(ZENIT – 8 nov. 2019).- Mons. Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción (Paraguay), definió como “inmoral” la propuesta de aumentar los salarios a los políticos en lugar de asignarlo para reforzar programas de salud, educación y vivienda para los sectores más vulnerables de la población.
Así lo expresó en una rueda de prensa celebrada el pasado 6 de noviembre de 2019, con motivo de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Paraguay (CEP), en Luque, indica la agencia de noticias Fides en una nota.
Dicha asamblea de los obispos paraguayos, en la que se abordan los temas principales vinculados a la realidad social y eclesial del país, termina hoy viernes 8 de noviembre.
Justicia y solidaridad
A lo largo de dicha comparecencia ante los medios de comunicación, Mons. Valenzuela remarcó que este incremento de salario es exclusivo para los políticos y que ya sabemos que con los políticos ciertamente no tendremos justicia y solidaridad».
De acuerdo a la misma fuente, también insistió en que la inmoralidad de la solicitud reside en el hecho de que las autoridades no manifiestan interés en incrementar el presupuesto para salud, educación y vivienda, en particular para aquellos sectores que están en riesgo continuo de exclusión.
Usar bien el dinero público
«Con el dinero dado a los políticos, no hay progreso. Al menos no lo hemos visto hasta ahora. Exigimos que el buen dinero público se use bien, en programas que promuevan el desarrollo de la agricultura familiar, la educación y la salud que siempre están muy amenazadas «, apuntó el arzobispo.
De este modo, el prelado invitó a los partidos políticos a reflexionar sobre esta solicitud, prestando atención a los sucesos acaecidos en países como Chile y Bolivia, pues su implantación “puede ser causa de revuelta, por las injusticias, debido a una realidad injusta”.
Pobreza en Paraguay
La citada agencia expone que por medio del programa Tekoporà del Ministerio de Desarrollo Social paraguayo, 612 mil personas en situación de pobreza reciben una bonificación por servicios básicos.
No obstante, la realidad de los aproximadamente 7 millones de habitantes de Paraguay es que las familias pobres en extrema necesidad aumentan cada día. Además, en los programas de apoyo familiar, las familias indígenas son penalizadas por recibir subsidios más bajos.