(ZENIT – 16 junio 2019).- Con motivo del Día Mundial del Refugiado (20 de junio de 2019), el Papa Francisco alentó a «la solidaridad con los hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra, la persecución y las violaciones de los derechos fundamentales».
«Que nuestras comunidades eclesiales y civiles estén cerca de ellas y atentas a sus necesidades y sufrimientos», invitó durante el Ángelus que celebró el 16 de junio en Camerino, Italia central: tierra devastada. por el terremoto de 2016.
AK
Esta es nuestra traducción de las palabras que el Papa ha pronunciado para introducir la oración mariana
Palabras del Papa en el Ángelus
Ayer, en Pozzomaggiore, Cerdeña, Edvige Carboni, una mujer sencilla del pueblo que abrazó la Cruz en su humilde vida diaria, dando un testimonio de fe y caridad, fue proclamada bienaventurada. Demos gracias por esta fiel discípula de Cristo, que pasó toda su vida al servicio de Dios y del prójimo. Un aplauso a la nueva beata, ¡todos!
Queremos recordar a los refugiados de una manera especial en la Jornada Mundial dedicada a ellos por las Naciones Unidas. Este jornada invita a todos a la solidaridad con los hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra, la persecución y las violaciones de los derechos fundamentales. Que nuestras comunidades eclesiales y civiles estén cerca de ellas y atentas a sus necesidades y sufrimientos.
También me preocupa el aumento de las tensiones en el Golfo Pérsico. Invito a todos a usar las herramientas de la diplomacia para resolver los complejos problemas de los conflictos en el Medio Oriente. También renuevo a la comunidad internacional un llamamiento urgente para hacer todos los esfuerzos posibles para promover el diálogo y la paz.
Al final de esta celebración, saludo a todos cordialmente, aquí presentes. Extiendo con afección mis saludos a los enfermos, a los ancianos, a los presos y a todos aquellos que, a través de la radio y la televisión, se han unido espiritualmente a esta misa. Agradezco sinceramente a todos aquellos (instituciones, organizaciones, asociaciones e individuos) que han trabajado en mi breve pero intensa visita, colaborando generosamente con la Arquidiócesis de Camerino-San Severino Marche. Deseo enviar un saludo especial y aliento a la gente de San Severino Marche, a quien saludaré desde arriba mientras sobrevuele sobre su ciudad en helicóptero.
Queridos hermanos y hermanas, caminad unidos y gozosos por el camino de la fe, la esperanza y la caridad, fieles a los muchos testimonios de santidad de los cuales vuestra tierra es rica. Pienso, entre otros, en San Venanzio, San Severino, San Ansovino, San Nicola da Tolentino, San Pacífico y en la Bienaventurada Battista Varano. También pienso en las muchas figuras de «santos de las puertas de al lado» no beatificadas o canonizadas que han sostenido, y sostienen, y han transformado a las familias y comunidades por la fuerza de sus vidas cristianas.
Y ahora recitemos juntos la oración del Ángelus . Confío a toda la comunidad diocesana a la Santísima Virgen, a quien veneráis en muchos santuarios y a quien invocáis especialmente bajo el título de Santa María en la Via. Que, animando con su presencia materna la primera comunidad de discípulos de Jesús, ayude también hoy a la Iglesia a dar un buen testimonio del Evangelio.
© Traducción de Zenit, Raquel Anillo