+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas
VER
Coordiné un encuentro latinoamericano de 47 agentes de pastoral nativos de pueblos originarios, todos procedentes de diferentes culturas indígenas, en Latacunga, Ecuador, del 1 al 6 de abril.
Eran seglares, religiosas, diáconos y sacerdotes de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México. Sólo faltaron de El Salvador y Honduras, donde me dijeron sus Conferencias Episcopales que no tienen bien organizada esta pastoral. De Venezuela iban a participar dos, pero lo impidieron trabas migratorias a la hora de abordar el avión en Caracas.
El encuentro fue promovido por el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, del que soy miembro. Su objetivo fue compartir la realidad de los pueblos originarios latinoamericanos, discernir criterios a la luz del Magisterio universal y latinoamericano,y hacer propuestas pastorales, para fortalecer el proceso hacia una Iglesia con rostro autóctono.
Al compartir las realidades que viven, entre otras muchas cosas, dijeron:
“Los países se declaran multiétnicos y pluriculturales, pero no lo ponen en práctica. Control de la natalidad de una manera obligada (esterilización forzada). La pérdida de identidad de nuestros jóvenes. Se están perdiendo el idioma, el traje y los valores étnicos. El mal uso de las nuevas tecnologías.
Como consecuencia de las migraciones a la ciudad, surgen adicciones (alcohol, droga), especialmente en los jóvenes, prostitución, embarazos precoces, relativismo, etc. Desplazamiento de las comunidades, por la violencia y el narcotráfico. Persecución y criminalización de los líderes que están defendiendo la madre tierra; unos han sido asesinados y otros han sido encarcelados injustamente. Los programas de asistencia social que imparte el gobierno crean dependencia; es una manera de comprar al pueblo.
En tiempo de elecciones, los políticos se aprovechan de la pobreza de la gente y la manipulan; dividen a la comunidad. La violencia intrafamiliar. La mujer sufre discriminación, por ser mujer, pobre e indígena. En algunas regiones la mujer va dando su voz y su presencia. El sistema de familias extensas, muy propio de estas comunidades, está cambiando. Se ha rescatado la medicina tradicional.
Explotaciones mineras, agrotóxicos, agro negocios que traen desforestación, contaminación a los territorios comunitarios y atentan contra el buen vivir de los pueblos indígenas. Afectan al territorio, tornándolo improductivo. La falta de acceso al agua y contaminación de la misma. La pobreza es cada vez más notoria, por las políticas neoliberales que se llevan adelante desde el Estado”.
Al compartir sobre qué pastoral se hace por parte de la Iglesia con y por estos pueblos, expresaron: “El sueño de una Iglesia con rostro propio va teniendo su camino, con procesos de reflexión y trabajo pastoral. Hay una primavera eclesial en nuestras iglesias con la presencia del Santo Padre Francisco. Falta una dimensión más profética de la Iglesia, una Iglesia que salga del templo, que baje al altar del pueblo.
La inculturación del Evangelio sigue siendo un desafío. No conocemos a profundidad la espiritualidad, los signos, los ritos y símbolos. Falta un acompañamiento cercano a los pueblos con corazón y pensamiento propio.
Hay documentos del Magisterio que nos ayudan a fortalecernos, pero no se ponen en práctica. Hay desconocimiento y prejuicios de la pastoral indígena. Algunos de los que se comprometen con los pueblos originarios, son mal vistos. Se están realizando traducciones de la Biblia, liturgia, cantos, catequesis, etc. Hay peligro de una folclorización de la espiritualidad indígena. Pocos sacerdotes y religiosos acompañan a los pueblos indígenas. Los que están trabajando con ellos, lo hacen de manera comprometida y constante. Hay sacerdotes y religiosas no indígenas que han aprendido la lengua y valoran nuestra cultura. Hay algunos obispos comprometidos con nuestros pueblos, acompañando y empujando los procesos”.
PENSAR
Muchos textos del Magisterio, tanto pontificio como latinoamericano, alientan esta pastoral. Los he recogido en un librito, editado tanto por nuestra Conferencia Episcopal como por el CELAM, titulado Pueblos originarios y Magisterio eclesial. Allí rescato una encíclica sumamente actual de San Pío X, titulada Lacrimabili statu indorum, del año 1912, que recomiendo.
Hay muchísimas intervenciones de San Juan Pablo II, de Benedicto XVI y Francisco. Por ejemplo, en Canadá, San Juan Pablo II dijo: “Cuando por primera vez fue proclamada la fe entre los nativos de esta tierra, las valiosas tradiciones de las tribus indias se vigorizaban y enriquecían con el mensaje evangélico. Sus antepasados sabían por instinto que el Evangelio, lejos de destruir sus valores y costumbres auténticos, tenía poder de purificar y sublimar la herencia cultural que habían recibido. De este modo, no sólo el cristianismo es importante para los pueblos indios, sino que Cristo mismo es indio en los miembros de su Cuerpo” (20-IX-1987 y 15-IX-1984).
El Papa Francisco dijo en Puerto Maldonado, Perú: “Ayuden a sus obispos, ayuden a sus misioneros y misioneras, para que se hagan uno con ustedes, y de esa manera dialogando entre todos, puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena” (19-I-2018).
ACTUAR
Transcribo lo que pidieron: “Que en los seminarios y en las casas de formación religiosa no se les robe su identidad. Valorar las vocaciones indígenas, desde la cosmovisión y espiritualidad de los pueblos. Estar con el pueblo y acompañar su proceso de reflexión teológica. El acompañamiento en sus luchas sociales, sobre todo en la defensa de sus derechos, cultura, territorio. Aprender sus idiomas, para evangelizar tomando en cuenta su cultura. Fortalecer la forma y el modo de acompañamiento de los pueblos originarios ante la realidad urbana en que se insertan y viven. Continuar el trabajo de los derechos humanos de los pueblos originarios. Formación del clero y de religiosas indígenas”.
Al final, expresaron el deseo de que haya un Sínodo sobre pueblos originarios.