(ZENIT – 2 mayo 2019).- El Papa Francisco ha recibido hoy a las 12.00 en la Sala Clementina a los participantes en la plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales. Al final de la misma, les ha pedido colaboración en la difusión de la conciencia de la “solidaridad internacional”.
En primer lugar, el Santo Padre ha dado la bienvenida a todos los presentes y ha agradecido al profesor Stefano Zamagni sus palabras y el haber aceptado presidir la Academia Pontificia de Ciencias Sociales.
Desafíos actuales
El Papa ha destacado que, desgraciadamente, “tenemos ante nuestros ojos situaciones en las que algunos Estados nacionales mantienen relaciones en un espíritu de oposición en lugar de cooperación”. Además, es necesario tener en cuenta que “las fronteras de los Estados no siempre coinciden con las demarcaciones de poblaciones homogéneas y que muchas tensiones provienen de una excesiva reivindicación de soberanía por parte de los Estados, a menudo precisamente en áreas donde ya no son capaces de actuar de manera efectiva para proteger el bien común”.
Con respecto a este tema, el Obispo de Roma ha recordado que tanto en la encíclica Laudato si como en el Discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático, enumeró los retos universales que afronta la sociedad actual: “el desarrollo integral, la paz, el cuidado de la casa común, el cambio climático, la pobreza, las guerras, las migraciones, la trata de personas, el tráfico de órganos, la protección del bien común,las nuevas formas de esclavitud”.
Amor a la patria
Con respecto a la relación de las personas con sus respectivas naciones, Francisco ha destacado que la Iglesia “siempre ha exhortado al amor del propio pueblo, de la patria, a respetar el tesoro de las diversas expresiones culturales, de usos y costumbres, y del justo modo de vivir enraizados en los pueblos”. No obstante, ha subrayado que también ha avisado “a las personas, a los pueblos y a los gobiernos de las desviaciones de este apego cuando deriva en exclusión y odio hacia los demás, cuando se convierte en un nacionalismo conflictual que levanta barreras, también de racismo o antisemitismo”.
Cooperación internacional en compromiso
Igualmente, el Papa asegura que la Iglesia se preocupa por el resurgimiento en el mundo de las “corrientes agresivas hacia los extranjeros”, sobre todo hacia los inmigrantes, así como los nacionalismos que no respetan el bien común.
Así, dijo “se corre el peligro de comprometer formas ya consolidadas de cooperación internacional, se socavan los objetivos de las organizaciones internacionales como espacio de diálogo y encuentro de todos los países basado sobre el respeto mutuo, y se obstaculiza el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por unanimidad en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015”.
El Pontífice ha recalcado que el Estado está al servicio de las personas. No obstante, es habitual que las naciones sirvan a grupos dominantes por motivos eminentemente económicos y perjudicando a las “minorías étnicas, lingüísticas o religiosas que se encuentran en su territorio”.
Acoger, proteger, promover e integrar
De este modo, indica el Santo Padre “la forma en que una nación recibe a los migrantes revela su visión de la dignidad humana y de su relación con la humanidad”. Por eso, en reiteradas ocasiones nos ha comentado que nuestros deberes con los migrantes se resumen en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar.
El migrante “no es una amenaza para la cultura, las costumbres y los valores de la nación de acogida. Él también tiene un deber, el de integrarse en la nación que lo recibe. Integrar no significa asimilar, sino compartir el tipo de vida de su nueva patria, mientras sigue siendo, como persona, portador de su propia vivencia biográfica. De esta manera, el migrante puede presentarse y ser reconocido como una oportunidad para enriquecer al pueblo que lo integra”, expone el Papa.
Las autoridades, por tanto, para Francisco, deben proteger a los migrantes, regular los flujos migratorios precavidamente y promover la acogida para favorecer la integración.
Naciones de migrantes
El Obispo de Roma también invitó a reflexionar sobre la naturaleza de los estados y como todos son resultado de la llegada de personas migrantes y reflejo de la diversidad humana. En consecuencia, concluye que “Un Estado que suscitase los sentimientos nacionalistas de su pueblo contra otras naciones o grupos de personas fracasaría en su misión”.
El Papa Francisco espera, por ejemplo, que el continente europeo no abandone la actitud de acercamiento y armonía entre los países que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. “Esta visión cooperativa entre las naciones puede mover la historia relanzando el multilateralismo, que se opone tanto a los nuevos enfoques nacionalistas como a una política hegemónica”, avanzó.
Globalización multifacética
A través de dicha cooperación, Francisco considera que se podría evitar la recurrencia a los conflictos violentos en las disputas entre países, o el peligro de una colonización económica e ideológica opresora por parte de las grandes potencias.
Además, el Pontífice considera que la globalización que beneficie a todos debe ser “’multifacética’, apoyando una saludable lucha para el reconocimiento mutuo entre la identidad colectiva de cada pueblo y la nación y la globalización en sí misma, según el principio de que el todo viene antes que las partes, para llegar a un estado general de paz y concordia”.
Continuar la búsqueda
Finalmente el Papa ha estimulado a los presentes a continuar buscando procesos que sirvan para superar las divisiones entre las naciones y proponer nuevas formas de cooperación “especialmente con respecto a los nuevos desafíos del cambio climático y de las nuevas esclavitudes, así como de ese excelso bien social que es la paz”.
Francisco también pidió a los académicos que cooperasen con él en la citada concienciación sobre la solidaridad internacional, “con respeto por la dignidad humana, el bien común, el respeto por el planeta y el supremo bien de la paz” y que no se olvidaran de orar por él.