(ZENIT – 18 enero 2018).- A un día de la llegada del papa Francisco al Perú, en una visita que lo llevará por la costa y selva del país, conversamos con monseñor Salvador Piñeiro, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana. En medio de los preparativos, que para él incluyen atender como se debe a los obispos enfermos durante su encuentro con el papa, el también arzobispo de Ayacucho nos habló de sus expectativas de la visita, y el contexto en que llega el santo padre a un país que él mismo ha llamado “reserva de santos”.
¿Qué es lo primero que le dirá a Francisco cuando lo reciba?
Mi saludo de gratitud, porque ha cumplido el compromiso de poner en la agenda la visita al Perú. Cuando en mayo último los obispos del Perú le dijimos que esperábamos su visita, inmediatamente nos contestó. Se ve su gran cariño y la cordialidad que tiene con el Perú.
¿Cómo se ha preparado el país para esta visita?
Quiero agradecer al gobierno peruano, por la solicitud con que nos ha ayudado en muchos temas que desbordan la logística, las comunicaciones, entre otros. También quiero felicitar a las iglesias particulares que han elaborado sus temas catequéticos, momentos de oración, vigilias en los templos. La comunidad católica agradece el don del primado petrino, pues el papa viene a confirmarnos en la fe y también muestra su gran preocupación por los temas difíciles de la patria.
¿Cómo eligió los lugares a visitar?
Él no viene de turista, va a la selva donde hay tanta marginación, el problema de la trata de personas, la deforestación, la minería ilegal. Va a Trujillo, que fue asolado en una zona con ocho huaycos (desbordes del río con lodo y piedras ndr), y viene a traernos una palabra de esperanza, de consuelo. Así también a esta Lima, que nos desborda y que ha crecido muchísimo.
El papa habla del Perú como una reserva de santos…
Es una satisfacción que en nuestra historia tengamos varios santos, pero son de la primera hora, del mil seiscientos… En cambio, también es una llamada para que no vivamos de las rentas, pues vivimos del ayer. También hoy día tienen que haber santos.
Se ve que la gente lo llama a Francisco “El Papa de la gente”… ¿Es propio este reconocimiento?
Es un papa tan cercano, que no complica, no quiere terciopelos, no quiere esos homenajes del momento… Él quiere que escuchemos la palabra de Jesús, y que se conviertan nuestros corazones. Y hay dos temas que trabaja muchísimo, sin duda fruto de Aparecida, como es ser discípulos y misioneros. Es decir, escuchar al Señor, vivir su evangelio y ser testigos, mensajeros de paz, de amor, y preocuparnos por los demás. Por eso, el mensaje del papa nos invita a la unión familiar, a la emoción social, a no vivir con ese corazón asfixiado por lo material; sino abierto a la generosidad, a la solidaridad, al servicio…
Este año va ser el Sínodo de los Jóvenes con el tema de la vocación, ¿cual considera usted que son los mayores desafíos en ello para la Iglesia del Perú?
Es una preocupación grande de los obispos, que nuestros seminarios no reciban las visitas suficientes de los jóvenes que aspiran al sacerdocio. Por otro lado, tenemos que mirar el rostro de Cristo en los jóvenes, en los adolescentes que no tienen familia, que la sociedad los margina y cómo se lucra con sus sentimientos, con su vida.
Otro acontecimiento en este año es el Encuentro Mundial de las Familias… ¿Según Usted, dónde debe estar el énfasis en el trabajo con las familias, y en la preparación al matrimonio?
Pienso que no podemos olvidar una preparación remota al matrimonio, pues nos contentamos con unas charlas o un cursillo previo a la ceremonia nupcial. Hay que organizar la catequesis juvenil, los grupos parroquiales, para que los jóvenes se preparen a lo que exige la fidelidad, el amor, y no improvisemos familias. Tenemos que apostar más también por una sólida formación de los jóvenes en la catequesis escolar, en la presencia universitaria… Yo soy un hombre de esperanza, y hay que trabajar para que haya más vida cristiana en los jóvenes.
Algunos se sorprendieron de que el papa haya enviado un comisario para el Sodalicio de Vida Cristiana, justo antes de llegar al Perú…
Deben tener argumentos serios, cuando el santo padre ha enviado un comisario. Es un carisma que ha dado muchos frutos a la iglesia, pero al haber indicios muy razonables de desorden, de falta de formación, la Santa Sede se toma su tiempo y no improvisa. Nos da tranquilidad la intervención del santo padre, quien tiene así un gesto que nos recuerda su preocupación por el Perú, para que encontremos caminos de reconciliación y de paz.
Finalmente, ¿Cuál es su llamado para que la gente en el Perú aproveche la visita del papa?
Queremos que el lema de los obispos del Perú “Unidos por la Esperanza”, sea una oportunidad para que nos reconciliemos, para que busquemos entendimiento. Y para que haya una atmósfera fraterna y podamos decirle al papa que hay cosas que nos dividen en el Perú, como son las geografías, las ideologías, las economías… Pero tenemos una fe en Jesucristo, tenemos un gran amor a María y que él sienta que lo queremos mucho porque es el Pedro de hoy.
José Antonio Varela Vidal
Mons. Salvador Piñeiro © Archivo zenit
Perú: “El Papa Francisco se preocupa por nuestra patria”
Entrevista a Mons. Salvador Piñeiro, presidente del Episcopado peruano