(ZENIT – Roma, 19 Jul. 2017).- El observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas, Mons. Bernardito Auza, intervino este lunes en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, sobre el tema: «Movilizar a las comunidades religiosas. Actuar con solidaridad y responsabilidad compartida para poner fin a la pobreza y promover la paz».
El observador del Vaticano señaló que la mayor contribución que los fieles pueden dar para implementar la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible –que tiene como objetivo la reducción de la pobreza– es proseguir en su compromiso con este objetivo, con la protección del medio ambiente y la construcción de la paz.
Sin entretanto perder las coordenadas humanas fundamentales, porque contrariamente se corre el grave riesgo de que los objetivos de desarrollo sostenible puedan ser considerados solamente de modo parcial. De este modo se corre el riesgo, en particular, de privilegiar aspectos económicos y sociológicos y no su contexto ético y antropológico, explicó el nuncio.
Por eso dijo que es esencial que los líderes religiosos, las comunidades y los fieles contribuyan a alimentar, con coraje y perseverancia, «el alma» y la «conciencia» en pro de un desarrollo auténticamente sostenible. Y que en una época como la actual marcada por el relativismo, también es urgente ayudar a las personas a desarrollar el verdadero sentido del bien y de la belleza.
Además, advirtió el arzobispo filipino, deben corregirse aquellas acciones dirigidas a instrumentalizar la religión para fines incompatibles con su verdadera esencia, como la incitación a la violencia que puede llevar a cometer crímenes y atrocidades.
Los líderes religiosos –precisó el nuncio– no son líderes políticos o expertos. No están llamados a medir objetivos e indicadores científicos, sino a dar las razones de la esperanza, a favorecer el diálogo. Porque reiteró, la verdadera prioridad es promover el desarrollo humano integral de toda persona.
Mons. Auza indicó también que los líderes religiosos y los fieles deben comprometerse a proteger la vida para defender a los más débiles y los oprimidos. Además, deben ayudar a las poblaciones a desarrollar sus recursos naturales de manera responsable, a protegerlos de las explotaciones económicas y de los intereses políticos.
El observador del Vaticano en la ONU, citó también la Carta encíclica Laudato si’, del Papa Francisco: «Las directrices para la solución exigen un enfoque integral para combatir la pobreza, para restituir la dignidad a los excluidos y al mismo tiempo para cuidar la naturaleza». Y reiteró que los indicadores más importantes para el desarrollo sostenible no son cuantitativos, pero cualitativos y se refieren a los valores éticos, a los valores que se oponen a la cultura del descarte.
Observador Permanente en las Naciones Unidas (Fotografía de archivo)
Vaticano en la ONU: es fundamental el compromiso de los fieles con la Agenda 2030
Intervención del observador permanente de la Santa Sede en el Palacio de vidrio de Nueva York