(ZENIT – 12 julio 2019).- «La renovación ética y espiritual del país es tarea de todos», exhortan los obispos venezolanos al término de la CXII Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal, celebrada del 7 al 12 julio, coincidiendo con la reunión en Bridgetown, Barbados, de las delegaciones del Gobierno y de la oposición, negociaciones impulsadas por Noruega.
«Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución». Ese cambio «exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo Presidente de la República».
Condiciones indispensables
Para que sea realmente libre y responda a la voluntad del pueblo soberano, dicha elección postula algunas condiciones indispensables tales como: un nuevo Consejo Nacional Electoral imparcial, la actualización del registro electoral, el voto de los venezolanos en el exterior y una supervisión de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, entre otras; igualmente el cese de la Asamblea Nacional Constituyente, denuncian los obispos.
Los obispos llaman a «favorecer la educación en principios y valores», a desterrar de la vida social «la mentira como instrumento de manipulación», y a «erradicar la corrupción administrativa y el aprovechamiento de los bienes públicos», al tiempo que agradecen al Papa y a todas las comunidades católicas y políticas su apoyo, y piden oraciones por el reestablecimiento del orden social y el bien común, sin olvidar a los hermanos indígenas, de cara al próximo Sínodo de los Obispos sobre la Región Panamazónica.
De igual forma, piden que se construyan «adecuados mecanismos para superar la violencia familiar y social» y convocan a todos los sectores e instituciones a la realización de un «proyecto de reconstrucción democrática» del país en la justicia, la libertad y la paz, guiado por metas claras y tareas concretas.
Futuro de esperanza
Con las negociaciones en Barbados –finalizadas el pasado 10 de julio de 2019 en un clima de discreción por las dos partes– «se busca una salida pacífica, electoral y condicional».
La Iglesia «es mediadora y pacificadora» en este proceso de búsqueda de soluciones, «es la que piensa en la población, piensa en la gente, piensa fuera de sí», –dijo el cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas– y «no en los intereses de cada uno de los grupos, que son los que obstaculizan que haya una solución real y efectiva, para beneficio de todos los venezolanos».
Muerte de Acosta Arévalo
Los pastores hacen referencia al reciente Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con fecha del 4 de julio de 2019, poniendo en evidencia que existen abundantes casos de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos por parte de organismos del Estado (n°. 41-46) y sobre el uso excesivo de la fuerza y muertes causadas en el contexto de operativos de seguridad (n° 47-52).
Aseguran que ejemplo de estas violaciones al estado de derecho son las recientes actuaciones de órganos del Estado que condujeron a la muerte del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo y la pérdida de la visión del joven Rufo Chacón.
Éxodo de más de 12% de la población
Más de un 12% de la población venezolana, anotan los prelados, salen del país, otro rasgo «muy significativo». «Una generación de niños y niñas no han visto a sus padres durante meses», advierten. Si la situación económica y social continua en deterioro, «el país puede perder en los próximos meses parte importante de su población», advierten.
En esta crisis, «van ganando terreno el deterioro moral de la sociedad con sus secuelas de violencia, mentira, corrupción e irresponsabilidad, y la desesperanza y el miedo de la ciudadanía», situación que rechaza «la inmensa mayoría de los habitantes del país».
Decisiones urgentes
Ante la “emergencia humanitaria” en la que el sistema económico y político vigente ha sumido a toda la población, «es urgente que se permita la entrada masiva y distribución de la ayuda de alimentos y medicinas, con participación y supervisión internacional, y deslastrada de las diatribas partidistas y del flagelo de la corrupción».
La Iglesia Católica, a través de sus instituciones, y particularmente las Caritas parroquiales, diocesanas y nacional,renueva su compromiso de participar, junto a otras organizaciones, en la recepción y distribución de esta ayuda humanitaria.
Los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los órganos policiales y el Ministerio Público, en el cumplimiento de sus deberes constitucionales, deben obrar «conforme a la justicia y la verdad, y no al servicio de una parcialidad política».
Sínodo sobre la Amazonía
Los prelados piden la oración de todos ante la próxima Asamblea especial del Sínodo de los Obispos sobre la Región Panamazónica, que tiene como tema “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral”, y que se realizará en Roma del 6 al 27 de octubre, pedimos la oración de todos.
«Que esta Asamblea sea una ocasión para impulsar la evangelización y atención pastoral, reflexionar y evaluar la protección y cuidado de los pueblos indígenas y del ambiente en una ecología integral, que garantice las fuentes de agua y de otras riquezas naturales que son necesarias para nuestro país», ruegan.
En este contexto, los obispos también denuncian que «los pueblos indígenas venezolanos son objeto de graves violaciones de sus derechos individuales y colectivos».
Apoyo del Papa y de la Iglesia
Los obispos han expresado el apoyo brindado por el Papa Francisco, así como la Iglesia y los gobiernos de otros países, y, especialmente de sus vecinos, y agradecen y felicita a los sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos, el esfuerzo que realizan cada día para «mantener viva la esperanza y profundizar la evangelización del pueblo venezolano».
Los obispos aseguran su oración en todas las comunidades. En varias ocasiones, además, han apoyado y promovido también múltiples iniciativas de oración y ayuno para implorar a Dios por las necesidades de nuestro país y para que podamos resolver en paz los problemas que hoy nos aquejan.