(ZENIT – 28 julio 2019).- A las 12.30 horas concluyeron las operaciones en el Campo Santo Teutónico como parte de las tareas de investigación del caso Orlandi.
Así lo informó, ayer, 28 de julio de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El profesor Giovanni Arcudi, asistido por su personal – en presencia del experto de confianza designado por la familia Orlandi – completó el análisis morfológico de los hallazgos encontrados en los osarios (varios cientos de estructuras óseas parcialmente intactas y miles de fragmentos).
En el curso de las investigaciones antropológicas forenses, el profesor Arcudi no encontró ninguna estructura ósea que se remonte al período posterior a finales de 1800.
El consultor del partido ha hecho una solicitud de investigaciones de laboratorio sobre unos setenta hallazgos óseos; el profesor Arcudi y su equipo no han apoyado la solicitud porque las mismas estructuras óseas tienen caracteres de datación muy antiguos.
Por estas razones, las muestras se encontraron y se mantuvieron en el Comando de la Gendarmería a disposición del promotor de justicia.
Al comunicar estas operaciones, la Santa Sede confirma su deseo de buscar la verdad sobre la muerte de Emanuela Orlandi y niega categóricamente que esta actitud de plena cooperación y transparencia no pueda en modo alguno significar, como algunos han dicho a veces, una admisión implícita de responsabilidad.
La búsqueda de la verdad redunda en interés de la Santa Sede y de la familia Orlandi.
La voluntad transparente de la Santa Sede ya se ha manifestado, además de las investigaciones y exámenes en curso en el Cementerio Teutónico, en aquellas realizadas por las autoridades italianas, tras un informe de la Gendarmería Vaticana en la sede de la Nunciatura en Italia, en Villa Giorgina, para el que se comunicó el 3 de julio la solicitud de presentación de la Procura de la República ante el Tribunal de Roma.
Según las conclusiones de las autoridades italianas, que iniciaron el procedimiento de devolución de los huesos hallados en Villa Giorgina el pasado 25 de julio, la datación de los hallazgos se remonta a entre 90 y 230 d.C.
Esto niega cualquier conexión con la dolorosa muerte de Emanuela Orlandi.