(ZENIT – 23 agosto 2019).- «Una Europa unida representa un valor», anunció el obispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede. «Si queremos construir una Europa fuerte y unida, debemos abrirnos, dialogar y colaborar».
Esas fueron las palabras que pronunció en la reunión «Derechos, deberes. Europa: 1979-2019», organizada en el marco del «Encuentro por la Amistad entre los Pueblos» que se inauguró el 18 de agosto de 2019 en Rímini (Italia), indica la agencia católica Sir.
«El diálogo es la mejor manera de evitar alimentar el nacionalismo y el extremismo europeísta», dijo Mons. Gallagher en la entrevista. «El Papa Francisco nos invita a prestar atención a los peligros inherentes a la soberanía».
«Después de dos guerras mundiales, con una economía destruida, la construcción del proyecto europeo nos ha traído 70 años de paz y prosperidad», recordó.
«Creo que Europa es un valor porque tenemos pueblos, gentes que tienen una historia muy larga juntas, que han compartido muchas experiencias a lo largo de los siglos y en ciertos momentos, la gran mayoría han compartido una fe cristiana», comentó el pasado jueves el obispo Gallagher Vatican News en italiano. Sobre esta base, «Europa» se ha convertido poco a poco en una visión, en un proyecto en el corazón de los europeos».
Hablando de soberanía, el secretario de Relaciones con los Estados dijo que «nadie cuestiona la soberanía de un país, de una nación. El problema surge… cuando todavía hay una visión exagerada de la soberanía, cuando hay un énfasis en la soberanía. «No debemos encerrarnos en una realidad más pequeña», dijo el obispo Gallagher.
«Como dice el Papa –continuó–, todos estamos interconectados y lo vemos especialmente en los medios de comunicación, en las redes sociales. La idea de que la «soberanía» significa el cierre total a los demás –quizás tiene algún atractivo teórico y pragmático–, pero no creo que éste sea el camino a seguir».
Mons. Gallagher subrayó también «una gran hostilidad hacia las instituciones europeas» que existen desde hace tiempo: «Las instituciones europeas deben acercarse más a los ciudadanos, deben estar más atentas, deben intentar formarse para dar más valor a todo lo que los pueblos europeos invierten en sus instituciones», señaló.
Mons. Gallagher dijo que la Iglesia no tiene una «visión nacionalista». «Nosotros apreciamos mucho el patriotismo, el amor a nuestro país, a nuestra patria, a nuestra cultura y a nuestra gente. Sin embargo, en la fe católica… hay una visión de apertura a los demás que pasa por la aceptación de este espíritu que considero profundamente eclesial: hay más cosas que tenemos en común que las que nos dividen».
«El tema general de este encuentro de Rímini, –subrayó–, es ampliar nuestra visión al otro, continuar hacia esta cultura del encuentro de la que habla siempre el Papa Francisco».