(ZENIT – 21 feb. 2018).- En la cuarta jornada de los Ejercicios Espirituales para el Papa y la Curia romana, el predicador portugués, José Tolentino de Mendonça en la sexta meditación afrontó el tema: “Las lágrimas narran una sed”.
“Nuestra biografía puede ser narrada también a través de las lágrimas: de alegría, de fiesta, de emoción, y también de noche oscura, de sufrimiento, de abandono, de arrepentimiento y de constricción”.
El dolor de aquellas lágrimas –afirma el Predicador– Dios las conoce todas y las acoge como una oración. Tengamos confianza en Él, no las escondamos a Él.
“Las mujeres de los Evangelios –ha dicho el Predicador– conceden el derecho de la ciudadanía a las lágrimas, mostrando cuanto sea grande la importancia de este signo”.
Porque las lágrimas son también la zona visible, transparente y viva de nuestros deseos; fluyen desde dentro de nuestro cuerpo, pero expresan la más recóndita e intensa interioridad. Ya que en los humanos, recuerda el Predicador, el llanto es siempre una forma de relación.
Las mujeres no están ausentes en los Evangelios –ha descrito el P. Tolentino– es un hecho, pero es necesario que aprendamos a apreciar mejor su presencia, porque en ellas podemos captar un estilo singular de búsqueda de Jesús y de un discipulado genuino.
Servicio escondido
Así, el sacerdote portugués ha indicado que las mujeres del Evangelio se expresan con gestos: “Se empeñan en el servicio escondido, donde el bien del otro es colocado en primer lugar, más que en las preocupaciones de poseer el liderazgo o de estar siempre un paso adelante”.
El Padre José Tolentino de Mendonça ha apuntado que uno de los elementos que une a los varios personajes femeninos en Lucas «son las lágrimas» y ha enumerado algunos ejemplos: La viuda de Nain, la pecadora, las mujeres de Jerusalén… “En la mujer, existe una densidad existencial, un sabor de la cotidianeidad, que perfuma la fe; existe una sensibilidad que envuelve el todo de la vida, incluso cuando esta es minúscula y frágil”.
Retiro de Cuaresma
La tarde del domingo 18 de febrero de 2018, el Papa Francisco se fue del Vaticano para participar en sus ejercicios espirituales cuaresmales anuales en la Casa ‘Gesù Divin Maestro’ (la Divina Casa Maestra) en la ciudad de Ariccia, cerca de Roma.
Durante una semana, el Santo Padre permanecerá allí orando con los miembros de la Curia Romana.
El retiro concluirá en la mañana del viernes 23 de febrero. Hasta entonces, todas las actividades del Papa, incluida la audiencia general semanal, el 21 de febrero, se suspenderán.
Cuarta jornada del retiro espiritual © Vatican Media
Ejercicios de Cuaresma: “Las lágrimas narran una sed”
Sexta meditación del P. José Tolentino de Mendonça