(ZENIT- 26 julio 2019).- Con motivo del 198º aniversario de la Independencia Nacional, la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) se dirige al pueblo de Perú con un mensaje difundido ayer, 25 de julio de 2019.
Los obispos expresan que este aniversario se celebra en el marco «la alegría de los juegos panamericanos que brota desde Lima como un lazo de unidad latinoamericana» y además conlleva «el compromiso de una mirada particular hacia nuestra Amazonía y reconoce los notables esfuerzos de los diversos sectores sociales por la justicia, la paz y el cuidado de la Creación».
«Una educación de calidad para todos»
El mensaje presenta como finalidad “compartir nuestras preocupaciones y esperanzas por un Perú en el que florezca la vida y ‘la vida en abundancia’ (Jn 10, 10)”.
Así, en primer lugar, los obispos de Perú destacan el tema de la educación de la infancia y la juventud como una tarea prioritaria. Y exponen que aún es necesario trabajar “por una educación de calidad para todos”, basada “en los principios morales, que respete sus derechos, y donde se valore el papel al docente y la participación de las familias”.
Sector salud
Con respecto a este ámbito, el texto describe que, a pesar de que se han obtenido logros en la lucha contra la anemia y la desnutrición, es preciso “atender y eliminar” las causas que las producen.
Para ello, indican, se deben “culminar las políticas y el presupuesto necesarios para la atención de los afectados, y conformar el Comité Multisectorial del Estado a fin de brindar atención primaria y especializada a las personas que lo requieren”.
Reconstrucción del país y cambio climático
Los obispos resaltan la urgencia del avance en la reconstrucción de las poblaciones damnificadas por los fenómenos atmosféricos que afectan al territorio peruano y que depende de las autoridades: “Es necesario que la totalidad del presupuesto público para este fin se ejecute sin que pase más tiempo, permitiendo que las familias damnificadas puedan vivir una vida digna y con normalidad”.
En este sentido, también resaltan la responsabilidad frente al cambio climático y la necesidad inminente de la “adopción de políticas y comportamientos que promuevan los derechos humanos, la justicia social y el desarrollo sostenible”.
Conflictividad y corrupción
Los conflictos socioambientales provocados por las actividades extractivas constituyen un tema que ha vuelto “a la agenda nacional”.
Los prelados consideran que una de las causas de dicha conflictividad es “la falta de cumplimiento de los acuerdos alcanzados y compromisos asumidos, así como la falta de institucionalización de los diversos mecanismos de diálogo”.
En referencia a esto último, aluden a las Palabras del Papa Francisco: «En la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quienes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos, y pueden considerar los fines que trascienden el interés económico inmediato” . Y concluyen que la paz social en Perú “es un imperativo”.
Finalmente, el texto hace referencia a la lucha contra la corrupción. Los miembros del episcopado valoran los esfuerzos realizados para “lograr la reforma del sistema de justicia y del sistema político” y “llaman a todos los actores involucrados en estos temas a seguir trabajando por establecer un verdadero cambio que permita a los ciudadanos recuperar la confianza en la justicia y en la política, pilares fundamentales de nuestro Estado de Derecho”.
Juegos Panamericanos y Parapanamericanos
Hoy, viernes 26 de julio, comienzan en Perú los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019. Ante este evento deportivo de alta competición, Mons. Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente de la CEP y del Consejo Episcopal de América Latina y el Caribe (CELAM), ha difundido un mensaje en video.
En él, el arzobispo invita a vivir estos juegos «con sano espíritu de competencia y fraternidad». Del mismo modo, recuerda que, en estas fechas de gran concurrencia de turistas, «debemos seguir luchando contra cualquier forma de maltrato hacia la niñez y la mujer, porque la dignidad humana jamás debe ser mancillada».