(ZENIT – 29 mayo 2019).- “La familia está formada por un entramado de relaciones, y es donde se aprende a convivir con los demás y a estar en sintonía con el mundo que nos rodea. Por eso representa ese humus fructífero y modelo de comportamiento para una agricultura sostenible, que tiene consecuencias beneficiosas, no solo para el sector agrícola, sino también para toda la humanidad y la salvaguardia del medio ambiente”.
Con estas palabras, el Papa Francisco expone la importancia de la familia para la agronomía en su mensaje dirigido al profesor José Graziano da Silva, Director General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la alimentación y la agricultura (FAO).
Hoy, 29 de mayo de 2019, comienza el decenio de las Naciones Unidas sobre la agricultura familiar (2019-2028). Se trata de una iniciativa con la que se desea lograr, tal y como señala el Santo Padre en su escrito publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el objetivo “Hambre Cero 2030” y alcanzar el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030: “Erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible”.
Subsidiariedad
La familia presenta un principio de subsidiariedad capaz de plasmar el orden social. Así, Francisco describe que, por medio de dicha subsidiariedad, “las autoridades públicas, desde el nivel local hasta la dimensión internacional más amplia, pueden trabajar, junto con la familia, para el desarrollo de las áreas rurales sin descuidar el objetivo del bien común y dando prioridad a quienes se encuentran en una situación de mayor necesidad”.
La mujer
El Pontífice ha destacado también cómo se observa que en la empresa agrícola familiar no se puede “prescindir de la contribución específica del genio femenino, tan necesario en todas las expresiones de la vida social (cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 295)”.
La aportación de las mujeres, especialmente en los países en vías de desarrollo, es significativa en todas las etapas de la producción.
Crisis alimentaria
Además, el Obispo de Roma considera que frente la crisis alimentaria presente en los países menos desarrollados y la grave crisis económica y financiera en los países desarrollados, es necesario esforzarse por transformar la agricultura en una herramienta para el empleo, así como para el desarrollo del individuo y de la comunidad.
Igualmente, la «Agenda 2030» debe tener en cuenta la aportación de los jóvenes, su talento y su capacidad de innovación.
Erradicar el hambre
Por último, el Papa ha manifestado que este decenio constituye una “oportunidad que se nos brinda para reflexionar y trabajar en favor de la agricultura familiar en vistas de erradicar el hambre» y un motivo «para concienciar aún más a la sociedad acerca de las necesidades que padecen nuestros hermanos y hermanas carentes de lo más básico”.
Para ello conviene promover acciones dentro de “un planteamiento que tenga en cuenta los derechos humanos fundamentales y la solidaridad intergeneracional como base de la sostenibilidad”, concluyó Francisco.