(ZENIT – 9 agosto 2019).- «Los pueblos indígenas, con su variedad de lenguas, culturas, tradiciones y conocimientos ancestrales, nos recuerdan que todos somos responsables del cuidado de la creación que Dios nos ha confiado». Es el tweet del Papa Francisco para el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, el 9 de agosto de 2019.
Según cifras de las Naciones Unidas, los pueblos indígenas suponen unos 370 millones de personas y viven en 90 países. Aunque solo representan el 5% de la población mundial, constituyen actualmente el 15% de los individuos más marginados del planeta. Cuentan con no menos de 5.000 culturas diferentes y hablan la gran mayoría de los aproximadamente 7.000 idiomas del mundo.
El Papa suele alzar su voz a favor de los pueblos indígenas. El 13 de febrero, recibió a los participantes en la 4ª Reunión Mundial del Foro de los Pueblos Indígenas, convocada por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. «Nuestro planeta es rico en recursos naturales», declaró. «Y los pueblos indígenas, con su gran diversidad de lenguas, culturas, tradiciones, conocimientos y métodos ancestrales, se están convirtiendo en una alarma para todos que pone en evidencia el hecho de que el hombre no es el propietario de la naturaleza, sino solo el que la maneja, el que tiene la vocación de velar por ella con cuidado, para que no se pierda su biodiversidad y para que el agua pueda seguir siendo sana y cristalina, el aire puro, los bosques densos y el suelo fértil».
«Los pueblos indígenas son un grito vivo de esperanza», continuó el Papa. Nos recuerdan que nosotros, los seres humanos, tenemos la responsabilidad común de cuidar de nuestra ‘casa común'». Y si algunas de las decisiones tomadas hasta ahora lo han arruinado, nunca es demasiado tarde para aprender la lección y adquirir un nuevo estilo de vida. Se trata de adoptar una forma de proceder que, abandonando los planteamientos superficiales y los hábitos nocivos o explotadores, vaya más allá del individualismo atroz, del consumismo convulsivo y del frío egoísmo».