(ZENIT- 16 mayo 2019).- El Papa Francisco ha animado a los Hermanos de las Escuelas Cristianas a ser «los protagonistas de una ‘cultura de la resurrección’”, exhortándoles a buscar a “aquellos que se encuentran en los modernos sepulcros del desamparo, de la degradación, del malestar y de la pobreza para ofrecerles una nueva esperanza de vida”.
Hoy, 16 de mayo de 2019, el Santo Padre se ha reunido en una audiencia con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Lasalianos, una comunidad fundada por San Juan Bautista de La Salle que este año celebra el tercer centenario de su fallecimiento.
Escuela para todos
En el discurso que les ha dirigido, Francisco ha definido a San Juan Bautista de La Salle como un pionero de la educación que soñaba con una escuela abierta a todos, incluidos los pobres.
De este modo, con el fin de acercar la educación a los más desfavorecidos, este santo francés fundó una comunidad de laicos, el Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas, concebido como una experiencia original de vida consagrada formada por educadores religiosos no sacerdotes.
Se trata de una reinterpretación del papel de los “monjes laicos”, que se encuentran en medio del mundo y cooperan con la sociedad a través de la enseñanza
Enseñanza como misión
San Juan Bautista de La Salle consideraba que la enseñanza no es solo un trabajo, sino también una misión.
“Soñaba – dijo el Pontífice- con una escuela abierta a todos, por lo que no dudó en enfrentar las necesidades educativas extremas, introduciendo un método de rehabilitación a través de la escuela y el trabajo.”
Por eso, entre las reformas en la enseñanza que promovió este santo en su tiempo, se encuentran la del cambio el latín por el francés como lengua en las aulas, la creación de escuelas dominicales para adultos y de pensionados para proporcionar formación a reclusos.
Anunciar el Evangelio
Finalmente, sobre las formas de predicar el Evangelio, el Papa Francisco indicó a los Hermanos que “deben adaptarse a las situaciones concretas de los diferentes contextos, pero esto también implica un esfuerzo de fidelidad a los orígenes, para que el estilo apostólico propio de vuestra familia religiosa pueda seguir respondiendo a las expectativas de las personas. Sé que este es el compromiso que os impulsa y os exhorto a caminar con valor en esta dirección”.