(ZENIT, 27 Sept. 2017).- El responsable de la delegación de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados, intervino el 25 de septiembre pasado en la 72ª reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizó en en Nueva York, sobre el tema: «Centrarse en las personas: luchar por la paz y la vida decente en un planeta sostenible».
Mons. Gallagher abordó diferentes temas que preocupan a la Santa Sede: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, la guerra y conflictos humanitarios en diferentes lugares del mundo, el cuidado de la creación y la protección del medio ambiente, el tráfico de personas y el desarme, concretamente de municiones nucleares.
Mons. Gallagher aseguró que “Situar a la gente en primer lugar significa proteger, en todas sus fases y en toda circunstancia la dignidad de la persona y sus derechos humanos y libertades fundamentales. De forma específica, los derechos a la vida y a la libertad religiosa, así como todos los demás derechos inherentes los cuales son los pilares fundacionales de la paz, la seguridad y el desarrollo humano integral”.
En este sentido, el Secretario aseguró que «el Papa Francisco nunca se cansa de insistir en que lo primero son las personas, especialmente los que sufren, los excluidos, los marginados y abandonados».
Agenda 20130 para el Desarrollo Sostenible
Con la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 y el Acuerdo de París sobre el Clima Cambio, la comunidad internacional se comprometió a tomar medidas efectivas para erradicar las causas de varios males e indecencias que muchas personas en el mundo de hoy están enfrentando. Por ello, el Papa Francisco definió esta Agenda como un «importante signo de esperanza», y una de las razones es la resolución común de «no dejar a nadie atrás» que articula el núcleo de este enfoque en las personas, explicó Mons. Gallagher en Nueva York.
Cuidado de la Casa Común
Mons. Paul Gallagher recordó que las iglesias cristianas, en particular las iglesias ortodoxa y católica, celebran juntos el 1 de septiembre la ‘Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación’, para aumentar la conciencia responsabilidad compartida de cuidar nuestro hogar común y contribuir a revertir la degradación.
«Todo daño hecho contra el medioambiente es un daño realizado a la humanidad, hoy y mañana», advirtió el secretario de la Santa Sede, y añadió que «el mal uso y la destrucción del medioambiente siempre van acompañados por un implacable proceso de exclusión, ya que el deterioro del planeta afecta, principalmente, a miles de millones de prisioneros de la pobreza que viven en todo el mundo en condiciones de gran estrés medioambiental”.
«Esta dramática realidad de exclusión y de desigualdad, –señaló Mons. Gallagher– debe llevarnos a hacer un balance de nuestras responsabilidades comunes e individuales. El urgente llamado a cuidar la creación, invita a toda la humanidad a trabajar sin vacilación hacia el desarrollo sostenible e integral».
Diplomacia Preventiva y Responsabilidad de Proteger
Mons. Gallagher expresó preocupación por la «catástrofe humanitaria de proporciones apocalípticas» que está causando la guerra en Yemen y por la tragedia de la guerra en Siria, «que continúa creciendo día a día».
El Arzobispo recomendó que «Las partes involucradas deben sentarse en la ONU para negociar con la única condición previa de respetar el derecho y los principios de derechos humanos permitiendo el acceso y la asistencia humanitaria».
Asimismo, el diplomático del Vaticano señaló que la Santa Sede se encuentra «especialmente preocupada por las divisiones políticas e inestabilidades en Venezuela debido a su crisis humanitaria», y continuó: «También las complejas tensiones políticas y diplomáticas en la Península Arábiga y la violencia, junto con diversas situaciones humanitarias, en Oriente Medio deben ser gestionadas adecuadamente por la comunidad internacional”.
Hay otros puntos de conflicto que mencionó Gallagher: “La continua violencia y la tensión política extrema en la República Democrática del Congo exige un compromiso urgente y eficiente asumido por todas las partes con la finalidad de lograr una solución a la actual crisis constitucional. Asimismo, existe la necesidad de promover una concienciación pública auténtica de buscar una salida a las constantes situaciones de conflicto con la vista puesta en la búsqueda de soluciones pacíficas y negociadas, especialmente en Ucrania, Sudán del Sur o República Centroafricana, entre otros”.
Migrantes forzados y refugiados
El Secretario para las Relaciones con los Estados abogó por la paz: «La completa protección de las personas sólo es posible por medio de una paz duradera. En este sentido, la protección de la población civil debe estar asegurada también durante los conflictos bélicos. Los recientes y gangrenados conflictos debilitan el orden internacional, al mismo tiempo que lo debilitan, y son causa de inexplicables sufrimientos, desplazamientos masivos, flagrantes violaciones de los derechos humanos universales y fundamentales, y de la pobreza extrema”.
Mons. Gallagher explicó que son los conflictos los que “impulsan a la gente a emigrar, o a convertirse en refugiados. Engendran atrocidades en masa y crímenes contra la humanidad. La lamentable situación de cientos de miles de migrantes y refugiados debido a las guerras, persecuciones, desastres naturales y pobreza extrema, especialmente en Nigeria, Myanmar, Somalia y otros países de la región sub sahariana, entre otros, es una gran responsabilidad para todos sin excepción”.
En este contexto, Mons. Gallagher expresó su propuesta: «La Santa Sede insta a la comunidad internacional a superar el actual estancamiento político y a superar los sentimientos negativos a los que nos enfrentamos, a abrir caminos seguros, ordenados y regulados para la migración».
Tráfico de personas
El tráfico de personas es «otro de los grandes retos que la comunidad internacional debe combatir». Mons. Paul Gallagher analizó el problema de raíz: «En la raíz de esta otra forma de esclavitud contemporánea están las guerras, conflictos, la pobreza extrema, el subdesarrollo y la exclusión, la falta de educación, la falta de oportunidades laborales y los desastres medioambientales».
De este modo, el sacerdote propuso: «El Papa Francisco llama a todos, en particular a las autoridades competentes, a enfrentar este execrable crimen con instrumentos jurídicos eficientes, que permitan condenar esta clase de actividades y que permita ayudar e integrar a las víctimas, así como erradicar las raíces que se encuentran en el origen de este mal».
Desarme, nuclear en particular
El Secretario de la Santa Sede afirmó que «la proliferación de armas, incluidas las armas de destrucción masiva, entre grupos terroristas y otros actores no estatales, se ha convertido en un problema real” y recordó que el Vaticano ha firmado el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares.
Mons. Gallagher en las Naciones Unidas (Archivo Zenit)
Mons. Gallagher ante la ONU: "Lo primero son las personas, especialmente quienes sufren"
72ª reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas