(ZENIT – 8 abril 2019).- En la tarde del pasado domingo, 7 de abril de 2019, el Obispo de Roma hizo una visita pastoral a la parroquia de San Giulio en Monteverde, en el sector oeste de la diócesis, una vez concluidas las obras de consolidación, después de que la comunidad parroquial pasara tres años en una arquitectura textil debido al derrumbe de un solar.
Antes de llegar a la parroquia de San Giulio, el Papa saludó a algunos invitados de la cercana residencia de ancianos Città di Roma que se habían reunido para saludarle mientras pasaba en automóvil.
A su llegada a la parroquia romana fue recibido por el cardenal vicario Angelo De Donatis, por el obispo auxiliar del sector Oeste, Mons. Paolo Selvadagi, por el párroco, padre Darío Frattini y por el padre Rinaldo Guarisco, Superior General de los Canónigos Regulares de la Inmaculada Concepción que están a cargo de la parroquia.
Antes de la Santa Misa, el Papa encontró a los enfermos y a los ancianos en una sala en la planta baja y, después, en la rectoría, saludó a los que habían contribuido a la realización del Nacimiento Viviente, obra de los fieles de San Giulio en Porta Asinaria con el objetivo de recaudar fondos para las obras.
Posteriormente, el Santo Padre encontró a los recién casados y a los que asisten a los cursos de preparación para el matrimonio; luego saludó a los voluntarios y a las personas asistidas por Caritas: entre ellos, algunas personas sin domicilio fijo que la parroquia ha albergado durante los días más crudos del invierno.
Grupos de niños y jóvenes
Inmediatamente después, en el oratorio, el Papa saludó a los miembros de la Oficina de construcción de culto del Vicariato de Roma junto con los de la empresa que ha efectuado las obras de reconstrucción y consolidación y con todos los trabajadores.
Asimismo, el Santo Padre luego se dirigió a la arquitectura textil que albergaba a los fieles durante las obras, donde lo esperaban los niños y jóvenes que se preparan para la Comunión y la Confirmación, junto con las familias de los que han recibido o están a punto de recibir el bautismo.
El Papa respondió a unas preguntas que le dirigieron los chicos y chicas de la parroquia, saludó a los sacerdotes de la comunidad y administró el sacramento de la Reconciliación a tres jóvenes y una madre.
Misa y dedicación del altar
A las 17:40 horas presidió la celebración de la Santa Misa en la iglesia parroquial renovada, con el ritual de dedicación del altar. Antes de la bendición final, el párroco, el padre Darío Frattini, dirigió unas palabras de agradecimiento al Santo Padre por su visita. Después el Santo Padre volvió al Vaticano.
Hablando con los enfermos y ancianos, que le habían dedicado una poesía y le habían dicho que estaban contentos porque había ido a verles “Pedro”, el Papa dijo que intentaba hacer lo que Jesús había pedido al apóstol, “confirmar”: “Confirmar a los hermanos en la fe, en la esperanza, en la caridad. Y deciros que sí, que existe la vejez, que existen las enfermedades, que hay tantos problemas, pero está Jesús. Y Jesús no defrauda nunca…».
Y Jesús dice “Yo también sé que es el sufrimiento”. «Todas las quejas que podamos hacer a Jesús, Él las transforma en plegaria y las presenta al Padre porque ha pasado por todo esto antes que nosotros”.
Las dudas del Papa
Entre las preguntas que le hicieron después los chicos y chicas de la parroquia estuvo la de si él también había tenido dudas en su itinerario de fe y de ser así, cómo las había resuelto. “Todos los hombres, todas las mujeres, todos los niños –respondió- en algún momento tienen dudas; dudar forma parte de la vida. Y dudar es un poco poner a Dios a prueba: si es verdad que es fiel, si es verdad que nos escucha. –’Señor ¿por qué?’–. En momentos como esos tenemos que apostar por una cosa: la fidelidad de Jesús, Jesús es fiel, totalmente fiel. La suya es una fidelidad que no defrauda nunca, antes o después el Señor se hace escuchar. No tengáis miedo de las dudas”.
“Yo he tenido dudas, tantas. Ante las calamidades, pero también con cosas que me habían pasado en la vida. Cómo logré salir… Creo que no salí solo, nunca puedes salir de la duda por ti mismo. Se necesita la compañía de alguien que te ayude a avanzar, por eso es importante estar siempre en un grupo, juntos, con amigos. Tú solo nunca puedes… También nos ayuda hablar de nuestras dudas con los padres o los amigos o con un catequista … pero siempre hablar con alguien. Y luego hablar de las dudas con Jesús. A veces he oído a alguno decir: ‘Yo no hablo con Jesús porque me ha destrozado la vida. Estoy enfadado con Jesús…’ Pero incluso enfadarse con Jesús puede ser una forma de rezar; es decirle a Jesús: ‘Mira esto, me enfada…’. A Jesús le gusta ver la verdad de nuestro corazón. No finjáis ante Jesús».
Al grupo del Nacimiento Viviente el Papa reveló que le había gustado mucho un libro del obispo de Chieti, Italia, titulado “El Nacimiento, el Evangelio viviente”. “Pensad –destacó- que San Francisco también evangelizaba solamente con esto: ver a Jesús, imitar a Jesús, imitar a la Virgen, imitar a San José, imitar la sencillez de los pastores, no imitar a Herodes… Seguid así. Gracias”.
A este propósito el Santo Padre dio la noticia de que este año con el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización se llevará a cabo una jornada o una semana del Nacimiento, para impulsar a las personas a que sigan esta tradición en sus casas o en las plazas.
Preparación al matrimonio, un «catecumenado»
En su encuentro con los recién casados, subrayó la importancia de la preparación al matrimonio que es “un camino, un catecumenado”.
“Cuando los adultos quieren bautizarse –explicó- deben aprender la doctrina, deben hacer un itinerario con la comunidad. El matrimonio es lo mismo, es un catecumenado. La preparación previa no es solo saber algo sobre el matrimonio, sino vivir con la comunidad, es escuchar las experiencias de otras personas, compartir dudas. Y luego el catecumenado no termina ahí. Es muy importante que continúe después de la boda y que acompañe los primeros años de matrimonio».
Sólo diría dos cosas. La primera: Para la vida matrimonial hay tres palabras clave, tal vez las sepáis pero debéis aprenderlas con la mente y el corazón: ‘¿Puedo?’, ‘Gracias’, ‘Perdona’. ‘¿Puedo?’. Pedir siempre permiso al esposo o a la esposa, no ser intrusivo, somos dos…. Agradecer, dar las gracias, siempre. Y ‘perdona’. Tener la humildad de decir: Sí, me he equivocado, perdóname. Punto y termina la historia. Si no se dice esta tercera palabra la historia sigue y va mal… Y la segunda cosa: En los matrimonios normales se riñe. No hay que tener miedo de reñir…. Pero hay algo muy importante: No terminar el día sin haber hecho las paces …Porque la guerra fría del día siguiente es la polilla que empieza a corroer un matrimonio”.
Voluntarios de Cáritas
Por último, el Santo Padre departió con los voluntarios de Cáritas que le pusieron al corriente de sus iniciativas, entre las cuales, además de la acogida a las personas sin techo, la donación de sangre y la ayuda a las futuras madres con dificultades, se encuentra el proyecto de albergar a los familiares de los niños ingresados en el departamento de Oncología del cercano hospital, Bambin Gesú. “Con esta lista –dijo el representante de la parroquia- esperamos no haberle dado la impresión de un “supermercado de la caridad”, una frase que empleó el director de Cáritas diocesana cuando vino para que entendiéramos que la parroquia no es el sitio donde cada uno entra, elige algo y se va”.
«El cotilleo es una enfermedad muy grave»
“Yo diría que hay tres señales que demuestras si una parroquia funciona –contestó el Papa- La primera es la oración, cuando la gente reza: una parroquia que reza, la gente viene a rezar y reza también en casa. Esta es la primera señal… y es una de las cosas que evitan que se caiga en ese “supermercado” del que hemos hablado. La segunda es la caridad de los hechos: hacerse cargo de las necesidades de los hermanos… de las familias. También de las necesidades ocultas, que no se muestran por vergüenza, pero las hay y tantas. Esa es la segunda señal. Y la tercera es la caridad pasiva. ¿Qué quiere decir caridad pasiva? Que os queráis y no os critiquéis entre vosotros. El cotilleo es una enfermedad muy grave y cuando lo hay en una parroquia, esa parroquia no funciona”.