar”. Porque “un apóstol no puede ser un ingenuo: ‘Ah, es todo hermoso, vamos adelante, ¡eh!, es todo bello… Hacemos una fiesta, todos… todo se puede…’. Porque está la fidelidad al único esposo, a Jesucristo, que hay que defender. Y sabe condenar: lo concreto, decir: ‘esto no’, como los padres le dicen al niño cuando comienza a gatear y se acerca al enchufe para poner los dedos: ‘¡No, esto no! ¡Es peligroso!’.
Al afirmar que el Buen Pastor sabe denunciar, con nombre y apellido, como hacía san Pablo, Francisco regresó a su visita realizada este martes las localidades italianas de Bozzolo y Barbiana, a las tumbas de don Mazzolari y de don Milani.
Refiriéndose a don Milani, indicó que “enseñaba a sus muchachos que las cosas se debían tomar en serio, contra el lema de moda en aquel tiempo que era ‘no me importa’, pero dicho con lenguaje vulgar”.
De manera que hay que saber denunciar también “lo que va contra tu vida”. Y advirtió del peligro que es perder esta capacidad de condena y de querer llevar adelante a las ovejas un poco con el buenismo que no sólo es ingenuo” sino que “hace mal”. Ese “buenismo de los compromisos”, para “atraer la admiración o el amor de los fieles dejando hacer”.
Y concluyó con una oración “por todos los pastores de la Iglesia, para que San Pablo interceda ante el Señor, a fin de que nosotros, los pastores, podamos tener estos rasgos para servir al Señor”.

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ZENIT Staff

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