VIGÉSIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN
Ciclo C
Textos: Sap 9, 13-18; File 9b-10.12-17; Lc 14, 25-33
Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.
Idea principal: ¿Qué es la verdadera sabiduría cristiana?
Síntesis del mensaje: Es de sabios conocer la voluntad de Dios (1ª lectura). Es de sabios, antes de construir un futuro o de llevar a cabo un proyecto, el sentarse y ver si tenemos las fuerzas, las cualidades, los medios (evangelio). Es de sabios, reconocer que todo lo humano es caduco (Salmo). Es de sabios, cobijarse a la sombra de Dios que nos enseña a calcular nuestros años para adquirir ese corazón sensato (Salmo). Es de sabios, saber por qué hay que abolir la esclavitud (2ª lectura). En resumen, es de sabios dar a cada cosa su importancia y poner los medios oportunos para conseguir los fines que nos proponemos, como hombres y como cristianos.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, ¿qué es la sabiduría? No es la simple erudición, ni el conocimiento obtenido mediante la investigación profundizada y metódica en un determinado campo. La sabiduría es un saber especial que implica cierta experiencia y dilección, gusto; un saborear lo que uno conoce (sápere, en latín, significa tener sabor de, gustar). Por tanto, la sabiduría propiamente dicha no tiene por objeto la ciencia de las cosas temporales, sino todo lo relacionado con Dios y el destino eterno del hombre. Es un saber gustativo, pero también operativo, o sea orientado a la acción. La sabiduría exige ser traducida en elecciones concretas de vida, como veremos más tarde.
En segundo lugar, analicemos ahora la sabiduría cristiana. Esta sabiduría elige a Jesús como Maestro y Señor. Elección que también es adhesión, no tanto de la cabeza cuanto del corazón, de toda la persona. No elegimos la doctrina de Jesús, sino a Jesús. Elección que compromete toda nuestra existencia. Elección que implica también renunciar a todo por Jesús, como nos dice el evangelio de hoy. Cuando compiten dos patrones: Jesús o las riquezas, Jesús o el placer, Jesús o la carrera, Jesús o nosotros mismos… quien tiene esta sabiduría cristiana sabe a quién elegir. Lo mismo para otros casos en los cuales están en juego la justicia, la verdad y la moral. Hoy hay mil posibilidades de optar por esta sabiduría cristiana o también por la sabiduría mundana que nos la ofrecen en platillos de oro los grandes de esta tierra. Sabiduría ésta mundana que Santiago apóstol en su carta define como: terrenal, animal y diabólica (3,15). Ahora sí nos explicamos todo lo relacionado a la camuflada ingeniería genética, los locos experimentos de híbridos de seres humanos y animales, con la excusa de investigar para acabar con enfermedades, como se hizo con la fracasada investigación con células madre embrionarias. Ya en algunos países se ha levantado el veto para este tipo de experimentos; pueden hacerlos. ¿Es sabiduría proponer ahora otro tipo de familias y matrimonios, distintos al plan de Dios? ¿Es sabiduría proponer otro tipo de Iglesia –con sus nuevos dogmas acordes a la mentalidad relativista que hoy campea- distinta a la que Jesús fundó y que defendió la Tradición de la Iglesia durante 21 siglos? Esta sabiduría cristiana sabe poner a Dios en el centro de la vida, de la familia, del trabajo y carrera. Esta sabiduría nada hace sin antes consultar a Dios en la oración para saber lo que se debe hacer, cuáles son las fuerzas y debilidades.
Finalmente, con esta sabiduría cristiana podremos entender lo que Jesús nos dice en el evangelio de hoy: tenemos que amar a Dios antes que a nuestros padres y parientes; y si hay que escoger entre Dios y la familia, preguntemos qué hizo santo Tomás Moro, primer ministro del rey inglés Enrique VIII, allá por el siglo XVI. Comprenderemos también cómo llevar la cruz todos los días y renunciar a todo, si Cristo nos lo pide. Con esta sabiduría podremos echar cuentas exactas y calcular los gastos para construir la torre de la fidelidad matrimonial, de la honestidad profesional y laboral. Con esta sabiduría pondremos cimientos sólidos y macizos en nuestra vida para que nuestra casa no se derrumbe cuando vengan las tempestades, los terremotos, los sismos, propios del devenir humano. Con esta sabiduría sabremos si tenemos músculos fornidos y resistentes para dar batalla a los enemigos de nuestra alma y de los valores humanos y cristianos. Con esta sabiduría es fácil tratar a todos como hermanos, y no como esclavos (2ª lectura). Con esta sabiduría entenderemos cómo todo es pasajero, toda hierba se seca y todos volveremos al polvo (Salmo).
Para reflexionar: Santiago nos da estas cualidades de la verdadera sabiduría: “es pura, pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y de buenos frutos, sin parcialidad, sin hipocresía” (3,17). ¿Qué sabiduría rige mi vida: la cristiana o la mundana? ¿Qué estoy ganando, si aplico mis oídos a la sabiduría mundana? ¿Qué he cosechado al hacer caso a la sabiduría cristiana?
Para rezar: Con el Salmo de hoy recemos: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría” (90, 12). Es de sabios rezar con la Iglesia: “ayúdanos, Señor, a valorar con sabiduría los bienes de la tierra, siempre orientados hacia los bienes eternos”. Ya no despreciar, sino valorarlos.
Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org