(ZENIT – 6 marzo 2018).- Mons. Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Ginebra, ha comunicado que “todos los ciudadanos de este mundo tienen la responsabilidad de cuidar la seguridad y la salud física y emocional de niños, que constituyen el futuro de nuestra sociedad”.
Intervención del Arzobispo Jurkovič, el lunes, 5 de marzo de 2018, en la 37ª Sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre el tema de los Derechos de la Infancia.
“La dignidad de nuestros niños está en riesgo y el superior interés del menor debería ser siempre prioritario, en todo contexto humanitario”, ha advertido el Observador de la Santa Sede, informa ‘Vatican News’.
Con miras al 70° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos humanos que tiene lugar este año, el prelado ha exhortado a la comunidad internacional, a los gobiernos y a la sociedad civil a colaborar sin poner condiciones en la protección de la infancia con la conciencia de que “el futuro está en las manos de los niños”.
Riesgo de ser víctimas
En este sentido, el arzobispo exhorta a rechazar la cultura del descarte “que plaga nuestro mundo y alimenta las tendencias hacia avaricia, corrupción, violencia, guerra y degradación ambiental”, ha apuntado ‘Vatican News’ en español.
Mons. Jurkovič describe la situación de muchos niños inocentes “atrapados en situaciones vulnerables sólo porque viven en las partes más pobres del mundo, pertenecen a minorías étnicas o religiosas, son refugiados o migrantes, a veces no acompañados o sufren discapacidades”.
“La mayor parte de ellos, –enfatiza– corren el riesgo de ser víctimas de individuos u organizaciones sin escrúpulos, sufren abusos, contrabando, tráfico sexual o esclavitud laboral, o extracción de órganos, o incluso reclutamiento como soldados”.
Prevención
El Arzobispo señala que “los derechos humanos a la educación y la salud conforman el futuro de cada niño. Sin embargo –constata– los niños no pueden beneficiarse de estos y otros derechos humanos a menos que estén registrados al nacer. Si no se reanuda un camino adecuado de educación y desarrollo, estos niños corren el riesgo de convertirse en una generación perdida”.
Para evitar esto –anuncia el Observador– indica la “prevención” como la mejor medicina, posible “con el acceso a la ciudadanía, a la salud, a la educación y promoviendo una cultura de respeto de los derechos humanos y la dignidad humana de cada niño”. “El marco legal para proteger a los niños está ya definido – asegura – y sólo necesita ser aplicado”, ha recordado Mons. Jurkovič.