(ZENIT – 13 nov. 2019).- La principal expectativa que genera el viaje del Papa a Japón es «que traiga un mensaje como constructor de paz, que traiga un mensaje especial sobre la abolición de las armas nucleares», indica el padre Yoshio Kajiyama, exprovincial de la Compañía de Jesús en Japón y actual Delegado para el Apostolado Social.
Dentro de seis días, el Santo Padre iniciará su visita apostólica a Tailandia y Japón, el que será su 32º viaje apostólico fuera de Roma. Francisco será el segundo papa en viajar al Reino de Tailandia y a Japón, llegará el 19 de noviembre a Bangkok, Tailandia, y del 23 al 26 de noviembre visitará Tokyo, Nagasaki e Hiroshima.
Mensaje en Nagasaki
El jesuita Yoshio Kajiyama, en una entrevista con Vatican News, expuso sus expectativas para este histórico viaje internacional: «Juan Pablo II fue a Hiroshima y dio un excelente mensaje sobre la construcción de la paz. La Iglesia Católica en Japón es pequeña, pero su mensaje tuvo mucho eco en el pueblo japonés. Estamos esperando el mensaje del Papa Francisco en Nagasaki», señaló.
El Pontífice visitará Nagasaki el domingo 24 de noviembre. Está previsto que ofrezca un mensaje sobre las armas nucleares en el Atomic Bomb Hypocenter Park ese día a las 10:15 hora local en Japón (2:15 horas en Roma) y a continuación, celebre un homenaje a Los Santos mártires en el Monumento a los Mártires, ubicado en el Cerro Nishizaka.
Pobreza en Japón
Kajiyama, director del Centro Social de los jesuitas en la ciudad de Tokio, describe que “en Japón hay pobreza y personas viviendo en las calles”. Los jesuitas tienen un centro social en la ciudad de Osaka, donde atienden a personas que viven en las calles. Sobre esta realidad, afirmó: “las autoridades no cuidan de estar personas”.
También hay otra realidad: los migrantes y sus hijos, afirmó el jesuita japonés. «Muchos padres envían a sus hijos a las escuelas públicas, pero allí no reciben la atención adecuada», insistió según el medio vaticano. “El padre provincial me ha pedido que pensemos en crear un colegio que atienda a los hijos de los migrantes y donde puedan aprender japonés. Estamos planeándolo”.
Padre Arrupe
La presencia de los Jesuitas en Asia se remonta a los orígenes de la Orden. Francisco Javier, compañero de Ignacio de Loyola y uno de los fundadores, fue uno de los pioneros de la evangelización en Asia.
El padre Arrupe, quien fue superior general de los jesuitas entre 1965 y 1983, fue testigo de la catástrofe de la bomba atómica en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Allí la humanidad se dio cuenta del poder destructor que tenía entre sus manos. En pocos segundos, horas, semanas, el número de víctimas entre las dos ciudades rondaba el medio millón de personas muertas.
El padre Kajiyama recuerda la presencia del padre Arrupe en Japón como maestro de novicios: “Como maestro de novicios era muy estricto, pero siempre cercano a los novicios. Desarrolló mucho el diálogo personal con ellos. Le gustaba hablar cara a cara. Arrupe los influenció tanto en el camino de los ejercicios espirituales como en el camino ignaciano”.