(ZENIT – 28 sept. 2018).- «Contemplar el gran arte, expresión de la fe, nos ayuda, en particular, a redescubrir lo que importa en la vida», ha asegurado el Papa Francisco, en presencia de los «Patronos de las Artes» de los Museos Vaticanos.
De hecho –ha explicado el Pontífice– el arte cristiano «nos conduce a nuestro interior y nos eleva por encima de nosotros mismos: nos devuelve al Amor que nos creó, a la Misericordia que nos salva, a la Esperanza que nos aguarda».
Este viernes, 28 de septiembre de 2018, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a los «Patronos de las Artes» de los Museos Vaticanos con motivo del 35º aniversario de la Asociación, a las 11 horas en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano.
Publicamos a continuación las palabras de saludo que el Papa dirigió a los presentes en la audiencia:
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Saludo del Papa Francisco
Queridos amigos,
Me complace recibiros con motivo de vuestro encuentro en Roma, que coincide con el XXXV aniversario de la Asociación.
A lo largo de todos estos años, vuestra generosidad ha contribuido enormemente a la restauración de numerosos tesoros artísticos que se conservan en los Museos Vaticanos. Habéis continuado así una tradición que atraviesa los siglos, imitando las gestas de quienes pasaron a la historia de la Iglesia por la puerta del arte, por ejemplo, subvencionando los frescos y sarcófagos en las catacumbas, las grandes catedrales románicas y góticas, las obras de Miguel Ángel, Rafael, Bernini y Canova.
El arte, en la historia, ha sido solo superado por la vida a la hora de dar testimonio del Señor. De hecho, ha sido y es un camino prioritario que permite el acceso a la fe más que muchas palabras e ideas, porque con la fe comparte el mismo sendero, el de la belleza. Es una belleza, la del arte, que es buena para la vida y crea comunión: porque une a Dios, al hombre y a la creación en una sola sinfonía; porque conecta el pasado, el presente y el futuro, porque atrae en el mismo lugar e involucra en la misma mirada a gentes y pueblos distantes.
Celebrar vuestro aniversario significa, pues, recordar con gratitud todo esto, pero también significa renovar la conciencia de una misión importante, la de preservar una belleza que es tan beneficiosa para el hombre. Contemplar el gran arte, expresión de la fe, nos ayuda, en particular, a redescubrir lo que importa en la vida. De hecho, el arte cristiano nos conduce a nuestro interior y nos eleva por encima de nosotros mismos: nos devuelve al Amor que nos creó, a la Misericordia que nos salva, a la Esperanza que nos aguarda.
Así, en nuestro mundo inquieto, hoy desafortunadamente tan desgarrado y afeado por el egoísmo y la lógica del poder, el arte representa, tal vez incluso más que en el pasado, una necesidad universal, ya que es fuente de armonía y paz y es una expresión de la gratuidad. Por lo tanto, os agradezco de todo corazón el bien que hacéis, y os doy, así como a vuestras familias, mi bendición, mis mejores deseos de paz, pidiéndoos que no os olvidéis de mí en vuestras oraciones.
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