Herramienta CRISPR © Chile bio

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La herramienta de edición genética ‘CRISPR’ abre múltiples posibilidades

Observatorio de Bioética – Universidad de Valencia

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La herramienta de edición genética CRISPR abre posibilidades de aplicación en múltiples áreas, incluyendo la medicina, la agricultura (ver AQUÍ) y la ganadería, entre otras (ver AQUÍ).

Algunas de las aplicaciones de la edición genética plantean serias cuestiones éticas, como la posibilidad de alterar los ecosistemas (ver AQUÍ), o la utilización de CRISPR sobre la línea germinal humana (ver AQUÍ), que implica la producción de embriones humanos in vitro, su manipulación y su destrucción, y entraña riesgos hoy por hoy inasumibles para los individuos tratados y para las generaciones futuras. A este respecto, recientemente se anunció el nacimiento de los primeros bebés modificados genéticamente[1], lo que ocasionó una ola de indignación entre la comunidad científica y el público (ver AQUÍ).

No obstante, la edición genética, y en concreto CRISPR, son muy prometedoras para numerosos usos muy positivos. En medicina, CRISPR puede utilizarse para diagnóstico (ver más), creación de modelos animales y celulares para investigar aspectos genéticos, y, lo más esperanzador, para curar enfermedades hasta ahora incurables. En este sentido, numerosos avances están apareciendo continuamente. A continuación referimos algunos de los más recientes.

CRISPR corrige una mutación causante de la Distrofia muscular de Duchenne en ratones y células humanas

La distrofia muscular de Duchenne (DMD) es una grave enfermedad causada por mutaciones en el gen de la distrofina. Así, los pacientes afectados por esta enfermedad sufren una degeneración de los músculos cardíacos y esqueléticos que resulta letal, por lo que las personas con esta enfermedad no viven más de 20 o 30 años. En el trabajo que comentamos, publicado el 6 de marzo de 2019 en Science Advances[2], los investigadores han utilizado CRISPR para corregir una de las mutaciones más frecuentes que causan esta enfermedad (una deleción del exón 44 de el gen de la distrofina) en un modelo de ratón y en células cardíacas de pacientes (obtenidas a partir de células madre pluripotentes inducidas (ver AQUÍ).

En el modelo de ratón, los investigadores ajustaron la proporción de los componentes del sistema CRISPR (la enzima Cas9 y el ARN guía) hasta alcanzar un ratio que optimizara la eficacia, demostrando la importancia de las dosis de estos componentes para la corrección de genes in vivo. Los autores concluyen que sus “hallazgos representan un paso significativo hacia la posible aplicación clínica de la edición de genes para la corrección de la DMD”.

CRISPR consigue mejoras significativas en modelos animales de la enfermedad del envejecimiento prematuro (progeria)

El síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford es una rara enfermedad que consiste en que, a partir del primer año de vida, se desencadena un proceso degenerativo equiparable a un envejecimiento acelerado, de manera que las personas afectadas mueren, normalmente, en su adolescencia, con problemas óseos y cardíacos entre otros, y signos externos asociados a la vejez, tales como canas o calvicie, manchas en la piel, cataratas y pérdida de audición. La causa de esta enfermedad es una mutación en el gen LMNA, que provoca que en lugar de la proteína correcta (lamin A), se genere una proteína que es tóxica para la célula (progerina). El 18 de febrero de 2019, dos estudios independientes publicados en Nature medicine, reportaban el uso de CRISPR en modelos murinos de esta enfermedad, consiguiendo mejorías notables.

En el primer trabajo[3], dirigido por Juan Carlos Izpisua Belmonte, se administrón una única inyección intravenosa del sistema CRISPR dirigido al gen LMNA. El tratamiento atenuó la pérdida de peso, aumentó la tasa de supervivencia en aproximadamente un 25%, eliminó el adelgazamiento epidérmico y la pérdida de grasa dérmica, mejoró la degeneración de las células del músculo liso vascular del arco aórtico, atenuó el desarrollo de la bradicardia y aumentó la vitalidad de los ratones.

En segundo trabajo[4], dirigido por Carlos López-Otín, se consiguió aumentar la esperanza de vida en un 26’4%, y los ratones presentaron una apariencia más saludable, con un retraso en la pérdida del aseo, peso corporal ligeramente mejorado, niveles de glucosa en sangre más adecuados, menores niveles de muerte celular en el riñón, disminución de la atrofia de la mucosa gástrica y reducción de la fibrosis en el corazón y el músculo cuádriceps.

En ambos casos, los investigadores señalan que experimentos adicionales son necesarios, ya que los resultados todavía deben optimizarse. Así, entre otras limitaciones, la esperanza de vida de los ratones tratados en el primer estudio siguió siendo inferior a la de ratones sanos, y en el segundo estudio el sistema CRISPR no logró alcanzar todos los órganos que se ven afectados por la enfermedad.

-CRISPR corrige la obesidad de origen genético en ratones

Científicos de la Universidad de California, San Francisco, publicaron recientemente en Science[5] un trabajo en el que se describe el uso de CRISPR para corregir la obesidad de origen genético en ratones. La obesidad en ocasiones tiene su origen en mutaciones de pérdida de función en una de las copias del gen (tenemos dos copias de cada gen), lo que lleva a una producción deficiente de proteínas, al trabajar solo una de las copias del gen, lo que se conoce como haploinsuficiencia. Según el gen que se ve afectado se produce una enfermedad diferente. En humanos, una importante causa de obesidad es una mutación de pérdida de función en el gen Sim1 o Mc4r. La estrategia del trabajo que comentamos consistió en utilizar CRISPR para avivar la expresión de la copia normal del gen, para compensar la pérdida de función de la otra copia. En este caso no se modifica el genoma, sino que la proteína que normalmente se usa para cortarlo, cas9, se utiliza en una forma inactiva, dCas9, fusionada a una proteína que activa la transcripción, es decir, la expresión genética, en este caso VP64, consiguiendo en los ratones tratados disminuyeran su grasa corporal y la ingesta de alimentos. Este sistema, llamado CRISPRa (activación mediada por CRISPR) presenta una ventaja sobre la edición genética, ya que no se modifica el genoma de forma irreversible, lo que entraña ciertos riesgos. Actualmente se estima que más de 660 genes causan enfermedades en humanos como resultado de la haploinsuficiencia. El trabajo aquí presentado supone una prueba de concepto de la posibilidad de usar CRISPR para otras enfermedades originadas por este problema.

-Se consigue mediante CRISPR generar células iPS “universales”

Las iPS constituyen una fuente ilimitada para las estrategias de reparación de órganos basadas en células específicas del paciente. Sin embargo, su generación y posterior diferenciación en células o tejidos específicos conllevan distintos desafíos de fabricación, así como la necesidad de emplear un tiempo que excluye las modalidades de tratamiento agudo. Si se pudiera tener un repositorio de estas células se superarían estos problemas, pero el problema de usar células no específicas del paciente es que generan una respuesta inmune contra ellas. Sin embargo, un reciente artículo[6] publicado en Nature Biotechnology demuestra la posibilidad de utilizar CRISPR para modificar las células iPS de manera que sean indetectables para el sistema inmunológico. En el trabajo, tanto células iPS humanas como de ratón perdieron su inmunogenicidad cuando se inactivaron dos genes implicados en la respuesta inmune y se sobreexpresó otro. Las células iPS resultantes pudieron diferenciarse en células endoteliales, células musculares y células cardíacas que, al ser trasplantadas en ratones (normales o con su sistema inmune “humanizado”, según el caso), no fueron rechazadas por el sistema inmune, y los animales sobrevivieron a largo plazo sin necesidad de tratamientos de inmunosupresión. Así, estas células iPS son “universales”, de manera que son compatibles con cualquier paciente, lo que supone una nueva esperanza en el campo de la medicina regenerativa.

Conclusión

Todos estos avances son, a nuestro juicio, muy positivos y no presentan inconvenientes éticos inherentes. No obstante, es necesario recordar que CRISPR como herramienta todavía no es perfecta, y existen riesgos asociados a su uso clínico (ver AQUÍ), por lo que los ensayos clínicos deben proceder con cautela. La regulación de esta y otras técnicas de edición genética debe contemplar la diferencia entre distintas aplicaciones, de manera que, sin entorpecer el tipo de avances que se comentan en este informe, se proteja la vida del embrión humano y el medio ambiente.

Lucía Gómez-Tatay

Observatorio de Bioética

Instituto de Ciencias de la Vida

Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”

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[1] Regalado A. EXCLUSIVE: Chinese scientists are creating CRISPR babies. MIT Technology Review. 25 de noviembre de 2018. https://www.technologyreview.com/s/612458/exclusive-chinese-scientists-are-creating-crispr-babies/

[2] Min YL, Li H, Rodriguez-Caycedo C, Mireault AA, Huang J, Shelton JM, et al. CRISPR-Cas9 corrects Duchenne muscular dystrophy exon 44 deletion mutations in mice and human cells. Sci Adv. 2019 Mar 6;5(3):eaav4324.

[3] Beyret E, Liao HK, Yamamoto M, Hernandez-Benitez R, Fu Y, Erikson G, et al. Single-dose CRISPR-Cas9 therapy extends lifespan of mice with Hutchinson-Gilford progeria syndrome. Nat Med. 2019 Mar;25(3):419-422.

[4] Santiago-Fernández O, Osorio FG, Quesada V, Rodríguez F, Basso S, et al. Development of a CRISPR/Cas9-based therapy for Hutchinson-Gilford progeria syndrome. Nat Med. 2019 Mar;25(3):423-426.

[5] Matharu N, Rattanasopha S, Tamura S, Maliskova L, Wang Y, Bernard A, et al. CRISPR-mediated activation of a promoter or enhancer rescues obesity caused by haploinsufficiency. Science. 2019 Jan 18;363(6424). pii: eaau0629. doi: 10.1126/science.aau0629.

[6] Deuse T, Hu X, Gravina A, Wang D, Tediashvili G, De C, et al. Hypoimmunogenic derivatives of induced pluripotent stem cells evade immune rejection in fully immunocompetent allogeneic recipients. Nat Biotechnol. 2019 Mar;37(3):252-258.

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Redacción zenit

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