(ZENIT –21 mayo 2019).- Según informa Vatican News, la homilía del Santo Padre de hoy, 21 de mayo de 2019, ha versado sobre la paz, un don prometido por Jesús antes de despedirse de los discípulos.
Como es habitual, la celebración de la eucaristía ha tenido lugar en la capilla de la Casa de Santa Marta.
La paz en las tribulaciones
Para Francisco, las tribulaciones y persecuciones que experimentó san Pablo en los Hechos de los Apóstoles son compatibles con las palabras de Jesús en la Última Cena (“Les dejo la paz, les doy mi paz”) porque así está reconocido en la última de las Bienaventurazas: “Bienaventurados ustedes cuando los insultarán, los perseguirán y, mintiendo, dirán todo tipo de mal contra ustedes por mi causa”.
El Pontífice explicó que “la paz de Jesús va con esta vida de persecución, de tribulación. Una paz que está muy por debajo, muy por debajo, muy profunda en todas estas cosas. Una paz que nadie puede quitar, una paz que es un don, como el mar que está tranquilo en las profundidades y en la superficie hay ola”.
Los santos no pierden la paz
El Pontífice añadió que solo de esta manera se puede entender la razón por la que tantos santos no perdieron la paz, incluso cuando iban a ser martirizados.
No obstante, no es un don que podamos obtener por medios humanos “yendo, por ejemplo, al médico o tomando ansiolíticos”.
Se trata de una paz profunda que proviene “del Espíritu Santo dentro de nosotros”, describió el Santo Padre, que nos proporciona la fortaleza para seguir adelante.
Soportar
Y continuó expresando que esta paz de Jesús nos enseña a soportar, esto es, “llevar sobre los hombros la vida, las dificultades, el trabajo, todo, sin perder la paz. Es más, llevar sobre los hombros y tener el valor de seguir adelante. Esto sólo se lo entiende cuando el Espíritu Santo está dentro de nosotros y nos da la paz de Jesús”.
En contraposición, según el Obispo de Roma, si cuando vivimos nos dejamos llevar por el nerviosismo y perdemos la paz, “hay algo que no funciona”.
Paz y sentido del humor
En definitiva, una vez que tenemos en nuestro interior el “don prometido por Jesús”, que no procede del mundo o del dinero que hay en el banco, se pueden afrontar hasta las dificultades “más feas” y se sigue adelante.
Además, Francisco señaló que “la persona que vive esta paz jamás pierde el sentido del humor. Sabe reírse de sí misma, de los demás, es más también de su propia sombra, se ríe de todo… Este sentido del humor que está tan cerca de la gracia de Dios».
Finalmente, el Santo Padre exhortó: “Que el Señor nos dé esta paz que viene del Espíritu Santo, esta paz que le es propia y que nos ayuda a soportar, a continuar, las tantas dificultades en la vida”.