(ZENIT – 5 nov. 2019).- «Para el anuncio del Evangelio no hace falta inventar discursos persuasivos» afirma Francisco en el libro-entrevista del periodista de la Agencia Fides, Gianni Valente, titulado Sin Él no podríamos hacer nada. Ser misioneros hoy en el mundo, en librerías a partir del martes, 5 de noviembre de 2019.
El Papa asegura que ser misionero «concierne a todos los bautizados», hombres y mujeres que en su vida cotidiana «dicen a sus compañeros de viaje: Conozco a Jesús, quiero que tú también lo conozcas».
Sin Él no podríamos hacer nada. Ser misioneros hoy en el mundo es un volumen de 102 páginas, publicado por la Librería Editorial Vaticana (LEV) y San Pablo al concluir el mes misionero extraordinario, en el que el Pontífice aborda algunos conceptos clave sobre este tema.
«La misión no es un proyecto empresarial probado. Ni siquiera es un espectáculo organizado para contar cuántas personas participan gracias a nuestra propaganda», así lo explica el Papa en la larga entrevista concedida al periodista.
En la vida cotidiana
«Sólo dentro de la trama de la vida cotidiana, y no en la construcción de eventos artificiales y movilizaciones –comenta el Papa– el trabajo de los misioneros puede llegar a ser fructífera». Y sólo de esta manera, el camino de la vida cotidiana, «se puede hacer un verdadero proceso de inculturación del Evangelio en diferentes situaciones «. La inculturación no se hace en los laboratorios de teología, sino «en la vida cotidiana», matiza.
«La Iglesia, o es proclamación, o no es Iglesia» reitera el Pontífice en algunos extractos de la conversación anticipada ayer, lunes 4 de noviembre de 2019, por la Agencia Fides y el portal de información de la Santa Sede Vatican News.
Enamoramiento
«El mandato del Señor de salir a anunciar el Evangelio –afirma el Papa– presiona desde dentro, por enamoramiento, por atracción amorosa». El Espíritu Santo está en el corazón del proceso. No se trata de todas formas de una «decisión tomada en el escritorio» o en nombre de «un activismo autoinducido», sino algo que requiere «entregar con palabras sobrias y precisas el testimonio mismo de Cristo».
Sin estas condiciones, nadie se siente atraído y existe el riesgo de caer en un proselitismo que –advierte el Santo Padre– «no soporta la libertad y la gratuidad con que la fe puede ser transmitida, por gracia, de persona a persona». Por eso, añade, «puede haber proselitismo incluso hoy en día, incluso en parroquias, comunidades, movimientos, congregaciones religiosas».
