(ZENIT – 9 mayo 2019).- Ante las preguntas de Bigana Zherevska, periodista de Macedonia del Norte, el Papa Francisco compartió los aspectos de Bulgaria y Macedonia del Norte que más le habían impresionado durante su visita a ambos países, “Son dos naciones totalmente diferentes”, dijo.
Esto sucedió en la conferencia de prensa que tuvo lugar en el vuelo de vuelta de su viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte, el pasado martes, 7 de mayo de 2019.
Macedonia del Norte
De Macedonia del Norte destacó que es un pueblo con tradición de siglos, pero no como nación, ya que declaró su independencia en 1991.
Francisco recalcó que este país constituye un símbolo de la entrada del cristianismo en Occidente, pues fue un macedonio el que se apareció en sueños a Pablo, cuando este iba a ir a Asia.
“Es un misterio esa llamada, y el pueblo macedonio está orgulloso de esto, no pierde la oportunidad de decir que ‘el cristianismo entró en Europa a través de nosotros, por nuestra puerta, porque Pablo fue llamado por un macedonio’», contó el Papa.
Bulgaria
Sobre el país búlgaro, el Santo Padre describió que tuvo que luchar mucho por su identidad como nación. En 1877 murieron 200 mil soldados rusos para reconquistar la independencia a los turcos: “Muchas luchas por la independencia, tanta sangre, tanto espíritu para encontrar la consolidación de la identidad”, refirió el Papa.
En cuanto a Macedonia, en contraposición, el Obispo de Roma explicó que ya contaba con su identidad y “ahora ha llegado a consolidarla como pueblo, con pequeños y grandes problemas, como el nombre y las cosas que todos sabemos”.
Católicos, ortodoxos y musulmanes
Tanto en Bulgaria como en Macedonia del Norte, la mayoría de la población es ortodoxa y el porcentaje de los católicos es escaso. No obstante, el Santo Padre ensalzó las buenas relaciones entre los diferentes credos en estos dos países en los que existen comunidades cristianas, ortodoxas y católicas y musulmanas.
Este hecho pudo comprobarlo también en Bulgaria, durante el rezo por la paz, allí, “Cada uno tiene el derecho a expresar su propia religión y tiene el derecho a ser respetado”. Además, confesó sentirse conmovido por el encuentro que tuvo con el Patriarca ortodoxo Neofit, a quien definió como “un gran hombre Dios”.
En cuanto a Macedonia del Norte, el Obispo de Roma afirmó que le había conmovido una frase que le dijo el presidente: “Aquí no hay tolerancia de religiones, hay respeto”. El Pontífice se sintió tocado por que el respeto fuera el espíritu de un país, pues es una de las grandes carencias del mundo actual: “Pensemos en el respeto a los derechos humanos, el respeto a muchas cosas, el respeto a los niños, a los ancianos”.
La fuerza del Papa
Petas Nanev, periodista de la televisión búlgara, preguntó al Papa dónde encontraba las fuerzas, en su cuerpo y en su espíritu.
Francisco bromeó indicando que no visitaba a ninguna bruja. Después, reveló que esa fuerza “Es un don del Señor. Cuando estoy en un país me olvido de todo, pero no porque quiera olvidarlo, me nace de forma espontánea olvidarlo, y solo estoy ahí. Y después esto me da perseverancia”.
Durante los viajes, continuó, no se cansa. “Me canso después. ¿Pero de dónde saco la fuerza? Creo que el Señor me la da, no hay explicación. Le pido al Señor ser fiel, servirlo en este trabajo de los viajes, que los viajes no sean turismo, lo pido. Todo es gracias a Él. No me nace decir otra cosa. Pero, después, ¡no trabajo tanto!”, concluyó el Pontífice.