(ZENIT – 6 oct. 2018).- “La Iglesia en salida necesita un dinamismo misionero que sobre todo los jóvenes puedan aportar”, ha anunciado el Papa Francisco a los jóvenes en un encuentro marcado por el entusiasmo, la música, la sinceridad y la alegría.
En el contexto del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento, calificado por algunos padres sinodales como el “Sínodo de la alegría”, en la tarde del sábado, 6 de octubre de 2018, el Papa Francisco se encontró, junto a los padres sinodales, con cientos de jóvenes de diversos continentes en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Francisco ha anunciado que la Iglesia “necesita personas que, animadas por la fe, sepan comprometer su vida en la evangelización en un mundo marcado por las transformaciones sociales, culturales, tecnológicas, en un mundo que se ha vuelto más pequeño a causa de la globalización, y más interconectado por el desarrollo de la comunicación”.
“La Iglesia, no sale hacia las nuevas generaciones, sino que sale con las nuevas generaciones, y el Sínodo es fruto de un trabajo en el que ustedes han sido y son protagonistas”, ha indicado Francisco.
Esta reunión ha sido organizada por la Secretaria General del Sínodo de los Obispos y la Congregación para la Educación Católica, bajo el lema “Nosotros para. Únicos, solidarios y creativos”.
La libertad que ofrece Jesús
“Por favor, jóvenes, niños y niñas, ¡ustedes no tienen precio! ¡Ustedes no están subastados! –ha solicitado el Papa–. Por favor, no se dejen comprar, no se dejen seducir, no sean esclavos de la colonización ideológica que ponen ideas en la cabeza y al final llegamos a ser esclavos, empleados, fracasados en la vida”.
Así, el Pontífice les ha pedido a los jóvenes muchachos que repitan “No estoy en una subasta, no tengo precio. ¡Soy libre, soy libre! Enamórense de esta libertad, que es lo que ofrece Jesús”.
“Jesús no nos deja solos”
En la gran fiesta de los jóvenes con el Santo Padre se escucharon todo tipo de testimonios: varios jóvenes compartieron sus difíciles situaciones personales con el Papa y con todos los presentes, llegaron a la misma conclusión de sentirse afortunados por haber conocido el amor misericordioso de Cristo.
Desde la dura experiencia de haber estado en la cárcel, o el vacío de estar atrapado en el mundo de las drogas, la plenitud de la vida religiosa, la angustia que se siente al no encontrar trabajo, la vocación al sacerdocio de manera temprana… la paz y la esperanza de alguien que puede hablar de Dios en el hospital… Todas esas historias íntimas y dolorosas, cuyo punto en común es el encuentro personal con Jesús, han sido presentadas al Papa.
«Me impresionan sus historias personales llenas de pasión y de dolor» –ha dicho Francisco a los jóvenes–. «Lo más conmovedor de sus historias es el descubrimiento de que otra vida es posible: Jesús no nos deja solos en nuestra aventura».
Además de las historias personales, los jóvenes bailaron para la el Papa, cantaron, leyeron poesía y mostraron algunos días para ilustrar mejor sus palabras.
Al comienzo del encuentro, un numeroso grupo de jóvenes con coloridas camisetas han bailado una moderna coreografía, e incluso un joven se animó a representar una pieza de hip hop, acompañado por las palmas de todos los asistentes.
Respuestas del Papa
A lo largo de la tarde, la música y el baile han sido grandes protagonistas. Entre las diferentes intervenciones, se han interpretado diferentes canciones, al piano, con guitarra… e incluso algún joven se ha animado a bailar de manera improvisada, animando al público y recibiendo aplausos y aclamaciones por parte de todos.
Los jóvenes que actuaron en el evento, se pusieron en pie todos juntos en el escenario, y hicieron al Papa varias preguntas, a lo que Francisco respondió bromeando: «Las respuestas se las darán los padres sinodales»; ya que «si yo respondiera anularía el Sínodo», y ha explicado que las respuestas «deben venir de parte de todos, de nuestra reflexión, de nuestra discusión, y sobre todo deben ser respuestas hechas sin miedo».
El Papa escucha a los jóvenes © Vatican Media
El Papa a los jóvenes: "¡Ustedes no tienen precio! ¡No se dejen comprar!"
Encuentro en el Aula Pablo VI